Capítulo 3: El segundo advenimiento.

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(Nota: He intentado escribir todos los eventos de la historia de la manera más realista y creíble posible, aún así es probable que tenga algún error o inconcluencias, pido perdón, lo he hecho lo mejor posible y creo que no ha quedado ni tan mal. Espero que te guste, puedes comentar si es así, besitoss)



El cielo y el infierno entran en conflicto, en guerra. El infierno no está de acuerdo con que toda esa absurda cantidad de almas vaya al infierno, demasiado papeleo y trabajo en general, van a colapsar.

En el otro lado, el cielo está complacido y no pueden estar más de acuerdo con Jesús, e ilusionados.

Todos menos uno, claro, el señor Aziraphale. Pero ya no puede hacer mucho, o nada. La guerra está proclamada, ambos bandos están armados y visten sus mejores armaduras para enfrentarse en una batalla sangrienta y enloquecida que podría durar eones. (Para bien del fic, sólo durará un par de páginas, tranqui.)

El grito de guerra da comienzo al acometimiento. El primer grito que sacude el terreno es de un demonio tras apuñalar a su primera víctima, un pobre ángel de bajo rango. Se desata la enajenación.

Empieza a haber grandes destrozos, muerte y descontrol. Junto a los ya mencionados destrozos, explosiones y demás altercados en la ciudad como tal.

A pocos kilómetros nos encontramos en la cafetería donde se resguarda Nina, todo este altercado le ha pillado trabajando y en pocos minutos todo se ha vuelto una pesadilla, gente corriendo y gritando, personas desmayándose o vomitando a chorros por las calles. Edificios que se derrumban, alguna que otra explosión. ¿Eso es un zombie?

No entiende nada, sólo que está muy asustada y no pretende dejar la cafetería ni en sueños, hablando de sueños... ¡Maggie! La última vez que la vio estaba dormida encima de su mesa, en su tienda de vinilos. ¿Debería ir con ella? ¿A ayudarla? Quizá ya no esté allí, o quizá... Quizá le haya pasado algo malo, quizá esté en peligro.

Es definitivo, aunque sea una maldita locura, Nina se decide a cruzar la calle mientras reza a quien le oiga que, por favor, no les pase nada a ninguna de las dos.

Consigue cruzar la acera y entrar en la tienda de discos de su amiga, y allí seguía Maggie. Durmiendo. ¿Durmiendo?

¿Cómo era posible que con todo este alboroto, el p*** apocalipsis 2.0 Maggie esté plácidamente durmiendo? Algo no pinta bien.

Nina se aproxima a ella y la agita agarrando sus brazos.

-¡Maggie! ¡Maggie, despierta!

La zarandea más. Pero no hay reacción. Nina continúa, no sabe qué más hacer, no entiende por qué no responde ni se despierta, es como si, literalmente, la hubieran apagado.


---Volviendo al campo de batalla---


Crowley está de lado del infierno, así como Aziraphale del cielo, y como tarde o temprano iba a pasar, finalmente coinciden. Uno frente al otro.

Cada uno tiene un arma, el ángel lleva su espada llameante. Y Crowley una espada negra que despide humo.

-Anda, recuperaste la espada, ¿Eh?- Dice Crowley al ángel.

-¿Esto? Que va, es la de repuesto.

-Ah. Ya veo.


El rubio suspira.


-No quiero pelear contigo, Crowley.

Ni yo soy tan malo, ni tú tan bueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora