Miguel O'Hara, un alfa solitario desde hacía varios años, nunca habría pensado que perdería el control nuevamente. Que aquella chispa que creyó perdida cuando su esposa y su hija se fueron, volvería a existir. ¿Quién creería que sí renacería? Miguel...
¡gracias por los +1K votos, y +8k lecturas! Y por todo el apoyo 🥰 en fin, espero les guste el capítulo y pues sus votos y/o comentarios me animan mucho a continuar ❣ he de admitir que se me aguaron un poquito los ojos al escribir esto jajajajaja me avisan si a ustedes les pasa o no xD
(!) capítulo largo | +18 jojojo (aviso: perkhara, pa evitar quejas a futuro) | posibles errores ortográficos.
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Peter Parker tenía 34 años, de los cuales por lo menos 25 de ellos los había vivido en relativa calma y felicidad, o lo que uno puede alcanzar a llamar felicidad, con ciertas limitantes.
A lo largo de su vida, había conocido a muchas personas, siendo contadas aquellas a las que en verdad amaba lo suficiente como para llegarlas a reconocer y sentir parte de sí. Sin embargo, en la actualidad, casi todas esas personas se habían ido. Esas vacantes permanecían intactas, tampoco era que se negara a querer, pero su parte alfa ―que guardaba más fervientemente esas heridas―, era un poco más renuente a dar pase libre a que alguien ocupara uno de esos puestos.
Y es que, cuando él todavía era muy pequeño, sus padres habían fallecido en un accidente áereo cuando se encontraban de viaje, quedando al cuidado de sus tíos. No obstante, el destino quería seguir fortaleciendo su carácter y aportar más cicatrices emocionales, a los 12 años también le arrebató a su querido tío Ben en un asalto mientras estaba en el banco: el ladrón le disparó al pecho, muriendo en el acto. Quedando solo su tía May y él contra el mundo. Su lado alfa de ese tiempo era bastante insufrible, añadiendo el hecho que despertó junto con su rango dominante. Su pobre tía, que era una beta, igual mujer de temple fuerte, apenas pudo con los cambios de temperamento y destrucción de sus muebles favoritos, así como todos los dolores de cabeza que implicaba la adolescencia.
Aunque no todo fue perder y tener que lidiar con sus feromonas dominantes, y de más líos.
A sus 15 años conoció a Mary Jane Watson, fue el rojo que vino a colorear su aburrido panorama, acompañado de unos ojos verdes resplandecientes y una sonrisa encantadora. Se convirtió en su mejor aliada y confidente. En ese entonces, MJ era más alta que él, por lo que solía apoyarse en su hombro y revolver su pelo, y sus pecas parecían resaltar cada vez que reía por ver su expresión enfurruñada, o al verlo tropezar o cometer alguna tontería. Lejos de sentirse humillado, Peter reía con ella.
Sí, no todo era tan malo.
Cuando estuvieron en la universidad, al ser alguien naturalmente carismática y atractiva, además el ser omega con un aroma encantador, Peter tuvo que usar su rango de alfa dominante para apartar a muchos cretinos que se creían con la potestad de marcar a la joven. En más de una ocasión usó su voz de mando. Lo que, en realidad, no le gustaba mucho pues su personalidad encajaba más en ser reservado, pero no iba a permitir que dañaran a la pelirroja, quien le regañaba cada vez que se metía en una pelea para luego curarle los rasguños o heridas, dándole una sonrisa y un beso en la frente agradeciéndole por protegerla.
