cap 1

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—mi pequeña tormenta, ¿no estás feliz de ir a Nevermore?—

Miércoles Addams quería evitar mostrar desprecio o falta de respeto hacia su papá al voltear los ojos, así que se contuvo para mantener una actitud más respetuosa y controlada en su respuesta.

Mientras nos dirigíamos en el auto hacia Nevermore, me encontraba sentada frente a mi papá, Gomez Addams. Justo a su lado estaba el amor de su vida: Morticia.

No podía evitar fruncir el ceño internamente al ver cómo mostraban cariño el uno al otro.
No entendía por qué sentían esa necesidad de besarse y demostrar afecto de esa manera. En nuestra peculiar familia Addams, siempre nos hemos destacado por nuestra naturaleza gótica y única, y ver a mis padres mostrando amor de manera tan abierta simplemente no encajaba. Me resultaba confuso y perturbador, como si estuviera viendo algo que no pertenecía a nuestro oscuro mundo.

—no, papá— simplemente respondo, apartando la mirada hacia la ventana mirando el paisaje.

Desde la ventana, puedo contemplar la foresta en su transformación otoñal. Los árboles se visten con hojas de tonos cálidos, como el rojo y el amarillo, que destellan bajo la suave luz del sol. El suelo se encuentra alfombrado por una manta de hojas caídas, crujientes al tacto. El aire fresco lleva consigo un aroma terroso y un toque de humedad. Los rayos del sol atraviesan las ramas, creando un juego de luces y sombras que baila en el suelo y le da a la foresta un aspecto mágico y acogedor.

—Pero Miércoles... ¿qué le pasa a esta escuela?- la pregunta distraída de mi madre me hizo suspirar, obligandome a volver la atención de nuevo hacia mis padres

—Prefería la otra escuela, no hay más que eso– admití mientras clavaba mi mirada gélida en los ojos apáticos de mi madre. Gómez esbozó una sonrisa nerviosa y me dirigió una mirada cargada de culpabilidad.

—Si no hubieras intentado matar a ese pobre chico, a estas alturas no estaríamos lidiando con ningún problema... cómo quedaría en tu currículum?– susurró mi madre, su tono de voz apenas un susurro que se deslizó entre nosotros. Sus ojos se posaron en los míos con una media sonrisa, una mezcla de ironía y resignación en su mirada.

—Terrible, todos sabrían que no he terminado el trabajo.–

Al evocar a ese chico inútil que se atrevió a desafiar a los Addams molestando a Pugsley, no pude evitar que una mueca se formara en mi rostro. El recuerdo de su intento fallido de intimidación y sus desesperados gritos de dolor al ser sumergido en la piscina provocaron una mezcla de emociones en mí. Por un momento, el aire pareció vibrar con una especie de satisfacción retorcida. Mi memoria me llevó de vuelta a aquel momento, cuando la oscura diversión de la situación se deslizó por mi mente, y una tímida sonrisa se extendió cautelosamente por mis labios al revivir la escena.

Apenas pude contener mi entusiasmo mientras dejaba caer a los pirañas en la piscina. Mis ojos brillaban con una mezcla de intriga y diversión mientras observaba cómo los voraces peces se deslizaban en el agua. Aunque mi expresión permanecía mayormente imperturbable, sentía un destello travieso en mi mirada, como si estuviera disfrutando de un secreto macabro y privado. Me deleitaba en el caos tranquilo que había creado, saboreando la satisfacción de haber llevado a cabo un pequeño acto de oscuridad en medio de la cotidianidad.

—No me lo recuerdes — murmuro con un dejo de decepción en mi voz, mis ojos se entrecierran ligeramente al procesar la información.

Sentía un atisbo de frustración al saber que la misión no se había completado como había esperado. Mi mirada se oscurece por un momento al reflexionar sobre el resultado, y un suspiro frustrado escapa de mis labios.  No pude evitar sentir una mezcla de descontento y resignación al darme cuenta de que el chico había salido relativamente ileso, habiendo perdido solo un testículo en lugar de la miserable vida que yo había planeado.

Morticia suelta una risa suave, como si hubiera captado el tono irónico en mi voz. Su mirada, llena de complicidad, se encuentra con la mía mientras dice
—Querida, al menos podemos decir que te llevaste una pequeña victoria. Después de todo, un testículo menos es un recordatorio inusualmente efectivo de nuestro peculiar sentido de justicia–

Su comentario, aunque humorístico, trae consigo un destello de cariño maternal, como si estuviera tratando de suavizar la decepción que siento. Me doy cuenta de que su intención es levantar mi ánimo, recordándome que incluso en los resultados inesperados, nuestra singularidad no deja de manifestarse.

—Nevermore es un lugar mágico donde conocí a Morticia y me enamoré perdidamente...– Gomez soltó con una expresión de nostalgia, sus ojos centelleando.

Los dos se acercan y unen los labios en un dulce beso

—ustedes dos me dan náuseas.–  No pude evitar intervenir, mi voz tomando un tono más serio —y no de los que me gustan–

Mientras tanto, el automóvil ingresa a través de las puertas de la Nevermore, anunciando su llegada con su entrada. La escuela se alza imponente ante ellos, un edificio de arquitectura gótica y una atmósfera envolvente que parece provenir de otra época. Las agujas afiladas se recortan contra el cielo, mientras que las ventanas de guillotina agregan un toque de misterio al panorama. Todo el complejo está envuelto en una especie de aura enigmática, como si contuviera secretos e historias ancestrales. Los árboles centenarios que rodean el terreno contribuyen a crear una atmósfera aún más sugestiva, sus ramas se entrelazan formando un dosel natural sobre los estudiantes que caminan por los patios. Cada paso a lo largo de los pasillos de piedra parece resonar con la historia y el legado de la escuela, creando una sensación de profunda conexión con el pasado.

(...)


—Miércoles... que nombre tan inusual, te llamas así porque naciste en un Miércoles?–La directora Weems me preguntó con una pequeña sonrisa

—Nací un viernes 13– Mi tono de voz llevaba una pizca de orgullo y desafío, como si estuviera revelando un secreto oscuro que me hacía destacar aún más en el mundo de los Addams.

Pero antes de que la conversación pudiera continuar, mi madre, Morticia, intervino con su voz tranquila y melódica. —En realidad, me inspiré en un verso de mi poema de cuna favorito–dijo ella con su característica elegancia. —Chi nasce di Mercoledì è immensamente triste– recitó en italiano, dejando que las palabras llenaran el aire con su significado intrigante.

La directora Weems esboza una tímida sonrisa y desvía la mirada hacia sus papeles— noto que el historial de Miércoles es interesante: 8 escuelas en los últimos 5 años.–

—es porque ninguno de ellos ha sido capaz de darme cuerda y dudo que Nevermore lo logre.– contesto con una pizca de desafío

—lo que mi hija trata de decir es que está agradecida por la oportunidad.— afirma mi padre con una sonrisa nerviosa

—Normalmente no admitimos estudiantes a mitad de año... pero considerando las calificaciones excelentes de Miércoles y el historial de su familia en esta escuela... he discutido con el consejo y han aceptado la invitación.–

Mis padres sonríen y Morticia, de reojo, mira a su hija antes de decir tímidamente: —Y en cuanto a las visitas con... la terapeuta?. El tribunal lo impuso.–

—Tenemos una especialista en Jericho, Miércoles la verá dos veces a la semana— la preside mira a mi mamá con comprensión

—veremos si sobrevive al primer encuentro— murmuro con veneno.

—Y en cuanto a la habitación... Miércoles, te alojarás en la antigua residencia de tu madre—La directora Weems se interrumpe al ver la emoción en los ojos de Morticia. —Ophelia Hall— añade.

—Resumiendo... Ophelia es una chica que se suicidó debido a la culpa de su familia?– Pregunto, mirando a mi madre, y esta asiente con orgullo.

La directora Weems sonríe con nerviosismo y mi padre nos mira con confusión.

Enough | WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora