Capítulo 8

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Despertó cómo de costumbre, cansado y sin ganas de nada.
Por las noches no podía dormir bien, era un milagro el si quiera dormir durante unas pocas horas. Shura sabía que eso le hacía mal. Pues ahora le costaba más tomar decisiones propias y liderarse a sí mismo como normalmente hacía.
A causa del cansancio, le resultaba difícil hacer sus tareas diarias como santo.
Se sentía cansado de siempre estar solo, pero eso no lo demostraría. No demostraría signos de debilidad. Jamás.
Pero por alguna extraña razón, sintió que hoy sería un día diferente a los anteriores.
Sin previo aviso, alguien estaba parado frente a la puerta de Capricornio solicitando su presencia.
Shura no tenía ganas de ver a nadie, así que se le ocurrió la mejor idea, según él.

—¡Shura!—

—¡Shura, sé que estás aquí!—
El visitante empezó a dar vueltas por todo el templo, en busca del Capricorniano.

—¡Deja de esconderte!—
Solo le quedaba una parte donde buscar, la habitación.

Avanzó unos cuantos pasos y llegó a la puerta que daba entrada a la habitación privada.
Entró al interior, esperando encontrarlo por fin.
Allí lo encontró.
Encontró a su querida cabra haciéndose el dormido en su cómoda cama.

—Shura...—
Él esperaba algún tipo de respuesta, pensando que dejaría el juego de una vez.

Más no le respondió nadie.
—Vamos, sé que estás despierto.— aclaró Aioros.

Seguía sin responderle nadie, mas el abrumador silencio, mas audible que cualquier otra cosa. Dándole una pequeña señal de que solo estorbaba en su templo vecino.
Aún así,  Aioros no se daría por vencido y haría todo lo que estuviera en sus manos por su querida cabra.
Se acercó sigilosamente a la cama ajena y saltó abruptamente encima del décimo guardián.

—¡Ah!— Exclamó en sorpresa Shura.

El contrario, sin dejarle poder decir nada más, con sus dos manos, apretó sus dos mejillas y lo besó en los labios con fuerza y pasión.

La cabra, abrió los ojos, claramente sorprendido. No podía dar crédito a lo que estaba ocurriendo en su propio templo. Pero sobretodo, lo que estaba ocurriendo en su interior.
Shura estaba todo echo un caos. Sentir como la lengua experta de su vecino se adentraba y exploraba su boca no lo dejaba pensar en nada, estaba totalmente perdido.
Su cabeza daba tantas vueltas que no sabía distinguir el bien del mal.
Se sentía bien, demasiado bien.
Pero... ¿De verdad esto estaba pasando o era un escenario ficticio creado por su destructiva mente?

Últimamente, ha estado viendo cosas...
En las esquinas más oscuras y deshabitadas de su triste templo.
Podía sentir una presencia en su templo, una presencia poderosa que buscaba intimidarlo.
Llevaba días sin poder descansar como es debido, quizás lo que estaba ocurriendo ahora no era real.
Las noches anteriores, pudo ver diferentes sombras de distintos tamaños, a veces era una mujer con el pelo largo y oscuro diciéndole que pronto dejaría de existir Excalibur y otras veces era un niño pequeño correteando por su templo mientras reía.  A veces sentía que se reía de él.
Tan solo el pensar que esto era producto de su imaginación lo hizo sentir como un loco, Athena no lo aceptaría apto para las batallas y no podría proteger a su amada diosa.
Era una completa basura.
Se sentía débil y fácil de utilizar.
Desde la ultima vez que besó a su vecino recuerda la voz en su cabeza, ese extraño ser diciéndole que Aioros mentía y que no lo amaba.
Tal vez, ¿Esa voz era producto de su imaginación también?
Sentía que estaba loco.
Salió de sus pensamientos cuando algo, o más bien algo, le pellizcó la mejilla izquierda.
Allí estaba, Aioros.
Pestañeó confundido, ¿Era real?
Quizás estaba tan loco que podía incluso imaginar cómo si lo estuviera tocando.
Sí, eso era, él estaba loco.
Se auto convenció de que lo estaba y así, volvió a su mundo de pensamientos.
Entonces notó cómo alguien le mordió.
Sorprendido, salió de sus pensamientos y otra vez, estaba allí Aioros.
Pero esta vez no pudo visualizar sus ojos aguamarinos fijamente.
¿Dónde estaban?
¿Dónde habrían ido sus ojos favoritos?
Estaba comenzando a marearse y desorientarse, a cada segundo que pasaba su vista se nublaba cada vez más.
Entonces fue cuando sintió un pequeño dolor en su cuello.
Bajó la mirada y pudo observar la cabeza de Aioros en su cuello.
Intentó tocar la parte afectada con su mano derecha.
¿Aioros le había mordido el cuello?
Entonces fue cuando lo pudo sentirlo
Antes de poder tocar su cuello sintió la caliente y húmeda lengua de Aioros en su cuello, pasándola por el chupetón que este le causó.
Abrió los ojos en sorpresa, en caso de que esta fuera otra imaginación suya... parecía bastante real.

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⏰ Última actualización: Jul 29 ⏰

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Solos tú y yo (AiorosxShura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora