Music of heavens - PartII

316 65 8
                                    

!Yo lo siento mucho! De verdad. Estoy mega atrasada en Wattpad pero meh. Han pasado muchas cosas, que si me operan, que si no, que si el trabajo, que si mi salud. Joder. De verdad, también no poder responder los comentarios. De verdad, las quiero mucho por acá. Besotes.


IV

Encontrar con el lugar fue fácil, pero pasaban de las nueve de la noche y aún varias personas circulaban por las calles. Ambos rubios llegaron a la iglesia, dejando el vehiculo enfrente de la misma. Se sorprendieron de ver el lugar abandonado y lejos de cualquier alma que pasara por allí. Arthur llegó a la conclusión de que la religión que profesaban en ese lugar estaba lejos de ser la misma que la de los viejos tiempos en Espadas. Rodearon la misma encontraron el Reloj a una cuadra entre varios callejones y edificios con muchos departamentos.

—¿Crees que sea aquí?

—No hay mucha luz, y me pareció ve a alguien hacia acá y ahora...— apuntó Kirkland—, ya no está.

—Por sí las dudas, traje a mis hermosas chicas— soltó Alfred palpando las culatas de las armas en sus caderas.

—¡Demonios!, Debes de estar demente para traer eso por la calle.

—Esto, mi querido Arthur, nos puede salvar el trasero, así que, avanza—le dio un par de empujones para que se adentraran a uno de los callejones más oscuros—¿Ves algo que llamé tu atención?

—No del todo, más que ese olor a mierda.

Alfred se detuvo y miró a su alrededor buscando algo en las paredes repletas de rallones.

—El tiempo ¿dices?— preguntó el de ojos azules con su mirada clavada en una línea apuntando hacia el oeste.

—¿Hablas del acertijo?— éste asintió—, sí, pienso qué es el tiempo.

—¿Qué tal un Reloj?

—Bueno... es lo mismo... un Reloj sirve para marcar el tiempo, pero no es infinito, si el reloj se rompe entonces es finito.

—Pero...—ladeó su cabeza, pensando—, existen relojes que a pesar del tiempo siguen funcionando. ¿No es así? Como el que estaba cerca de la iglesia.

—Los Relojes de mecanismo infinito, tengo algunos que traje conmigo y en casa teníamos uno en la sala que ha funcionado desde hace generaciones.

—¡Lo tengo!

Alfred dio una palmada y se giró hacia su compañero para halarlo por la mano y comenzar a correr por los callejones bajo la mirada curiosa de varios nativos. Viraron en varios lados y más de dos veces volvieron por sus pasos. Arthur le pidió explicaciones, pero él solo le respondió que sabía lo que hacía. Corrieron por varios minutos hasta que toparon con una callejuela sin salida.

—Fin del camino.

—No, el tiempo señalaba aquí— apuntó Alfred—, las manecillas me guiaron hasta aquí. Los símbolos en la pared...

—Volvamos... éste lugar no me da buena espina—Arthur miró por dónde había venido y como la oscuridad los absorbía como boca de lobo.

—Quizá me equivoqué en dar la vuelta en la cuarta calle...

—Alfred...

—No, debió de ser en la quinta.

—...oye, escucha Alfred...

—Ahora no Arthur...— se giró para encararlo pero notó que ya no estaba— ¿Arthur?— buscó varias veces con sus ojos azules entrecerrados por el esfuerzo que le conllevaba ver en plena oscuridad. Dio algunos pasos hacia adelante con miedo, sacó la pistola y apunto a algún punto muerto —¡Arthur!

The black operaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora