sweet dreams, mar.
prólogoLa cafetería 'sweet dreams' era conocida por tener los mejores cafés de todo japón, incluso por atender a altas horas de la noche y por su gran prestigio entre los motociclistas y las pandillas rockeras de la zona. Marlene, la abuela de Mara, fue quién la inauguró con apenas diecinueve años y se fue manteniendo a lo largo de los años hasta la actualidad.
Ahora, luego de tres meses cerrado por duelo y remodelaciones, quién tomaba el control de la cafetería era la jóven mara, dispuesta a mantener el legado que su abuela le había dejado específicamente a ella, puesto que no tenía ningún otro familiar a quien dejársela.
Mara había sido criada por Marlene, su madre murió al dar a luz y su padre se suicidó un año después, dejándola completamente sola y sin recuerdo alguno de ellos. marlene, luego de haber perdido a su única hija, se hace responsable de su nieta criandola en la cafetería.
'Sweet Dreams' fue la verdadera casa de mara, pasaba sus mañanas, tardes y noches allí, estudiando, dibujando y ayudando con los clientes a su abuela. Comenzó siendo una mesera a los dieciséis años, mayormente en las vacaciones ya que no debía asistir a la escuela y podía ayudar más a su abuela. Todos la conocían gracias a Marlene y un montón de personas la conocían desde que era una pequeña niña.
Recordó una de las primeras mesas que atendió, era un pequeño grupo de jóvenes de un poco más de su edad. Eran de aquellas pandillas, no sabía si era de motos o de bandas, pero sabía que era una pandilla. Además, los recordaba bastante bien: un albino con unos lentes extraños, un muchacho con una cicatriz en el labio, otro joven de cabello largo y, el que más había llamado su atención, un chico de cabello negro recogido en dos pequeños moños y con una línea negra recorriendo parte de sus pómulos y el puente de su nariz. La primera vez le causó bastante gracia pero no pudo demostrarlo para no ser descortés.
Aquél grupo comenzó a frecuentar la cafetería pero, de un día para otro, el muchacho de los moños no volvió. Los otros tres venían bastante amenudo, muchas veces en grupo y otras veces cada uno por su parte.
Ahora Marlene había fallecido y la cafetería quedaba en manos de mara. durante los últimos meses, dónde el estado de salud de la abuela era cada vez peor, el café había sufrido de bastantes cosas a causa de la poca mantención que le podía dar. ambas pelirrojas iban del hospital a la cafetería, de la cafetería al hospital, por lo que tuvieron que cerrar por varios días seguidos hasta que ocurrió el peor escenario que podía pasar, aunque era algo que ya se venía y las dos lo esperaban pronto.
Mara cerró por dos meses y medio la cafetería, no sólo por las remodelaciones, sino que realmente estaba destrozada y sin ganas de seguir. Pero Sweet Dreams era lo único que le quedaba de su nona, era su verdadero hogar, no podía dejarlo a la deriva o cerrarlo como si nada.
Así que, casi tres meses después, la cafetería más querida de la ciudad volvía a abrir sus puertas. Manteniendo su tradicional estilo floral y con vibras de los años cincuenta, mara cambió el nombre de 'sweet dreams' a 'sweet dreams, mar' en honor al apodo de su abuela, deseando que descansará en paz en dónde sea que éste.
La reinauguración fue un caos, en el buen sentido, mara se paseaba de un lugar a otro revoloteando su hermoso vestido blanco con puntos rojos, era una tradición atender en patines y, solo por ese día, lo haría. Así que allí estaba, atendiendo clientes por doquier.
──¡Zanahoria!── la gruesa voz masculina y familiar logró captar su atención entre toda la multitud, el hombre alzaba su mano mientras una sonrisa ladina decoraba su rostro ── ¡Ven!
Mara giró hacia su mesa, cargando la bandeja vacía en una de sus manos. Se deslizó y ya se encontraba frente a ellos, dispuesta a tomarles la orden.
──Ah, Toji, te dije que no me digas zanahoria en la cafetería──. Regaño, golpeando su cabeza con la pequeña libreta──. Te pondré leche caducada en tu bebida, a ver si así se te pasa lo chistoso.
──Mejor ponle leche de avellanas, va a odiar más eso──. Rió satoru, ganándose una mirada de odio de su compañero de banda.
──Cierra el culo, rata albina.
──Maldito teton──. Mara casi explota de la risa al oír el apodo de satoru hacía Toji.
──Oigan, están haciéndole perder el tiempo a nuestra pobre Mar, decidan que van a ordenar de una vez──. Pidió Geto entre risas──. Dame una malteada de chocolate, mara, con crema de caramelo y una de las tartas de manzana.
La pelirroja comenzó a anotar con rapidez, escuchando a los otros sin apartar la vista del anotador.
──Yo quiero una malteada de vainilla, con donas, extra crema y también quiero los bombones de fresa, muñeca──. Pidió el albino sonriente.
──Que par de niños, ¿malteadas? ¿es en serio? ── se burló el mayor de ellos, llevando su espalda hacia atrás, mostrando su musculoso pecho. mara solo apartó la mirada para dirigirla hacia toji, era inevitable──. Dame un espresso.
──¿Un espresso, Toji? ── repitió con la ceja alzada──. Está bien, será una malteada de chocolate con crema de caramelo y una tarta de manzana para Suguru, malteada de vainilla con todos los dulces del mundo para Satoru y... un cappuccino con mousse de chocolate para Toji──. Acabó de anotar y se dió la media vuelta. ──¡En seguida les traígo su orden!
──¡Oye, zanahoria, esa no es una bebida para hombres fuertes como yo!
Las horas pasaron con rapidez, hubo momentos dónde la clientela era caótica, otras veces donde era tranquila pero finalmente estaba llegando la hora del cierre. La cafetería estaba tranquila, los ayudantes se habían ido luego se un arduo día, ahora mismo no había nadie más que ella. mara estaba limpiando los pisos cuando escuchó la campana de la puerta sonar, maldijo internamente al nuevo cliente, realmente estaba agotada.
──Disculpe, ya estamos por... ── se giró hacía atrás, chocando con un rostro que le resultó bastante familiar ──... cerrar.
El muchacho amigo de sus tres mejores amigos se encontraba frente a ella, era la primera vez luego de años que lo veía y su apariencia era realmente cautivadora, pero lo que llamó su atención fueron las lastimaduras en su rostro.
──Oh, tal solo quería un café──. Dijo con simpleza, limpiándose la sangre que caía de su labio roto──. De casualidad, ¿tienes una servilleta?
──¡Pero mira tu cara! déjame ayudarte──. Intentó moverse con rapidez pero olvidó que se encontraba en patines, por lo que casi cae directo al piso si no fuera por el rápido movimiento del azabache. ──¡Ah!
──¿Quieres ayudarme a mí así? ──. Se burló levantandola──. Me llamó choso.
──Mara──. Estaba embobada mirándolo── ¿Quieres ordenar un café? traeré el botiquín para ayudarte.
──Gracias, Mara.
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a lonely night˛ choso kamo
Fiksi Penggemar𝐋𝐍 | ¿𝐐𝐔𝐄𝐑𝐑𝐈́𝐀𝐒 compañía en ésta solitaria noche? dónde mara siempre se queda hasta tarde en la cafetería 'sweet dreams', estando completamente sola. o donde mara acaba enamorándose del muchacho que siempre llega a la hora del cierre, si...