Matias x Enzo x Alejo
pov matias
Matias estaba cansado de la rutina que tenía con Enzo, hacía años que estaban juntos, en un principio todo lo que hacía le gustaba, disfrutaba de escuchar el partido por la radio todos los domingos, pero ya no más, no sentía el mismo amor de antes.
Una tarde salió a pasear a su perrita, Akira, por el pueblo y a comprar puchos o eso fue lo que le dijo al ojiclaro, en realidad se iba por tiempo indefinido, él ya sabía que no volvería, sentía un poco de lastima por el otro, pero la situación ya no daba para más, sentía que era incorrecto seguir mintiendo. Dejarlo sin ninguna explicación tampoco era lo correcto, pero así lo prefirió, no quería afrontar a Enzo o verlo llorar, no iba a soportarlo y simplemente se fue.
Ya tenía un nuevo destino y era con ese gaucho que había conocido en una de sus tantas visitas al pueblo, volvió a enamorarse, con Alejo era feliz, disfrutaba cada momento con él, pero su momento favorito era cuando salían a galopar por la tranquera, el viento en su cara, y sus brazos envolviendo la cintura del moreno, nada se comparaba con aquello.
Alejo era todo lo contrario a su ex, era alto, musculoso, con una tez morena que brillaba con el sol y unos ojazos que hacían que cualquiera caiga en sus encantos, amaba como se vestía y los bailes privados de malambo que le daba, estar con él era un sueño hecho realidad, tal vez, era él a quien buscó toda su vida. Nunca había amado con tanta intensidad a alguien, ni siquiera a Enzo quien había sido su primera pareja y juraba que era el amor de su vida, pero estaba totalmente confundido, el amor de su vida se levantaba todas las mañanas a su lado, le daba un beso de buenos días y le preparaba su desayuno favorito, un buen mate, el mejor que había probado en su vida, era Alejo, el era el amor de su vida y estaba feliz de su compañía.
pov Enzo
Enzo no sabia que era lo que había hecho mal para que Matías se fuera de su lado, después de años de noviar, se había casado, compraron una casa, los domingos comian ravioles con su madre y en la tarde escuchaban el partido por la radio ¿En qué había fallado?
Una tarde el pelinegro le dijo que iría a comprar puchos y jamás lo volvió a ver. Ahora jugaba al solitaria, hasta a Akira se había llevado, lo dejó sin compañía.
Se había ido con ese gaucho que Enzo no podía ni ver, lo llevaba por la tranquera y vivía en un ranchito con microondas y dvd. No entendió que era lo que habia visto en el, andaba siempre con un cuchillo que podia cortarte en tres, largo como un camino y ancho como el yacare, como era posible que lo haya dejado.
Una noche decidió ir la pulpería del pueblo para ahogar sus penas, no lo podía creer cuando cruzó la puerta, lo vio abrazado a ese gaucho, en la barra los encontró, sintió como la bronca crecía dentro de él, no habían pasado ni dos minutos que ya había ido a encarar al morocho, la cara de Matías era un cuadro, cuando lo vio, se había puesto más pálido de lo normal, pareciera que quería huir de allí.
- Devolveme a el Matias O te voy a descoser - le dijo al morocho, el cuál no llegó a responder, ya que Enzo lo enfrentó, el puñal contra el facón, le tiró el sombrero y la que se armó en la pulpería no tenía nombre, Matias no sabia como reaccionar se había quedado estático, el morocho reaccionó y lo quiso a apuñalar, pero Enzo logró esquivarlo; ambos se cayeron al suelo y cuando estaba a punto de matarlo, lo miró fijo a los ojos color miel que se derrite como el campo en primavera con los pájaros cantando.
Lo miro y se enamoró y ahora entendía porque un día el otro se rajó sin dolor, ahora en algo coinciden, ese gaucho es un bombón.
Se levantó del suelo y le pidió perdón.
- Y aunque extraño a nuestra perra si queres quedatela- fue lo último que le dijo a su ex antes de irse de la pulpería.
No sabía cómo había terminado vagando de pueblo en pueblo mostrando a quien quiera y pague su bombachita e' cuero de' vaca, pero fue su destino, esa era su historia con su muñeco bravo.
------------------------------------------------
Hola, ¿qué les pareció? Yo me divertí mucho escribiendo.
