Chan apartó el teléfono de su vista cuando Jisung se removió en sus brazos (temiendo que él también lo viera) y ahogó un sollozo lastimero aferrándose con más fuerza al torso del menor. La imagen lo había tomado desprevenido, ni siquiera se le ocurriría esperar eso de Changbin, pero era demasiado claro para dudar, demasiado cruel para ser mentira. Tembló e intentó ahogar su llanto, pero su pecho dolía cada vez más y el nudo en su garganta presionaba con más y más fuerza.
¿Sólo un par de semanas bastaron para que Changbin les apartara a un lado de esa forma, mandando al demonio sus sentimientos como si fueran nada?
La rabia y el dolor se mezclaron como un armatoste en su pecho.
¿Cómo pudiste, por qué? Tomó nuevamente el teléfono en su mano y volvió a ver la fotografía, como si torturarse viéndola pudiera transformarla en una mentira. Sin embargo, ahí estaba la chica desaliñada, en su regazo, besando su pecho desnudo; y ahí estaba Changbin, sosteniéndola de la cintura, apretándole como si odiara la idea de que ella se apartara de él.
Era real. Y era doloroso.
Con sus manos temblorosas, marcó el número de Changbin y esperó, pero nadie le respondió, intentó muchas veces, pero siempre fue inútil.
"Changbin, por favor, no nos hagas esto. ¿Estás terminando con nosotros, así?" sollozó en un susurro herido, enviando el audio, pero decidió borrarlo antes de que el menor pudiera escucharlo. Soltó el teléfono nuevamente y se aferró a la cintura de Jisung, escondiendo la cara en su pecho y deseando que aquello sólo fuera una pesadilla.
―Amor... ―Jisung se removió y, asustado, intentó ver el rostro del mayor que con tanta insistencia se ocultaba contra él―. ¿Qué sucede, amor?
Jisung pudo sentir las vibraciones en su pecho, el calor de su pesada respiración y el ligero temblor de su cuerpo. No era normal, parecía un ataque de pánico, por lo que Jisung comenzó a asustarse.
Chan negó varias veces con la cabeza y sonrió, tratando de fingir que no era nada, pero aquella falsa mueca fácilmente se rompió, dejando ver su verdadero sentir. Estaba profundamente herido.
―Hani... ―Chan se interrumpió, miró la cara preocupada del menor y un pinchazo en su pecho hizo que cerrara la boca al instante.
Jisung se sentiría terrible.
Guardó silencio, creyendo que debía proteger los sentimientos de Jisung, al menos hasta que él fuera capaz de consolarlo. ¿Cómo podía decirle que la persona que amaba tanto les había hecho esto?
―¿Me abrazas? ―preguntó Chan tímidamente, sus ojos llenos de lágrimas partieron el corazón de Jisung en miles de pedazos, pero no lo dudó y sujetó cuidadosamente al mayor entre sus brazos.
―Siempre ―susurró Jisung―, no preguntaré si no quieres hablar, pero por favor quiero que sepas que estaré aquí para ti siempre.
Chan asintió, sorbiendo la nariz. Algunos sollozos se escaparon de sus labios, mezclados con una risilla herida.
―Lo sé, amor. Lo sé.
(...)
Eran las nueve de la mañana y el teléfono de Chan comenzó a sonar insistentemente, pero él no respondió aunque supo de quién se trataba gracias al tono personalizado que le había colocado al menor.
Sus ojos estaban hinchados, su cabeza dolía, no quería saber nada. ¿Qué querría, de todas formas? Chan no quería escuchar, no quería que le dijera que sí, Chan, me acosté con ella, no veo un futuro con ustedes. No quería enfrentar la verdad, esa cruel y cruda verdad.