ℭ𝔞𝔭í𝔱𝔲𝔩𝔬 III 🍷

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    "Darkness presence".

Bill, ya estaba en mi habitación,
aún sonreía, si, tenía colmillos,
pero no cómo los "vampiros" de
las películas, mordió su labio inferior
unos segundos.

—Olvidaste tus colmillos
    en casa?.

El muchacho cerró su boca de golpe,
le molestó mi pregunta, pude verlo.

—No. —se acercaba a mi con galanura.
—Solo aparecen en situaciones de riesgo,
molestia, oh satisfacción. Lo olvidaste.

    Declaró el lívido muchacho, y luego
se inclinó lo suficiente para extenderme
su delgada mano a el suelo donde yo
estaba, tenía miedo de tomarla, sus
uñas eran más largas que las mías.
Y temía que me las clavara
encima. Pero lo hice, tomé su mano,
estaba helada y no era que yo siempre
    tuviera las manos con una buena
temperatura; pero el enserio no
tenía ni un grado de calor interno
parecía muerto o con hipotermia.
Me levantó con facilidad.

—Olvidar qué?. ¿Eres un...
    vampiro?.

—Creo que tú ya lo sabes bien.
—Bill se suspendió un poco en
    el aire. —admito que jamás
    me hubieras descubierto, si
    no fuera por qué te cortaste
    anoche, derramando esa...
    dulce y... —se interrumpió a
    sí mismo. —Fue algo bueno,
    por qué yo te descubrí a ti.
—esta vez, al fin podía ver sus
afilados colmillos.

—Sabía que fue real, lo sabía.
—miré dejando de ignorar que,
    Bill, estaba elevado del suelo,
    y tomé una bocanada de aire
    para gritar del susto.

—Ni lo sueñes. —Bill cubrió
    mi boca con una de sus
    heladas manos. —no grites
otra vez, por favor.

    Asentí y me soltó, me quedé divagando,
toda mi vida me había sentido atraída
    en conocer a uno desde leí un par
de libros, tanto que soñaba que era
uno, parecía tan real. Esto era tal cómo
    me lo imaginaba.

—Bill, ¿por qué esa noche
    tenias los ojos de un color...

—Ah eso... solo se tornan así
    cuando bebo algo de sangre,
    pero solo una sangre dulce...
—dijo despreocupadamente,
    el sabía que ya no lo delataría
más.
    (Pues no me creerían). Luego, Bill,
    observó mi mano, y la tomó sin
    que pudiera reaccionar de lo
    rápido que fue, la herida ya estaba
completamente cerrada, el muchacho
se mostró frustrado por no poder
volver a probar de la herida.

—Lastima, es tan deliciosa cómo
    recordaba. Y ahora qué sabes
    que soy un monstruo, que harás?
—me soltó y se me quedó mirando
    demasiado.

—Por qué haría algo?...eh?
—¿Qué me estás viendo?.

—Mmm nada... estás, es que estás
    despeinada. —volteó a otro lado.

—Mmm, y qué?. —lo imité. —Sal
    de mi habitación.

—Pero tú me llamaste, ahora
    quieres que me vaya?. —dijo
    mirándome confuso.

Vampire Sacrifice; Bill Kaulitz.Where stories live. Discover now