𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟒

410 52 6
                                    

Ese idiota no iba a hablar, ya lo intenté durante más de una hora. Era un caso perdido.

Pero... aunque me estuviera convenciendo a mi misma de que solo se trataba de su cerebro pequeño que no conectaba bien las neuronas, no podía evitar sentirme un tanto extraña, como si fuera algo mucho más que eso. No podía controlar mi preocupación por él.

Tarde o temprano me voy a enterar, espero.

—¿Lo has llevado al veterinario?—me preguntó sentado frente a mi con las piernas cruzadas, mirando con insistencia al mimoso gato entre mis piernas.

—No, no ha querido. Sé que puede resultar peligroso, pero dejame decirte que es casi imposible poder sacarlo de aquí.—le contesté suspirando, pasando mi mano por su suave pelaje y escuchando sus ronroneos.

—Ya veo.—dijo para después quedarse en silencio.

Mi hermano me miró pensativo para después acercarse más a mi, el sofá tampoco es como si fuera muy grande así que no había mucha distancia. Bajó su cabeza para observarme bien y seguidamente hizo uno de sus asquerosos pucheros.

—Bueno, ya está bien. Hazme caso a mi también.—se quejó frunciendo su ceño—Llevas todo el rato acariciando a esa bola de pelos, yo estoy por irme.

Lo miré con una mueca que reflejaba todo mi asco ante su actitud.

—En tus sueños. Si quieres irte, ahí está la puerta.—la señalé con mi dedo—Igual ya tengo mi comida.

Él dejó de pucherear y me miró con el rostro serio, obviamente ofendido por mis palabras.

Me valía mierda.

—Si eso quieres, vale. Ya me voy.—hizo el gesto de querer levantarse, para después esperar unos segundos y girarse indignado hacia mi—¿No piensas detenerme?

—No. Chau.—le sonreí mientras meneaba mis dedos en su dirección.

Vi como sus ojos se apagaban durante un momento, bajando su cabeza y suspirando decepcionado. Al detallar su cara bien logré ver una expresión bastante triste, lo que me sorprendió.

Él no solía ser así y realmente chocaba ver cómo actuaba ese día. ¿Qué demonios le sucedía?

—Eres malvada...—su voz sonó baja, pero aun así logré oírlo.

No había ningún rastro de su típico tono burlón y sarcástico.

Vale, ya era suficiente.

Deposité a Blackie en mi sitio, él ya estaba más que dormido así que procuré dejarlo con suavidad. Gruñó entre sueños al no sentir las caricias, pero se acomodó en su lugar, acurrucándose más.

Me hubiese parecido de lo más adorable en ese momento, pero solo tenía ojos para EunHyuk, quien se dirigía a la puerta para irse. Realmente me preocupaba, joder.

—EunHyuk.—este dejó la manecilla para después girarse y mirarme—Cuentame ya que es lo que te sucede.

Pude darme cuenta de que captó por mi tono de voz que no estaba nada contenta, así que no buscó evitar el tema como antes. Apretó sus manos en puños y volvió a observarme con una de las expresiones más entristecidas que le vi poner.

—SunHee... no puedo decírtelo ahora mismo y siento tener que preocuparte, eso es lo que menos quiero.—giró su cara para evitar mis ojos, confusos ante todo lo que decía—Hablaremos otro día, ¿vale?

Me quedé cada unos segundos, tratando de entender el verdadero significado detrás de sus palabras.

Está claro que hay es algo grave y no vale la pena volver a preguntarle porque sabiendo como es no me lo dirá a menos que sea a base de golpes.

𝐌𝐲 𝐒𝐞𝐧𝐬𝐢𝐭𝐢𝐯𝐞 𝐊𝐢𝐭𝐭𝐲Where stories live. Discover now