- Me casaré con Camie – Terminó por decir Bakugo, aún con lágrimas en sus ojos.
Y en ese preciso instante, Shoto sintió como su corazón se iba congelando con cada una de las palabras del cenizo, pese a que no estuviese usando su don.
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Tenían 17 cuando comenzaron a salir.
La tensión, las miradas cómplices, las sonrisas descaradas del rubio frente a las tímidas miradas del bicolor que habían sostenido durante algunos meses finalmente concluyeron con un: - Sal conmigo, bastardo. Y una aceptación casi inmediata.
Era su último año en la U.A. y por –según Bakugo- lo escandalosos que eran sus compañeros con respecto a estas cuestiones, lo mantuvieron en secreto.
Salían sin darse la mano, y se aseguraban de que no hubiese nadie alrededor para besarse. El rubio devoraba al otro, como si fuera lo único comestible en el planeta y Todoroki se rebalsaba de adrenalina de mantener un secreto tan pasional, sin saber que en unos años la adrenalina pasaría a convertirse en tortura.
Una madrugada, Katsuki se presentó en la habitación del bicolor. Se había escabullido por los oscuros pasillos vacíos y había entrado como una sombra, aun a pesar de que le había dicho al bicolor que sea más cuidadoso con dejar la puerta abierta.
Shoto se asustó en un primer lugar hasta notar que se trataba de su novio, se calmó unos segundos hasta que cayó en la cuenta de que, exactamente, su novio estaba en su habitación de madrugada: - Yo quiero ¿Tú quieres? – Alcanzó a decir el cenizo que tras un asentimiento del bicolor, se acercó quitándose la ropa hacia este para sellar piel con piel aquello que tan profundamente sentían por el otro.
El ritual se repitió cada noche de las que le quedaron en las instalaciones de la U.A., cada noche en que las pasiones eran más duraderas, las necesidades más demandantes y las experiencias más complacientes.
Se amoldaron el uno al otro a la perfección.
- Luego de graduarnos, ¿Entonces ya lo diremos? – Preguntó el bicolor, mientras colaboraban con los preparativos para la graduación.
- ¿Por qué tanto apuro, bastardo? No es como si no estuviésemos bien así.
- Siento que me escondes.
Se había vuelto un reclamo recurrente en el bicolor. Le era muy difícil no decirle a su madre o hermana que estaba enamorado de tan perfecto chico, pero Katsuki le decía que no sea imprudente, que debían esperar el momento correcto.
Por dos días Shoto cerró –al fin- la puerta de su habitación con llave y evitó de todas las maneras posibles al cenizo. Estaba dolido.
Pero olvidaba que su amante no era nada más ni nada menos que Katsuki Bakugo.
Lo recuerda cuando escucha cómo golpean a través de su ventana. - ¿Te has vuelto loco?
- No tiene sentido que cierres la puerta con llave a dos días de irnos de aquí.
- Te estaba evitando.
- Lo sé. Fui sarcástico, mitad – mitad.
Shoto se hace un lado y deja a su novio ingresar a la habitación.
- Sé que estás molesto – Empieza a decir un cenizo mientras sostiene al otro de los hombros – Pero creéme, no es fácil allí afuera para personas... como nosotros.
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Las palabras se las lleva el viento
FanfictionKatsuki hace una promesa y Shoto se aferra a ella con todo su ser... hasta que deja de hacerlo. *Los personajes no me pertenecen.