La estupida alarma otra vez!
Es como si gritara DESPIERTA AMIRA!Creo que ese aparato planeaba mi muerte cada mañana y cada mañana terminaba decepcionado y con mayor ganas para intentarlo al día siguiente. Ni siquiera entendía por que tenía una puta alarma si siempre despertaba Justo 10 minutos antes de que sonara cada día. Mi reloj biológico funcionaba a la perfección. Oh cierto! Pero luego me dormía nuevamente esos 10 minutos y era donde la alarma provocadora de pequeños infartos entraba en acción.
Respire profundamente aún acostada, miré la claridad a través de mi ventana y solo me dieron ganas de cubrirme completa con la manta y seguir durmiendo. No tenía muchas ganas de nada, y definitivamente cero ganas para ir a trabajar. Aunque aún faltaban horas para comenzar mi turno. Trabajaba en una de las muchas factorías de las tiendas Bob & More en el segundo turno así que los días que no tenía que ir a clases podía dormir hasta tarde y normalmente nunca lo hacía. Me encantaba despertar muy temprano y aprovechar mis mañanas. Pero en estos últimos días es como si alguien hubiese drenado toda la energía de mi ser. No tenía ánimos para nada.
Me levante de mi cómoda cama y fui hasta el baño para empezar con mi rutina matutina casi vespertina ya que eran las once de la mañana. El silencio era lo que más amaba de vivir sola, hacía ya casi un año que me había mudado de la casa de mi mamá a un pequeño apartamento de soltera. No muy lejos de mi hogar familiar, no quería abandonar el nido por completo solo quería vivir en tranquilidad , escuchar el ruido del silencio y la paz que ofrece la soledad. Lo amaba. Desde pequeña mi sueño era dejar mi casa para vivir sola a los 18 años. Por problemas técnicos en la vida me tomó dos años más que eso pero fue genial cuando al fin pude hacerlo. Amaba mi familia, vivir con mi madre y mis hermanos era lo mejor pero siempre quise probar la independencia. La mejor parte de vivir solo es poder hundirse en la tristeza sin dar explicaciones a nadie, sin preguntas ni alguien observándote e intentado hacer algo para que te sientas mejor. Era como mi refugio, mi templo y lo amaba. Necesitaba este refugio para poder mantener mi secreto a salvo.
Los últimos años en mi hogar familiar fueron una tortura. Tener que fingir todo el tiempo.
Preparé una taza de café con pan tostado y frutas y lo comí despacio. Odiaba cocinar. Esa era la parte fea de vivir sola pero tenía que sobrevivir. Al terminar, lavé los trastes, tomé el libro del momento, mis llaves, celular y me dispuse a salir. Días como esos, para mí la mejor terapia era ir a al parque a dos cuadras de mi piso y leer. Era feliz allí. El lugar era solo y tranquilo; no se veían muchas personas por esa zona y la brisa fresca y el sonido de los pájaros eran muy relajantes.
Cuando regrese a casa eran cerca de las dos de las tardes así que decidí hacer mis faenas antes de ir al trabajo, mi turno iniciaba a las 4:30 de la tarde y terminaba a las 12:30 de la media noche. Odiaba el horario, sentía que se me iba el día y la vida en ese trabajo pero no podía dejarlo o cambiarme de turno. Ese era el turno en que él trabajaba.
Alex, mi supervisor. La única razón por la que conservaba ese trabajo de mierda. Tenía ya dos años en esa fábrica y odiaba el trabajo y detestaba el horario pero no podía renunciar porque trabajar ahí era de la única forma en la que podía estar cerca sin llegar a los límites del acoso.Pero primero, hablemos un poco sobre Alex.
Es un hombre de 32 años, soltero y solitario. Es amable y gentil pero no sociable ni simpático. Hace muy bien su trabajo y hasta ahora no se le ha visto mantener una relación más que profesional con ninguna persona en la empresa. Sin amigos. Es buen jefe, justo y respetuoso pero nunca amigable. En la fábrica todos lo respetan, pero para todos es un hombre extraño y misterioso. El misterio, lo extraño y su buen parecido lo vuelven el objeto de deseo de muchas. Seré honesta, decir que tiene buen parecido no le hace justicia. El tipo está bueno con todas las letras de la palabra. Es un poco alto, yo diría que mide alrededor de 5,9. De cuerpo definido aunque no fornido. Tiene una hermosa cabellera negra de rizos ondulados, ojos cafés muy claros y largas pestañas negras. Sus cejas pobladas y la barba baja le dan un toque muy sexi y masculino. Siempre viste pantalones y camisas de vestir y siempre con los dos últimos botones sin abotonar, lo cual le da un toque aún más sexi. No está mal.
Es un hombre muy guapo pero no es ninguna de esas cualidades antes descritas las que me tienen trabajando en la fábrica; es la mirada triste en sus ojos.
A pesar de lo antipático que es y de lo estrictamente bien que separa a los empleados de su vida social, en la fábrica soy la única a la que le dirige más palabras de las estrictamente necesarias. Y es que me lo gané a pulso. Incluso he llegado a robarle algunas sonrisas. Es por lo único que estoy aquí.
Se lo debo. Es una tortura trabajar para el pero es mi castigo, mi precio a pagar por mi error. Ver la tristeza en su mirada aún después de tantos años, alimenta mi culpa y esta va matándome lentamente.
Se que ahora no lo entienden, pero lo harán. Y al igual que yo, me van a odiar.
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Vacío
Teen FictionEl: Esta tan vacío, tan desierto aquí y es tan grande el abismo que ni siquiera ella con toda esa luz esas ganas de vivir, esa magia, esa locura y sus increíbles aventuras podrán llenarlo. Creo que es tiempo de marchar, pero... será que ella si pued...