Un gran recipiente de cristal cayó de su mano, resonando en el suelo varias veces antes de detenerse, pequeñas grietas en el cristal permitían que el líquido en su interior se esparciera por el suelo, corroyendo la madera lisa y finalmente formando un pequeño agujero en ella.
La dueña de la mano poco a poco dejó su estado de confusión y se apartó sutilmente el cabello rojizo de su hombro, agachándose grácilmente para recoger los trozos de cristal. Uno por uno fue recogiéndolos, depositándolos en la otra mano mientras procuraba ser los más cuidadosa ante el líquido en el suelo.
Su estado de ensimismamiento se debía a un sentimiento desconocido que le había azotado repentinamente, haciendo que cayera en un estado de confusión. Miró a su alrededor como si echara en falta algo, pero seguía sin descubrir el que. Dejó los cristales encima de la mesa y decidió recorrer silenciosamente las habitaciones de su ya conocida casa. Una por una, fue adentrándose en cada habitación, observando los pequeños detalles de esta: sus muebles, paredes, suelos, estantes…
Un paisaje del cual ya estaba tan acostumbrada, pero que de repente se sentía tan vacío.
No sabía en qué momento le invadió un sentimiento de pérdida, simplemente se quedó ahí, observando su habitación de siempre mientras inconscientemente unas translucidas lágrimas rodaban por su mejilla.
Faltaba algo, algo que era de vital importancia para ella, algo que había estado a su lado durante mucho tiempo y que de la nada había desaparecido, algo… de lo cual no podía acordarse.
Pasaron varios días, y a diferencia de lo que la mayoría pudiera pensar, ese sentimiento se hizo cada vez más fuerte, como si cada día que pasara, el aire a su alrededor estuviera desapareciendo poco a poco, oprimiéndole los pulmones, recordándole de manera cruel que aquello que ignoraba, en algún momento de su vida había sido igual de importante que el aire era para sus pulmones.
A medida que el tiempo transcurría, su mente estaba cada vez más perdida, hacia las cosas sin razón alguna, como si hubiera perdido su motivo de vivir, simplemente realizando sus tareas diarias antes de que quedarse ensimismada ante cualquier pequeña cosa de su hogar. Al principio intentó resistirse a esta situación, y como alquimista renombrada, intentó recuperarse con diferentes hechizos y pociones, pero nada surgió efecto.
No pasó mucho antes de que empezara a delirar, a ver figuras y sombras donde no había más que objetos inertes, a escuchar voces llamándola a sus espaldas, a veces incluso susurrando su nombre en el oído con un voz grave y agradable. A extrañar un calor, un abrazo en su cintura al despertar en las mañanas, trayendo consigo un sentimiento de añoranza, haciendo que su cama parecía más ancha y vacía de lo normal.
Poco a poco se había ido dando cuenta que lo que extrañaba a faltar no era ningún objeto, sino una persona, una persona que no recordaba pero que se había marcado tan profundamente en su vida que hasta el día de hoy le hacía delirar.
No mucho después, empezó a perder fuerza, su estado mental la estaba consumiendo lentamente, agotándola tanto física como mentalmente. Una noche de luna llena, a través de la ventana vio una figura en el lago enfrente de su casa, sumergida en las aguas profundas e iluminadas por un brillo ilusorio gracias a la luz lunar. La figura estaba de espaldas, pero a diferencia de otras muchas veces, esta vez no era una simple sombra, sino una persona real, con su pelo plateado ondeando con el viento.
Se quedó varios segundos observando fijamente esa grácil figura en el agua y para cuando recobró el sentido y pestañeó, ya no quedaba rastro de ella. Pero eso no importaba, ese momento fugaz había sido suficiente para recordar, recordar todo aquello que extrañaba.
Salió corriendo de su habitación escaleras abajo y se adentró en el lago a tientas, buscando cualquier rastro de ese hombre, alguna prueba, misera que fuera de que había existido, no solo en su memoria, sino en la vida real.
Que todas las emociones que sentía no eran parte solo de su delirante fantasía, que los recuerdos, flashbacks del pasado y sentimientos eran ciertos y no delirios por su condición. Que alguna vez, había existido alguien que la amaba con todo su corazón.
Se pasó horas en el oscuro y frio lago, buscado quien sabe que, perdiéndose cada vez más en sí misma. La luz de la luna la iluminó, como si quisiera secar las lágrimas que caían de sus ojos y se unían al ya extenso lago.
Esa noche, otra parte de ella volvió a desaparecer.
Nadie sabe qué pasó con ella, sus pociones, muebles y objetos personales se habían esfumado, solo dejando una casa abandonada a las orillas del lago. Su presencia de varios años en aquel lugar, se había desvanecido en cuestión de horas, como si nunca hubiera existido.
Algunas veces, granjeros o aventureros curiosos se acercan a ese recóndito lugar para observar la casa abandonada a las orillas del lago, y con cierto recelo a adentrarse en ella, se quedaban junto al lago, observándola a la distancia. No sabían porque, pero una parte de su mente les advertía que no era un lugar para entrar.
Tal situación extraña era irracional, no tenían recuerdos de haber estado ahí y menos de conocer a alguien que hubiera vivido en tal lugar, pero por una razón desconocida, esa casa les transmitía un sentimiento de tristeza tan profunda que les cortaba el aire, haciendo que volvieran una y otra vez con preguntas que nunca serian respondidas.
Pues, esas respuestas que tanto añoraban habían estado en su mente desde hacía mucho tiempo, pero se encontraban perdidas entre los recuerdos olvidados, únicamente quedando de ellas vagas impresiones junto a un amargo e inexplicable sentimiento de añoranza.
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Esta es la parte 1 que hice de un reto. El reto era empezar 2 historias con la misma situación. Ahora subiré la segunda~
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Oneshots e historietas para pasar el rato~
RomansaPequeñas historias o escenas que escribo por emoción/intriga/imaginación y me da pena que se qurden en mi escritorio ocultas. Algunas son historietas las cuales acaban apareciendo en mis novelas y otras solo son para practicar y pequeños retos de l...