El encuentro.

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Advertencia: esta historia contiene monsterfucker, bl, violencia descriptiva, traumas y muchos más trigger warnings.

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La espalda de Cuarenta y uno estaba encorvada en una perfecta caracola, sosteniendo su cabeza entre sus rodillas en posición fetal, sus manos estaban cubiertas en rasguños que él mismo se hizo en el proceso de aguantar el dolor de la separación con su humano. Ese humano varón de largo cabello se había convertido en su pareja de por vida debido a la mordida a la que resistió y contra la que luchó ferozmente por mantenerse con vida, logrando sobrevivir exitosamente.

—“Dulce... Dulce humano, puedo olerte”. —Susurró la bestia bípeda dentro de la soledad de la habitación. —“¡Estás despierto!”

...

Víktor sintió un escalofrío recorrer suavemente su nuca, como si se tratara de pequeñas palabras susurradas, dichas con la característica fiereza de una bestia salvaje que acecha a la presa que desea devorar. Se estremeció ante el extraño sentimiento que lo abordó hace unos segundos atrás, y cuando el sudor amenazó con bajar por su frente con una pequeña gota evitó su surco natural, pasando su muñeca dónde la gota luchaba con caer y siendo detenida. Él seguía alimentándose con frecuencia, esta vez ya no era alimentado por una sonda en su estómago por el tiempo que estuvo en coma, sino que ya podía morder libremente como todo animal con dientes.

Comía plácidamente y con una tranquilidad implacable, después de todo sentía demasiada hambre después de que en la mañana le hubieran sacado muestras de sangre para investigar y hacerle exámenes.
Suspiró luego de comer, aún procesando toda la información que días posteriores le habían entregado de la manera más poca profesional posible. Se quejó internamente, todo debe ser una broma. Aunque siempre fue un conspiranoico desde lo más profundo de su ser, su "todo" se basaba en locas ideas que solían pasarle por la cabeza. Ideas descabelladas podrían llamarse.

El efecto de los medicamentos y analgésicos seguía en su cuerpo debido a que ese día los tomó durante la mañana, con ayuda de una amistosa enfermera.

Su cuerpo estaba tan delgado que asustaba verlo. No había hecho ejercicio por semanas, no comía su típica dieta y no se había pesado en absoluto. Enroscó dos dedos alrededor de su muñeca y se tomó la sorpresa de que en esta ocasión sus dedos lograban abrazar su huesuda muñeca sin problema. Suspiró hondo, y mirando su reflejo en una ventana vió su cara deteriorada.

—Parezco un cadáver. —Susurró para sí mismo al ver su rostro cadavérico.

«En este lugar me matarán...»

Víktor no lo sabía, pero sus pensamientos no eran los únicos que rondaban su cabeza actualmente, sino que un traicionero enlace estaba emergiendo de entre la oscuridad para darse lugar en su exclusivo mundo.
Cuarenta y uno es un distractor común en su cabeza que ha estado habitando su cabeza últimamente. Esa tersa piel oscura para la vista, tierna al tacto y con una suavidad envidiable era el pensamiento que más rondaba en sus adentros, junto con sus filosos dientes  blanquecinos como preciosas perlas en el mar.

Mediante el enlace entre ambos, la comunicación se vería posible incluso en la distancia y sin saber dónde estaba el otro, porque no era necesario saberlo o no, el mismo lazo era irrompible y los guiaba lentamente para saber dónde se encontraba uno.

Víktor estuvo tanto rato observando su reflejo en la ventana, contando cada defecto que veía en sí mismo, que no se percató de que se estaba oscureciendo esa tarde hasta que vio que se prendió una luz por encima suyo, en el lugar de su camilla dónde él se encontraba descansando.

Cómo una película de terror.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora