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Hubo un cambio de planes, no pudimos entrenar en todo el día y tampoco tuvimos un día libre. Nos metieron a todo nuestro escuadrón a una camioneta y nos enviaron a recoger las placas de los soldados muertos en combate, al mismo tiempo también nos ordenaron sepultar los cadáveres y reunir los cuerpos de los enemigos que aún estaban con vida, para llevarlos a campos de concentración. 

Es un horror. Cuerpos mutilados por todos lados, entrañas por doquier  y sangre por todos lados. Los prados que antes solíamos visitar ahora son un campo de muerte y destrucción, con amplios lagos de sangre que resaltan a kilómetros de distancia.

Las últimas flores que están sobre aquel campo destrozado que solía ser un prado, ahora están sobre las tumbas de aquellos que perdieron su vida allí, sepultados sobre tierra que debería de estar verde y deslumbrante.

Al final fuimos devueltos a Berlín, en donde ninguno soltó una palabra. Todos nos mantuvimos en silencio y fuimos a dormir.

𝐶𝑎𝑟𝑡𝑎𝑠 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑡𝑖́ [𝑃𝑜𝑙𝑜𝑛𝑖𝑎 𝑥 𝐿𝑖𝑡𝑢𝑎𝑛𝑖𝑎]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora