best friends ── capitulo tres

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best friendscapitulo tres

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best friends
capitulo tres


Si Mara pensaba que su vida amorosa estaba muerta, se equivocó totalmente. Cuando Choso la dejó en su casa solo pudo cerrar la puerta y recostarse sobre ella, dejándose caer lentamente. No, no la había besado pero... ¿Que había sido eso? estaba confundida, demasiado confundida, y no sabía si era por él o por la falta de sueño. Quería chillar y saltar de la felicidad, se sentía otra vez como una adolescente enamorada. Aunque todavía seguía siendo joven, tenía tan sólo veintidós años.

Se levantó del suelo, quitándose el adorno del cabello, y así fue quitándose cada prenda del uniforme hasta quedar en ropa interior mientras subía las cortas escaleras que la guiaban a su habitación en la planta alta. Al llegar, tomó una de las camisetas de tiras blancas que tenía tirada por el suelo y se la puso para luego echarse en la cama boca abajo; quería dormir y dormir, tal vez abriría la cafetería un poco más tarde o le diría a una de sus empleadas que la abra por ella, todavía no estaba segura.

Soltó un suspiro y cerró los ojos, disfrutando la suavidad de sus mantas. Estaba segura que se dormiría en ese preciso instante, pero el sonido de unas piedras golpeando contra el ventanal de su balcón la advirtieron. Sus labios soltaron una maldición y estaba dispuesta a bajar solo para golpear al responsable de aquello, aunque seguro se trataba de unos niños rebeldes y solo se asustarían cuando la vieran salir, así que eso hizo.

Se levantó de la cama y abrió las puertas exageradamente, saliendo al exterior de su balcón, una de las pequeñas piedras casi choca con su rostro por lo que se inclino sobre el barandal, a punto de insultar al responsable.

──¡Zanahoria! te tardaste demasiado──. Toji se encontraba en su propio patio, con una sonrisa ladina bastante característica de él──¿Vas a abrirme o tengo que trepar?

──¡Eres un maldito infeliz, Fushiguro! ── se quejó, cerrando las ventanas francesas de un golpe. La ronca risa de Toji se hizo escuchar── ¡Entra, la puerta está abierta, idiota!

Tomó un short rápidamente, tenía confianza con Toji pero tampoco para que la viera en bragas. Se sentó en la cama, acurrucándose entre sus sábanas mientras esperaba que su amigo entrará.

──¡Cierra la puerta con llave! ── Pidió cuando oyó la puerta abrirse. Poco después, los pasos comenzaron a oírse en la escalera hasta que el azabache finalmente se posó frente a la entrada de su habitación. ──¿Se puede saber que quieres a estas horas, psicópata?

──Aw, yo también te quiero, zanahoria── rió, cruzándose de brazos mientras se recostaba en el marco de la puerta. Tenía su típica remera negra pegada al cuerpo, cosa que hacía resaltar sus músculos demasiado bien. Era imposible para mara no fijarse en ellos. se sentía un poco culpable al hacerlo pero sabía que él amaba la atención femenina. ──¿Me vas a invitar a pasar o tengo que esperar aquí?

La pelirroja soltó un suspiro, rodando los ojos mientras golpeaba la parte libre de la cama, indicándole que se acostara a su lado. Toji sonrió, quitándose los zapatos mientras se echaba sobre la cama, específicamente sobre el cuerpo de mara.

──¡Oye, eres un gigante, me voy a morir aplastada! ── gritó entre risas Mara, su rostro estaba hundido en los pectorales de Toji mientras esté la tenía abrazada por la cintura. ──¡Toji, eres un gordo!

──¿Gordo? son mis músculos los que pesan, muñeca. ── se ofendió, levantándose ligeramente sin soltar la cintura de la contraria. ──¿Cómo estás? te extrañe.

La susodicha rodó los ojos, golpeando amistosamente el rostro de su mejor amigo. La cercanía de ambos era demasiada pero se sentía extrañamente cómoda.

──¿A cuántas más le dijiste eso hoy, Toji? ── inquirió, alzando una ceja. Sabía lo mujeriego que podía ser con todo el mundo y que fuera coqueto con ella ya no era noticia nueva. ──¿A unas diez, veinte?

──Mi pobre corazón, me ofendes── fingió un dolor en su pecho mientras soltaba una traviesa risa. Finalmente la soltó para recostarse a su lado, tapándose con las mantas──. Sólo a tí, no he tenido tiempo libre en el trabajo y recién ahora tuve tiempo para venir a verte.

Mara se puso de costado, apoyando su rostro en su mano para oír como hablaba el mayor. Su cabello caía en ondas, cubriendo parte de su escotado pecho.

──Estaba con los chicos pero Geto se fue a un bar, Satoru se fue con su novia y heme aquí. ── Contó con una sonrisa, estirando su mano para pasar un rojizo cabello de mara por detrás de su oreja. ──Además, ví que me mandaste un mensaje, ¿ocurrió algo? ¿alguien debe ser asesinado?

──A veces me preocupa que de verdad seas un sicario, Fushiguro. ── Rió mara, soltando un suspiro.

──¿Quién sabe?

──¡Toji!

──Es broma, zanahoria, eres bastante ingenua──los largos dedos de él apretaron su pecosa mejilla, ganándose un golpe en su pecho. ──¡Oye!

──Tu eres demasiado idiota──respondió fastidiada. ──Quería preguntarte sobre alguien, verás, estos días estuve recordar las primeras veces que ustedes vinieron a la cafetería y...

──¿Y?

──Y recordé que venían con un muchacho con dos moños en el cabello──. No estaba segura en preguntarle directamente sobre Choso, algo le decía que no debía decirle que lo conocía, prefería fingir demencia. ──Simplemente me dió curiosidad saber por qué él no vino más con ustedes, siempre venían juntos.

La expresión de Toji cambio drásticamente e intentó disimular su odio pero ya era bastante tarde, Mara había notado aquello.

──¿Por qué quieres saber de él, Mara? ── su tono también la tomó por sorpresa, ¿qué estaba ocurriendo?

──Por lo que acabo de decirte, me dió curiosidad saber sobre-

──Mara, ¿Choso fue a tu cafetería?── preguntó, levantándose levemente de la cama para acercarse más a ella──. Zanahoria...

──¿Choso? por favor Toji, ni siquiera sabía su nombre. ──Respondió la pelirroja, desviando la mirada. ──Solo me dió curiosidad...

El mayor soltó un suspiro, volviendo a recostarse. se acurrucó más contra su amiga, pasando una mano por su cintura para atraerla a él, acción que le arrebató una exclamación.

──Choso es demasiado peligroso, muñeca, no quiero que te pase nada. ── susurró contra su oído, hundiendo su rostro en el largo cabello pelirrojo. ──Si algún día lo ves en tu cafetería, por favor, avísame.

¿Cómo le diría que aquél chico era él dueño de sus pensamientos y sus nervios? pensó, mordiendo su labio inferior. Pero eso no le preocupaba, le preocupaba el hecho de que su mejor amigo lo odiara. ¿Peligroso? ¿Cómo Choso podía ser un peligro? algo no le cuadraba allí.

──¿Está todo bien, toji? ── preguntó en un murmurllo, rodeando el pecho de él con sus manos para apoyar su mejilla sobre ella. ──Puedes pasar la noche aquí si quieres...

──¿Acaso me ibas a echar, zanahoria? ── su típico tono coqueto había regresado. ──Bastante tarde, ya tengo sueño y quiero dormir contigo.

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⏰ Última actualización: Jun 22 ⏰

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