05: Mi prometido es un regalado

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Capítulo 05:
Mi prometido es un regalado

—¿Por qué estás riéndote? —preguntó Doty

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—¿Por qué estás riéndote? —preguntó Doty.

Y no podía, no podía parar de reírme. Aún estaba pegada a la puerta principal riéndome sin parar. Es que no podía negar que me había causado gracia el rostro de Rafe al romperle el huevo en la cabeza. Estaba en shock sin entender del todo, pero estaba claro que no iba a dejar que me arrastrara hasta ese callejón solo para intimidarme. No dejaría que me asustara, él no es más de lo que papá ya es.

—No estoy riéndome de nada —respondí volviendo a la normalidad.

—¿Cuando conoceremos a tu prometido? —preguntó—. ¿Es guapo? ¿Tiene dinero?

Papá no había dicho mucho, no al menos a mis hermanos, dijo lo necesario, pero para Doty no es mucho, ella necesitaba saber todo a detalle. La iba a dejar con las ganas.

—No sé, ya lo conocerás en la cena.

Papá había anunciado una cena, mamá se encargaría de eso ya que al parecer vendría toda la familia de Rafe.

—Bien, espero que no sea rarito —respondió.

Los siguientes días ayude a mamá con eso, comprar en el mercado por ella, traer platos, llevar sillas, esto y lo otro. Me gustaba ayudarle, claro hasta que recordaba para quienes era todo esto. No quería casarme, pero aún tenía las esperanzas de que papá rompería este compromiso, solo tenía que ver que esa familia no es tan buena como todos dicen. Tenía que hacer algo para la cena, era mi última oportunidad para romper con este acuerdo. Afortunadamente algo llegó a mi cabeza. Había escuchado que Rafe no era más que un mujeriego, lo escuché de papá, se lo decía a mi madre, pero claro, el señor Holtyn negó diciendo que la gente no hacía más que inventar inapropiadas historias y mentiras para sabotear a su hijo. Claro, que al ver un poco de él supe inmediatamente que si es un mujeriego de primera. Solo tenía que mostrarle a papá sin que supiera que he sido yo autosaboteándome.

—Aquí está todo —dijo la señora Frida—. Por cierto, felicidades por tu compromiso, es bueno que vayas con una buena familia.

Sonreí y agradecí por educación.
Volví a casa y dejé todo en el mesón. Agarré una manzana mientras analizaba el panorama.
La sala es muy pequeña para tantos invitados, seguramente utilizaríamos el patio.

—Mami, ¿en dónde recibirás a los invitados? —pregunté.

Ella dejó los platos en el lavadero y se puso a pensar.

—En la sala, ¿en dónde más? —preguntó.

—Oh, estaba pensando que el patio es más grande y más fresco.

—No, el patio no es una opción. Podría llover y no quiero pasar vergüenzas con esta familia. Tu papá me dijo que son gente muy fina, imagínate lo que pensaran de nosotros.

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