Capítulo 5

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No quería levantarse pero debía.
Al hacerlo, sus ojos ardían y se sentía devastado. Tan solo el pensar el porqué le quitaba las ganas de moverse para iniciar su rutina de cada día.
Él es un honorable caballero, con un orgullo que mantener. No quería dejar que sus compañeros de armas lo vieran así. Sabrían que no estaba bien y no son tontos como para no saber deducir el porqué.
Es por eso, que al iniciar ese día, Shura decidió una cosa.

No dejaría pisotearse por el imbécil de Sagitario.
Él es Shura de Capricornio, el caballero más leal a su diosa Athena y no dejaría que sus tontos sentimientos por su vecino le vencieran y actúen por él.

Debía olvidarse de él y de todos sus momentos. ¿Porqué aferrarse al pasado? Si lo único que había conseguido de eso hasta el momento fueron solo desgracias.
Shura sabía que los demás caballeros notarían esta situación y que intentarían hablar con él para intentar remediarlo pero no. Debía ser estoico en su opinión y solo le importaba lo que él opinaba. Lo que los demás le pudieran sugerir se lo podrían ahorrar porque no les dará ninguna importancia.

Pero para este plan del de la décima casa para no salir más herido, debía esconder sus sentimientos como acostumbraba a hacerlo. No sería tan difícil. Digo, ya lo ignoraba desde el principio así que no es mucha diferencia. Su plan será infalible. ¿Verdad?

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Después de hacer su rutina de prepararse para el entrenamiento bajó al coliseo con esa expresión imperturbable y seria de siempre.

Pudo alcanzar a ver a Aioria y Milo en una lucha mientras Dohko vigilaba y controlaba el entrenamiento de ambos santos.

Se sentó en las gradas mientras estiraba un poco su hombro derecho cuando Angelo se le acercó a hablar.

—Hey guapetón ibérico ¿que hay con esa cara?— preguntó divertido el de Cáncer.

No respondió.

—¿La cabra amaneció de mal humor?— se mofó su amigo.

Siguió sin responderle.

—¿Acaso necesitas que llame a Aioros para que te de una lección caliente?—

Shura no estaba de humor para las tonterías de su amigo.

—Déjame en paz.— Dijo el de la décima casa como si fuera la única cosa que iba a decir durante toda la mañana.

—Vamos cabrita no seas así, pero si lo necesitas puedo llamarlo para que paséis un buen rato.—

Su amigo ya lo estaba poniendo de los nervios más de lo debido.

—No confundas las cosas, yo y ese no somos nada. Así que déjame en paz y métete en tus asuntos con Afrodita.—

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Y así pasó toda su mañana de entrenamiento, con Deathmask molestándolo y con miradas de Aioros hacia él.
Pero poco le importó porque el no se dignaría a hablarle a menos que sea algo importante.

Ese mismo día el Patriarca solicitó a Shura para una misión.
Se alistó con su reconocible armadura dorada y fue hasta el tercer templo.
Se presentó hacia el Patriarca.
Por lo que le comentó su ilustrísima, debía combatir contra un extraño ser peligroso en el sur de Francia.
Sin opción a negarse, aceptó la orden con todo gusto y orgullo.
Aproximadamente podría durar unas dos semanas.
Pero Shura sabía que podría con ese ser y volvería lo más pronto posible.

Solos tú y yo (AiorosxShura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora