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—Rodrigo!—

Se sobresaltó al oír su nombre ser gritado, observó aturdido a su jefa, quien estaba detrás del mostrador junto a una bandeja de malteadas y café

—no es momento de estar en las nubes, estás trabajando, así que baja y ve a entregar esto a la mesa cinco—

Ordenó la pelirroja, Rodrigo soltó un ligero suspiro, tomó la bandeja y se impulsó en sus patines hasta donde se encontraba la mesa mencionada.

Su mente estuvo divagando desde la mañana, luego de recibir aquel mensaje de un número desconocido

"Estoy en la ciudad, quiero verte, decime dónde estás"

"Pasó mucho tiempo, hay que ponernos al día"

Por más que no tenga agendado a aquel número, sabía perfectamente quien era, y eso es a lo que más temía

¿Qué hace acá?

¿porque volvió justo en el momento en dónde su vida se estaba yendo a la basura lentamente?

¿Acaso su hermano sabía el problema que generaría al reencontrarse con él?

Habían pasado cinco años desde aquella vez, creía que había olvidado el pasado, que lo había dejado atrás, pero ahora.. se daba cuenta que en realidad no fue así, él lo seguiría atormentando

—Ey!, Qué coño haces?!—

Mierda

Había chocado con la mesa a la cual se dirigía, tirando todo el pedido sobre la misma, manchando todo.

Se moría de vergüenza y pena, quería que la tierra lo tragara ahí mismo, y ni siquiera se imaginaba el regaño que le vendría luego

— Perdón, perdón, lo lamento mucho señora, fue mi culpa.. lo siento —

Se disculpó rápidamente con la clienta, sacando un paño de su bolsillo, comenzando a limpiar su desastre

Todas las miradas estaban sobre él, se sentía estúpido ahora mismo, un idiota total

—por favor, le daremos una promo gratis por el gran desastre que acabo de cometer, también le podemos devolver el dinero, en verdad lo lamento mucho—

La señora simplemente se levantó de su asiento, y sin decir nada más, se retiró, dejando al mesero limpiando su propio desastre en la mesa y suelo.

—Rodrigo, ven aquí —

Esas palabras lo aterraron, provenientes de la boca de su jefa, quien lo miraba de brazos cruzados frente a la puerta donde se encontraban los servicios.
Tragó en seco y se volvió a disculpar con los clientes, para comenzar su camino hacia donde fue llamado, entrando detrás de la mujer pelirroja.

Su mirada estaba sobre el suelo, aguantando las inmensas ganas de llorar, buscando alguna excusa para que ella no lo despidiera

—Que fue eso?—

Preguntó seria y calmada la mujer frente a él, cruzada de brazos.
Rodrigo la observó con los ojos aguados, el nudo en su garganta le impedía poder hablar bien, sus manos temblaban y jugaba con sus dedos.

La mujer media unos centímetros más que él, teniendo en cuenta de que ella no estaba en patines y él sí, de verdad era tan pequeño?, O la mujer era demasiado alta e intimidante?. Carajo, jamás había visto a alguien así, y realmente le intimidaba

—Y-Yo.. Pido perdón, yo no quería-—

—Te dije que bajarás de las nubes Rodrigo, te dije que te enfoques en el trabajo, porque no haces caso?—

Sobre Ruedas •••★ Rodrivan AuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora