Capitulo 8

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Esto parecía una eternidad, no entiendo cómo era posible que él durmiera tan agusto como si su cuerpo estuviera en una suave nube y no en un suelo rocoso, mientras yo, no había pegado el ojo en todo ese rato. Que mala suerte que ni está nueva forma de vida me haya quitado los problemas de insomnio, era una verdadera molestia.

Voltee a mirarlo, realmente envidiaba no poder estar igual. Me perdí en mis pensamientos. Creo que lo mire demasiado y lo sintió porque justo abrió esos ojos de cielo nublado, lo que hizo que me sobresaltara un poco.

–Sabías qué es de mala educación mirar a la gente mientras duerme?

– Aaamm… –joder, que podía decir me quedé en blanco y sentí vergüenza–.

– Meg, tu cara parece un jitomate –oh no, si no me dices no me doy cuenta de como me quema la cara–. Un jitomate apunto de explotar.

– Wow, alguien despertó con ganas de criticar. –se quedó en silencio, sólo mirándome fijamente con toda la tranquilidad–.

– Sólo estoy diciendo la verdad. –dijo con una voz relajada y volvió a recostarse–.

Ambos nos quedamos en silencio por un momento hasta que él volvió a hablar.

– Está oscureciendo deberíamos irnos ya –limpio el polvo que se había pegado en su ropa y caminó hacia la salida, mientras le seguía el paso–.

– Y ¿A dónde vamos? –camine a su lado con mis manos por detrás de mi espalda con un poco de nerviosismo–.

Justo en el momento donde todo parecía estar tranquilo nos topamos con un grupo de adolescentes que iban bromeando y chocando entre ellos, ¿Estaban tomando o era algo más? Nos quedamos inmóvil solo observando el camino para evadirlos, hasta que uno de los chicos se tropezó con la raíz de un árbol y se sujetó de su amigo, cayendo los dos uno encima del otro.

–¡Puto iguano se me atravesó! –hablo uno de los chicos mientras otro de ellos se andaba ahogaba con el trago que le dio a la cerveza, no pude evitar reírme.

– ¡No mames ese es un perro! Cuál puto iguano JAJAJA –uno de los amigos hablo con sorpresa y burla, después miro al tipo que se seguía ahogando y le dio una palmada fuerte en la espalda– ¡Miralooo! Todo pendejo, todo pendejo JAJAJA.

Debí aguantarme, pero los borrachos a veces dan risa.

Cinco chicos con alcohol en sus sistemas, voltearon a vernos o bueno al menos eso parecía porque como que no enfocaban, algo estaba pasando obviamente.

–¡Hey! –me señaló con su dedo índice y subí mis manos en señal de paz– ¿Por qué te ríes de mi amigo? Él cuando se burlo de ti.

– Es que a mi nadie me quiere –¡el tipo comenzó a llorar! Se cubría el rostro con sus manos y se hizo bolita en el piso–.

– ¿¡Ves lo que hiciste!? Ya lo hiciste llorar.

– Tenías que ser mujer, no tienes corazón –de la nada hablo un chico que se encontraba recargado en un árbol–.

– ¡Si! No sabes que él también tiene sentimientos eeeeh.

Richard y yo solo volteamos a vernos y en un abrir y cerrar de ojos aquel grupo de chicos ya estaban frente a nosotros, rodeandonos, uno de ellos tomando a Richard por sorpresa de los hombros.

– No, no, ella no te conviene amigo –comenzo a negar con la cabeza mientras abrazaba más a Richard, que ponía cara de tener miedo–. Hazme caso, yo sé de esto.

– Deja de tocarme –Richard aparto la mano del otro y se alejo muy rápido hacia otro árbol, demasiado rápido para un “humano” y los demás chicos lo notaron–.

Todos abrieron sus ojos con asombro y volteaban sus cabezas para todas las direcciones, incluso empezaron a girar en su lugar en busca de Richard que se movía muy rápido alrededor. Hasta que se detuvo y pude ver una sonrisa de diversión en su rostro.

– JAJAJA y yo pensé que está cosa ni pegaba –hablo el chico alto y delgado que ya hacía en el suelo riéndose mirando hacia las copas de los árboles–.

Richard salto sobre él haciendo que la risa se le borrará de golpe, mientras lo revolcaba un poco en la tierra, todos los chicos comenzaron a correr hacia la parte de la carretera donde había pasado mi pequeño accidente, dejando atrás al último chico que después los alcanzó gritando.

Richard volteo y me sonrió, la diversión le daba un toque de brillo a sus ojos, después escuchamos a lo lejos las sirenas de los carros de la policía.

– Vámonos ahora –ambos caminamos hacia el lado contrario y al poco tiempo comenzamos a correr, la fresca brisa en mi cabello me hacia sentir viva y por alguna extraña razón pensar que podrían estar siguiendo nuestros pasos me daba la adrenalina que ya había perdido en mi antigua vida–.

Y no estaba tan equivocada cuando pensé que nos perseguían aquella noche…

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⏰ Última actualización: Apr 19 ⏰

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