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La constante mención de términos de guerra en medio de la reunión lo hace sentir un poco nostálgico.

Han pasado muchas cosas desde que regresó, pero tal vez algunas cosas siguen igual. El mundo moderno y brillante, con sus destellos de tolerancia, parecía darle un respiro de libertad, pero aún le resultaba difícil liberar el aire de su época, un aire que se volvía especialmente difícil de respirar cada vez que Tony Stark aparecía.

Steve no está seguro de cuándo empezó. Se desarrolló silenciosamente pero con violencia, como un virus que consume su sistema desde adentro, afectando su sistema nervioso y su corazón.

Su ser se resumía en latidos rápidos y temblores cada vez que el castaño estaba cerca. Y sí, se sentía culpable, pero la sensación general era extrañamente reconfortante.

El constante choque de sus naturalezas los mantiene a distancia, evitando que Steve se precipite por completo en el abismo de lo prohibido, un reino de lo inalcanzable, de lo que nunca debió ser, pero lo suficientemente cercano como para desearlo y fantasear con ello.

Tiene una mente creativa, que encuentra fácil perderse cuando el mundo exterior se vuelve aburrido. A pesar de que intenta recoger detalles de la misión y tomar notas mentales, todo es tan repetitivo que lo lleva a explorar las curvas desconocidas de los rizos castaños. Con la espalda de Tony hacia él, su imponente y orgullosa aura está en plena exhibición.

Casi puede oler su colonia, y es entonces cuando siente la culpa. Algunas cosas, ideas como esa... no pueden arreglarse. 

Y es que mucho antes de ser un capitán, un soldado o alguien memorable, Steve se había dado cuenta de algo sobre sí mismo que no funcionaba como él desearía.

Al principio, intentó convencerse de que sus sentimientos por Bucky eran admiración, una fascinación por el hombre en el que aspiraba convertirse en lugar de por el hombre en sí. Y Peggy lo había ayudado a distraerse lo suficiente como para olvidarlo, pero no para dejar de sentir esa extraña cosquilleo alrededor de algunos hombres.

Durante esos momentos solitarios en la guerra, había adquirido el hábito de escribir cartas sin destinatario, para liberar un poco de tensión y confiar en alguien que, aunque no existiera, no lo juzgaría por sus ideas.

Después de despertar, pensó que las había perdido, pero en su primer día con los Vengadores, Tony le había dado una caja con cosas que su padre había guardado del Capitán, también le aseguró que no había revisado nada, pero que ya no quería tener las cosas de otra persona.

Steve se siente atraído por los hombres. 

Cuanto más imponentes y potencialmente despreocupados, mejor.

La reunión concluye y él finge no sobresaltarse cuando los demás empiezan a levantarse.

—Bueno, Cap, estamos en esto juntos—, dice el moreno mientras le da un golpecito en el hombro antes de irse, y Steve se pregunta cuándo se distrajo tanto. Echa un último vistazo a lo que anotaron sobre la misión. 

Deben partir al día siguiente para rescatar a un agente infiltrado en un grupo terrorista, algo relacionado con un nuevo arma y la especificación de que tanto él como Ironman deben participar.

Tal vez tendría algo interesante para permitirse solicitar a dos nombres bien conocidos, pero decide no darle más vueltas, no quiere hacer un hábito de divagar y seguramente Tony ya tiene todo lo que necesita en mente.



See you Again - StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora