ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 𝕋𝕣𝕖𝕔𝕖

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El agente Peña y la inspectora García salieron del coche apresurados ante la atenta mirada del coronel Carillo

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El agente Peña y la inspectora García salieron del coche apresurados ante la atenta mirada del coronel Carillo. Blanca caminaba apretando los velcros de su chaleco antibalas, aunque Javier no pudo evitar terminar de ajustárselos para impedir que una bala rozara el costado de su chica.

— Enhorabuena, García — saludó Carillo nada mas ver a la inspectora.

Ella agradeció su gesto con la cabeza.

— Tuvo bastante sangre fría con Gacha, no me lo esperaba de usted.

— Sólo hice mi trabajo — contestó mirando de reojo para comprobar que el chaleco de Javi estaba bien apretado — al contrario que otros que van eliminando posibles informantes a punta de pistola.

La mujer estaba furiosa por la muerte de Gustavo Gaviria y sabía que Carrillo era el culpable. No se molestaba en ocultar su enfado.

— Estamos esperando órdenes — indicó el coronel sin darle importancia.

— ¿De quien?

— De usted, inspectora García — respondió con voz severa — la DEA ha insistido. Les gustó su mano firme con Gacha.

Blanca apretó los extremos de su coleta hasta sentir un dolor punzante en la cabeza al estirar tanto su pelo.

— Bien — habló en bajo para sí misma.

Blanca escudriñó al detalle el mapa que tenían de la prisión. Abrió los ojos al ver una posible entrada. Un ligero punto ciego lo suficientemente grande para que alguien pequeño pudiera colarse por él.

— Aquí hay un punto ciego — indicó en el mapa con su fino dedo. Hizo un gesto de desagrado cuando la carne de debajo de las uñas mordidas rozó el papel — meteremos a alguien para que se cuele con una cizalla y así abrir desde dentro a un equipo de cuatro personas.

— Adivino a quien vas a proponer — comentó Javier en un suspiro casi exasperado.

— Yo entraré por ese hueco — siguió su plan ignorando a su compañero.

Él emitió un gruñido de desaprobación.

— Murphy, Peña y Trujillo esperen a mi señal. Entren y saquen al vice ministro mientras yo entretengo a Escobar. Montoya es nuestra prioridad.

Todos hicieron un gesto con la cabeza, indicando que estaban a las órdenes de la inspectora. Todos menos Javier que se quedó rezagado. Apretó su mandíbula con dos dedos hasta casi hacerse daño. No concebía la idea de que Blanca pudiera estar una misma habitación con ese malnacido.

Entre Incendios y Cenizas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora