- Me engañó... ¡ME MINTIÓ TODO ESTE TIEMPO! – Grita Shoto a la nada, quedándose casi afónico.
Su casa se sentía más vacía que de costumbre, aunque la mayoría del tiempo estaba sólo él allí.
Cae como peso muerto sobre su sofá, ese que Katsuki le había obsequiado, apoya los codos sobre sus rodillas y esconde su rostro entre sus manos mientras las lágrimas no lo abandonaban en ningún momento.
Mira de reojo su celular, en la pantalla aun se vislumbra el número bloqueado. Acto seguido mira hacia la ventana, sabe que probablemente ya esté de camino pero, si Shoto no quería hablar con él, mucho menos quería verlo.
Toma rápidamente sus llaves y su móvil, y se dirige a casa de su hermano Natsuo.
Al llegar lo reciben sus mellizas sobrinas: - ¡TÍO SHOTO! – Gritan con sus débiles pero entusiasmadas voces.
- ¡Qué bueno verte hermanito! – Aparece detrás de las niñas su hermano mayor – Pasa, mamá también está aquí.
El bicolor la abraza con fuerza en cuanto la ve, haciendo el mayor de sus esfuerzos por no romper a llorar.
- Cariño ¿Estás bien? – Le pregunta.
- Sí madre – Miente.
Luego de pasar allí toda la tarde, aceptó la invitación de quedarse a cenar. Tenía la leve sospecha de que Katsuki aún estuviese en su casa. O tal vez era un ingenuo y el cenizo lo había borrado completamente de su vida. Se mordía el labio por pensar esto último.
- Cielo...- Interrumpe de repente su madre – Escuché que Midoriya se casará pronto, me alegro mucho por él.
- Oh si, es cierto, hace unas semanas fue su fiesta de compromiso. Creo que la boda será en unos pocos meses.
- Oye hermanito ¿Y qué hay de ti? ¿Cuándo traerás de visita a alguien más? – preguntó algo burlón su hermano mayor, no pudo evitar recordar la conversación de la noche de compromiso de Izuku.
Aquella noche en la que Katsuki ocultó una vez más su relación.
Una relación que probablemente ya no existía.
Y por la cual no tenía que seguirse ocultando.
- Sobre eso... - Shoto tosió un poco antes de continuar hablando, bajó la mirada antes de continuar – Debo decirles algo... me interesan los hombres.
Un silencio de unos quince segundos invadió la sala, hasta que...
- Bien, en ese caso ¿Cuándo nos presentarás a tu novio? – Rompió el hielo su cuñada, la esposa de Natsuo, con una mirada cargada de ternura.
- Cuando lo tenga, prometo que serán los primeros en conocerlo – Dicho esto, su madre y su hermano corrieron a abrazarlo y decirle lo mucho que lo amaban.
Y en ese momento, pese a toda la angustia que guardaba en el pecho, Shoto se sintió aliviado por primera vez en mucho tiempo. Se sintió libre.
Ya era casi la medianoche cuando el bicolor llegó a su hogar en coche. Tan absorto estaba en sus pensamientos sobre lo que había ocurrido en la cena, que no vislumbró a Katsuki en la puerta de su hogar hasta que estuvo a penas a dos metros de él.
- Llegaste.
- ¿Qué haces aquí? – Bakugo frunce el ceño ante el tono frío del bicolor. No lo había usado con él desde hacía años.
- Dije que iba a explicarte y no me lo permitiste. Me bloqueaste del móvil.
- Sí. Porque no quiero hablar contigo, ahora hazte un lado y vete – Shoto lo toma del brazo para correrlo de la puerta, sin ejercer fuerza pero tampoco en un ánimo amistoso. Luego entra al hogar y antes de que logre cerrar la puerta Bakugo se cuela también.
- Sho... escúchame.
- No me digas Sho y si tienes que decir algo para luego irte, hazlo. Pero no voy a escucharte. Solo quiero que te vayas.
Shoto se sienta en el sofá y fija su vista en el móvil. Katsuki se sienta en el suelo frente a él, en un comienzo intenta tocar una rodilla del bicolor con su mano pero esta es bruscamente corrida, da un largo suspiro y comienza: - Antes que nada, quiero decirte que no siento nada por ella. La invité a salir luego de... aquella conversación en el compromiso de Deku...
- Luego de que tu homofóbico mejor amigo insinuara que eres gay, te aseguraste de despejar sus dudas.
- No lo digas de esa manera. Eijiro no es homofóbico.
- Bien de acuerdo, no es eso, entonces dime ¿Por qué? ¿Por qué lo ocultas? ¿Por qué me ocultas?
Un silencio reina en la poco iluminada casa. A lo lejos se oye un perro ladrar.
- Tal vez nunca me amaste – Concluye finalmente Todoroki ante el silencio del otro.
- Callate – Lo frena en seco el cenizo mientras se empieza a incorporar quedando cara a cara con el bicolor – Yo quería una vida normal – Le dice mirándolo a los ojos, Shoto puede sentir como esas orbes rojizas logran analizar su alma – Pero es que amo demasiado lo distinto – Termina por decir mientras lleva su mano hacia la cicatriz de Shoto, haciendo una muy suave caricia sobre esta.
Shoto sale de su ensoñación y quita rápidamente la mano de Bakugo de su rostro: - Entonces, buscas en ella una vida normal...
- No. Tú y yo la tendremos, cuando nos casemos en Australia y vivamos allí.
- Sigues con esa tontería.
- No es una tontería, es mi sueño – Toma la mano del bicolor con la suya – Nuestro sueño.
- Y ¿Qué hay con Camie?
Katsuki se queda pensativo unos segundos: - Será solo un tiempo. Confía en mí, es para distraer a todos. Estoy por sacar un préstamo, para comprar nuestra casa en Australia, tengo que cumplir con algunos requisitos para que lo aprueben, y estoy seguro de que no lo harán si salgo en las noticias por... mi forma de vida.
A penas el cenizo termina de hablar, Shoto suelta sin rodeos:
- Salí del closet con mi familia.
- ¿Qué, cuándo?
- Hoy.
Katsuki hace una mueca de desaprobación, pero sabe que no está en situación de reprocharle nada al bicolor: - Tendremos que ser más precavidos entonces.
- Si, claro. Que nos nos vean – Contesta con un tono sarcástico Shoto.
El bicolor siente como de repente su rostro es suavemente apresado por las manos del cenizo. Esas fuertes manos que siempre le hacían perder el control de sí.
- Creeme cuando te digo que todo esto es por nosotros. Te amo, Sho. – Dice esto último en un suspiro antes de sellar sus labios con los del bicolor.
No importó cuán dentro de él estuvo Katsuki esa noche, Shoto sentía que el abismo comenzaba a separarlos.
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Las palabras se las lleva el viento
FanfictionKatsuki hace una promesa y Shoto se aferra a ella con todo su ser... hasta que deja de hacerlo. *Los personajes no me pertenecen.