Silencio

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Nat 

Cómo siempre que me invitan a cenar me mantengo callado, mis ojos solo se mantiene en el plato, hago el menor ruido posible para no molestarlos y trato de no prestar mucha atención de la conversación de la feliz familia. 

Mi padre es dueño de una empresa inmobiliaria, que heredó de mi madre después de que muriera en un accidente de auto, cuando yo tenía cinco años, la familia de mi madre siempre tuvo un gran poder adquisitivo y muchas veces le advirtieron que mi padre no era un buen hombre y que solo la está utilizando pero mi madre decido ignorarlos y continuo con él, lo cual fue una pésima idea, al mi madre no oír a su padre su familia decidió darle la espalda y con ellos se fue el dinero, ahí fue donde las verdaderas intenciones de mi padre salieron a flote y sin más dejo a mi madre, poco tiempo después mi madre se enteró que estaba embarazada, su abuela decido apoyarla dándole algunas propiedades para que de ellas pudieran vivir y así lo hizo mi madre aún con su embarazo trabajo fuertemente y cuando yo cumplí tres años compró está gran casa para mí, donde ahora me hacen el favor de dejar que me quedé.

Un fuerte golpe sobre la mesa me saca de mis pensamientos. — ¡Te estoy hablando!—Grita mi padre y me ve molestó.

—Lo-Lo siento no estaba prestando atención. —Compongo mi postura y veo a mi padre.

—Siempre es lo mismo contigo, cuando alguien te habla estás en la luna. —Me regaña mi madrastra y tuerce la boca en señal de desagradó.

—Luego de tu graduación, anunciaremos oficialmente, tu compromiso con Max. —Repite mi padre y quisiera gritarle que no me quiere casar, pero se que no cambiaría nada y solo me ganaría una golpiza así que decido obedecer.

—Esta bien, ¿Me puedo retirar? — Pregunto con miedo, y veo mis zapatos esperando la respuesta.

—Lárgate. —En cuando escucho la respuesta me levanto y huyó para poder esconderme en mi habitación.

Luego de la muerte de mi madre, mi padre se hizo responsable de mi y vino a vivir a esta gran casa con su nueva familia y en cuanto entraron me lo arrebataron todo, mi gran habitación llena de juguetes fue entregado a su hija Nan, que solo es unos meses menor que yo, y desde ese momento mi habitación fue el pequeño cuarto de la planta baja donde solo cabe una cama individual y mi escritorio, trate de no darle problemas a mi padre, siempre hice lo que él quiso y nunca proteste, me esforcé para que él estuviera orgulloso de mi, pero para él yo no era nada y solo me presto atención cuando tenia diez años y llame el interés de la familia Saran.

 En una cena de negocios conocí a Max Saran, él hijo de un magnate automotriz, fue muy amable conmigo mas de lo que mi supuesta familia había sido conmigo y no pude evitar llorar y en ese momento Max que era cuatro años mayor que yo me abrazo y me consoló hasta que logre calmarme, al final de la fiesta me aferre al cuerpo de Max y por primera vez desobedecí a mi padre.

Luego de que me arrastraran a casa, mi padre me golpeo por primera vez por haberle echo pasar vergüenzas, semanas después mi padre me informo que iríamos a la casa de los Saran y yo no pude con la emoción en cuanto llegamos corrí a los brazos de Max, mientras nuestros padres tenían una reunión, Max me llevo al jardín y me regalo muchos juguetes, yo casi brincaba de la felicidad pues el único juguete que había tenido desde los cinco años era uno oso que robe del que era mi cuarto, mientras jugábamos me lleno de comida dulce por primera vez me sentí feliz pero todo termino cuando mis ojos se cruzaron con los de mi padre, me quede quieto y quise hacer el intento de volver aferrarme a Max pero al ver los ojos furiosos de mi padre decidí no intentarlo y comencé a caminar lentamente así él. Cuando llegamos a la casa todos mis juguetes me fueron arrebatados nuevamente y cuando mis lagrimas comenzaron a salir, mi padre me dio una fuerte bofetada y me encerró en mi habitación.

Desde entonces solo he sufrido maltratos, la reunión que tuvo el padre de Max y mi padre se trato de mi, acordaron que en cuanto me graduara me casaría con Max, al principio estaba feliz pero mi madrastra estaba frustrada por que la familia Saran me hubiera escogido a mi y no a su hija, cada vez comenzaron a ser mas crueles, sabia que cada visita a Max era una golpiza segura y también algunos días de encierro para que nadie viera el maltrato, cada regalo que Max me entregaba me era arrebatado en cuanto llegaba a casa, algunos se los daban a mi hermana y los otros simplemente los tiran para que yo no los tuviera. 

Entonces comencé a visitar cada vez menos a Max y los regalos que me entregaba dejaron de hacerme ilusión, pues sabia que me los quitarían, algunos ya ni siquiera los abrí y solo los deje sobre es escritorio de mi padre. Las cosas comenzaron a calmarse cuando cumplí catorce y Max se fue a estudiar al extranjero, lo vi solo dos veces durante los años que estudio la Universidad, trate de ser lo mas cortante que pude pues no quería que me castigaran y al parecer Max se dio cuenta y dejo de pedirme que lo visitara, en los últimos años escuche que me había mandado regalos que claramente nunca llegaron a mis manos, pensé que al no estar en contacto con los Saran ellos se olvidaran del compromiso pero por lo que me acaba de decir mi padre ellos no lo han olvidado y en unos meses tendré que casarme, aunque aun no se si es una buena noticia o no.

No me alejaré | MaxNatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora