4. 38 mensajes

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Su móvil había sonado durante todo el viaje. Al momento en que se detuvo en una estación a cargar gasolina, tuvo la masoquista acción de ojear los mensajes recibidos.

La gran mayoría eran del grupo de ex alumnos de la Clase A, todos compartiendo fotos de la fiesta.

Y tenía mensajes en dos chats privados:

<Izuku>

"Kacchan me contó todo. Entiendo por qué te fuiste de repente ¿Quieres hablar? ¿Te encuentras bien?"

Suspiró profundo y empezó a redactar su respuesta.

"Gracias Izuku, lamento haberme ido sin saludarte a ti y a Occhako. Disfruten su luna de miel, hablaremos a su regreso. Yo también me tomaré unos días libres"

La respuesta que recibe es casi inmediata: "¿A dónde estás?"

Pero Shoto ya no contesta. Porque si bien sabe que Izuku es su amigo, también lo es de Bakugo y a juzgar por los 38 mensajes sin leer que tiene de él, le da la leve sospecha de que el peliverde quiere saber a dónde se ha ido para poder darle aviso al cenizo.

En un impulso estúpido, Todoroki abre el chat privado con Katsuki, ese que contenía los más de treinta mensajes.

No los leyó todos. Siquiera pudo llegar al final.

"Esto no termina"

"Por favor, hablemos. Lo solucionaremos juntos"

"No has ido a casa ¿Dónde estás?"

"Sho, no me preocupes. Por favor, eres lo más importante en mi vida"

Todoroki hace un esfuerzo inmenso en no arrojar el móvil al suelo: - ¿Lo más importante de tu vida? ¡joder, idiota! Tendrás un hijo.- Dice a la nada en voz alta, mientras guarda de nuevo el móvil que hace segundos quiso hacer trizas y las lágrimas empiezan a colarse en sus mejillas.- Tendrás un hijo y yo ya no tengo nada que hacer en tu vida.

Luego de conducir por varias horas, Shoto llegó a destino.

Una cabaña junto a un establo, en un pueblo campestre a la lejanía de la ciudad.

Muy a la lejanía. Tanto que en la última hora que estuvo conduciendo, sólo se topó con dos coches en el trayecto.

Aparca su coche a un lado de los establos, con la suficiente distancia como para no asustar a los caballos, que ya de por sí asomaban su cabeza con curiosidad. Shoto los observa y hace una mueca de costado en su boca. En otro momento habría sido una sonrisa debido a que amaba esos animales; pero no había lugar para las sonrisas en ese momento.

Se dirige hasta la puerta de la cabaña la cual toca con poca delicadeza. Sabe que si no golpea fuerte la persona que está allí adentro no abrirá. Probablemente esté durmiendo y probablemente se lleve unas buenas madreadas por despertarlo cuando apenas está amaneciendo.

Dos minutos. Silencio. Se escucha a uno de los caballos chillar, como si también llamara al dueño de la cabaña diciéndole "Oye, alguien ha venido a molestar ¿Puedes encargarte?".

Shoto se había dispersado en sus pensamientos cuando oye unos insultos desde dentro de la cabaña y se reincorpora cuando la puerta es abierta.

- Te ves como la mierda – Es el saludo de bienvenida que recibe el bicolor.

- ¿Puedo quedarme unos días aquí, Touya? 

Las palabras se las lleva el vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora