Capitulo 7 - Amarse

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Casi no hablan en el camino a la casa de Leonel, la música llena el silencio. Clara lo observa mucho, sus ojos se desplazan hacia él cada pocos minutos, admirando los músculos y las venas de su brazo que se extiende hacia el volante. Su otra mano se mueve hacia su boca y Clara mira fijamente, porque ahora ya sabe cómo se sienten esos labios; ella sabe a qué saben, cómo se sienten en comparación con los suyos.

-¿Qué?- él pregunta cuando la atrapa mirándolo fijamente, sus labios se curvan ligeramente hacia arriba.

-Nada- sonríe, moviendo su mirada hacia la ventana, aunque sabe que regresará a mirarlo solo unos minutos después. 

No se besaron desde que ella apareció en su lugar de trabajo el día anterior. Se fue poco después, ignorando las miradas de sus compañeros.
Pero ella sabe que volverán a besarse y la anticipación la está matando.

Cuando llegan a la casa, Leo se acerca para abrir la puerta y toma la caja de herramientas del asiento de atrás. Es injusto lo bien que se ve. Había crecido estos años, se había vuelto más firme en algunos lugares, incluso más ancho de lo que había sido antes. 

Ella entra primero, robándole las llaves de la mano en su camino y se pregunta qué tarea le va a dar hoy. Las paredes estaban desnudas ahora y Leo tenía varias latas de pintura blanca apiladas en la esquina de la habitación.

Deja caer su caja de herramientas en el mostrador de la cocina y luego se inclina contra ella, observándola en el centro de la sala de estar casi vacía. 

Es su turno de preguntar, -¿Qué?-, ​​mientras sonríe tímidamente bajo su intensa mirada.

Cruza el espacio entre ellos, su mirada nunca vacila, antes de agarrar su cintura en sus manos y besarla. Ella jadea en su boca, levantando las manos de inmediato para ahuecar su rostro, para sentir el vello de la barba áspera debajo de las yemas de los dedos.
Clara se tambalea hacia atrás, no dispuesta a separarse de él mientras camina a ciegas hacia su dormitorio. Él la sigue, con las manos extendidas sobre la parte inferior de su espalda, atrayéndola hacia si mismo, incluso mientras tropiezan por la casa.

De pie al final de la cama, hacen una pausa, los labios se desconectan pero solo se separan por un suspiro.

-¿De verdad estamos haciendo esto?- Leo murmura, y ella sabe que le está dando una salida, una oportunidad de volverse atrás y decirle que todo esto es un error.

Ella lo mira, encontrándose con su mirada por un momento, antes de besarlo de nuevo y caer de nuevo en la cama.

Su peso se siente perfecto encima de ella, entre sus piernas. Los antebrazos de él descansan a cada lado de su cabeza, sujetándola. Las manos de Clara se deslizan debajo de su camiseta, sintiendo los músculos de su espalda y deslizándose hacia sus anchos hombros. Todas estas partes de él que admiró desde lejos, durante tanto tiempo, ahora bajo sus palmas.

Sus labios se mueven de su boca a su mandíbula, luego bajan a su cuello, el roce de su barba contra su piel es una sensación nueva y emocionante. Su mano se desliza por debajo de su remera, tan cálida contra su piel. De repente, lo único que quiere es que estén desnudos, sentir su piel sobre la de ella. 

Tira con impaciencia de su ropa, observando con fervor cómo él agarra la parte de atrás de su cuello y se la quita por la cabeza. Sus manos están sobre él de inmediato, alisando el vello de su pecho y el plano de su estómago. Es tan ancho y fuerte, sólido de una manera que el cuerpo delgado de Luciano no lo era.

Algo afilado tira de ella y rápidamente se sacude el pensamiento. Necesitaba estar presente en este momento con Leo, ahora que finalmente lo tenía a su alcance.

《La Boda || Leo Messi》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora