Capitulo 3

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Richard

Perfecto era simplemente perfecto ahora por culpa de esa chica perdí mi humanidad, me había quedado sin comer ese día y debía reponerme de eso, pero aparte de ahora debía ir a sacarla.

- Agg -comencé a desenterrar aquel ataúd, ya se empezaban a oír sus gritos- ya voy cálmate, ya te voy a sacar -lo abrí y ella se incorporó sentándose-

- ¿En dónde estoy? -dijo algo confundida, parecía que aún no notaba mi presencia-

- Hola dormilona!! -se sobresalto mirándome- que extraño lugar para dormir, ¿no lo crees? -ladee un poco mi cabeza y sonreí mostrando mis relucientes colmillos, lo cual la asusto-

- ¿Quien eres tú? -hablo alzando la voz-

- Sshh ¿quieres llamar la atención del guardia? Soy quien te envío a este lugar, dónde descansan los mortales -echo un vistazo a su alrededor y luego volvió a mirarme-

- T-tu e-eres quien me mordió -su pecho subía y bajaba conforme su "respiración"-

- Bien, ya veo que me recuerdas -me acerque un poco y ella se pegó más a la pared de tierra, se veía como el ratoncito que me estaba comiendo cuando me interrumpió- no tengas miedo te ayudaré a salir sin que nos vean -le extendí mi mano pero ella no la tomo-

- ¿Por qué debo confiar en ti? -su voz tembló un poco- ni siquiera te conozco y tú me enviaste aquí.

- Lo sé, yo solo quería ayudar, pero si quieres que alguien mas lo haga -hice una pausa observando alrededor y luego a ella- los ahuyentaras con tu olor a muerto y pensaran que prácticas la necrofilia, deberías pensarlo.

- Tienes razón, está bien iré contigo pero no significa que confíe en ti -me señaló con su dedo-

- Si, si como sea ven te ayudo -está vez si tomo mi mano-

En medio de la noche comenzamos a caminar entre las tumbas con la única luz que era la de luna, ella seguía tomando mi mano hasta que tropezó con la raíz de un árbol y se aferró más a mí brazo.

Llegamos hasta al final en dónde subimos por la barda que nos llevó a la entrada de una iglesia por la cual nomás pasamos por un lado subiendo hasta llegar a una zona alejada de la sociedad y repleta de árboles, subimos hasta llegar al punto más alto.

- ¿Qué es este lugar?

- Tu nuevo hogar pero nadie debe saber que estás aquí, así que no hagas ruido -le susurré guiándola por los pasillos-

Saque la llave y abrí la puerta de mi habitación, nos adentramos

- Esta es mi habitación te quedarás aquí, volveré cuando amanezca y te recuerdo no hagas ruido -me dí la vuelta sin siquiera dejarla hablar, casi cerrando la puerta pero no lo hice- buenas noches, Megan -y me fui-

La escuché decir algo cosa que no le puse atención ya que mi apetito era aún más mayor que mi curiosidad por saber lo que dijo así que salí de aquel sitio y me dirigí de nuevo al pueblo estaba dispuesto a tomarme lo primero que se me atravesará y así fue.

Mala suerte por aquel hombre ebrio que se puso en mi camino me dio algo de lastima pero tenía mucha hambre y además la sangre de aquel hombre tenía un sabor muy diferente debido al alcohol quizá algo muy fuerte para mí gusto, después de dejarlo en el piso sin una gota de sangre me di cuenta de que alguien me miraba, se trataba de un testigo y no me gusta dejar testigos, así es era un borrego pero no importaba igual lo deje sin una pizca de sangre y también me lleve su cuerpo supuse que Megan tendría hambre por la mañana.



Llegué de nuevo antes de que el sol se anunciará con su primer rayo, deje el cuerpo del animal en la cocina y después me fui directo a mi habitación en dónde ella seguía durmiendo.


Fuego al Anochecer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora