3 - Jaula

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Region de Finnoa, Valknes. Año 1139 D.O.
Aleera Braune

El cosquilleo de la brisa colándose por la ventana le hizo despertar la atención por el movimiento que sucedía en el exterior. Posó su mirada en la señora frente a ella, la mujer se encontraba sumida en la lectura que ni siquiera se inmutó cuando comenzó a moverse en su asiento. Dirigió su visión a su lado viendo a su pequeña hermana aún dormitando con su cabeza apoyada en el respaldo, sonriendo por la calma que reflejaba.

Otra brisa se hizo presente dentro del carruaje moviendo no solo su cabello sino que también las páginas del libro de su institutriz provocando que soltase una maldición entre dientes, aquello le causo cierta gracia que tuvo que contener para si misma. Sin poder resistir más la tentación, se levantó de su lugar hacia la ventana del carruaje con el propósito de visualizar el paisaje.

Lo primero que sintió fue el gélido viento chocar con su rostro, seguido por un fuerte aroma de pino debido a los arboles próximos al carruaje. El camino era uno bastante boscoso y salvaje, claramente la mano de las personas no habían intervenido en esos lugares o por lo menos no tan abruptamente como si lo era en la ciudad, donde los arboles como el mismo pino no se veía con mucha frecuencia. Sintió el impulso de extraer más el cuerpo a través de la ventana para disfrutar de la corriente que chocaba con ella, pero en el momento de sacar su mano para comenzar a moverla junto al viento fue atraída con cierta fuerza de regreso al interior del carruaje.

Un chillido se hizo presente de los labios de su institutriz al momento de verla, llevándose ambas manos a su boca negando por su accionar. Rápidamente llevó una de sus manos a su cabello para extraerle una hoja la cual se había quedado atascada. Apretó los labios con bastante fuerza, permaneciendo inmóvil en su lugar mientras negaba con su cabeza.

-Por Orkuinnea -suspiró su institutriz con irritación-. ¡¿Cuantas veces le he dicho que eso no es propio de una dama?!

-Solo quería ver algo -dijo Aleera acomodándose en su lugar.

Al parecer aquella situación fue algo alarmante para la señora ya que no se preocupó en el tono fuerte con el cual le recriminó lo sucedido, provocando que su hermana pequeña saliera de aquel trance de sueño en el que se encontraba. Aleera escuchó una suave y ligera risa proveniente de su lado. Su hermana pequeña Mina parecía divertirle lo acontecido ya que no ocultó su cálida risa. Aleera le entregó una mirada de pocos amigos a su institutriz y se concentró en su hermana que había despertado; le corrió algunos mechones de cabello que yacían pegados en su rostro y lamió la punta de su pulgar para peinarle aquellos mechones de cabellos rebeldes.

-¡No haga eso! -exclamó horrorizada por lo que hizo.

Otra risa soltó su hermana Mina ante la cómica reacción de la señora mayor, contagiando a Aleera con su risa debido a la expresión que había dicho.

-¿Ya llegamos lady Korvel? -preguntó Mina restregando sus adormecidos ojos, recibiendo una negativa respuesta.

-Pero ya estamos cerca.

Lady Korvel extendió su abanico en un rápido movimiento para comenzar a agitarlo rápidamente hacia su rostro. Desvió la miradas de ambas hermanas, centrándose nuevamente en su lectura.

-¿Dormiste bien? -preguntó Aleera a su hermana.

La pequeña asintió deslizando su mano para estirar las arrugas en la tela de su vestido.

-¿Por qué te llamó la atención lady Korvel? -dijo Mina en un hilo de voz.

-Porque por poco casi me lanzo del carruaje.

Ambas hermanas tuvieron que aguantarse las ganas de soltar en carcajadas.

-Desearía poder ir cabalgando afuera -susurró Aleera en el oído de su hermana-. Podríamos salir a cabalgar una vez lleguemos.

Latidos de Sangre. Saga Gorski IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora