Capitulo 4: Posible solición

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—No sabíamos si obedecer lo que Adagio había dicho... hacerle caso, no ir ya a clases y sólo escondernos gracias a nuestras cuerdas vocales débiles... o... regresar a clases y hacer un esfuerzo por algo que al parecer no podríamos conseguir jamás; unas buenas voces. Emm... Adagio... prosigue tú por favor... esta parte la cuentas mejor que yo...— Dijo Aria echándose para atrás con una cara algo triste, entonces Adagio, volteándola a ver también con una cara triste suspiró y continuó

(Adagio Relata)

—No te preocupes Aria, yo le sigo. Entonces decidimos algo, iríamos a la escuela pero no entraríamos, sólo observaríamos si les importaba nuestra ausencia o no... con eso decidiríamos si volveríamos o no. Al día siguiente, al amanecer las tres nos escondimos entre los corales detrás del salón de clases, y esperamos a que los alumnos llegaran así como la maestra. Pasaron como quince minutos y la profesora llegó seguida de los alumnos, "Por favor, todos tomen asiento la clase va a comenzar" dijo la profesora mientras se sentaba en su escritorio de corales. Finalmente llegó Gleam al salón y como siempre se sentó justo en frente de la profesora, entonces la profesora dijo desconcertada "... ¿y tus hermanas Gleam?" Gleam despreocupada dijo "No lo sé... no las he visto desde el incidente de ayer" La profesora se desconcertó aún más y dijo "Entonces... ¿no vendrán a clases?" Gleam volteó los ojos y algo burlona dijo "¡Ha! Al parecer les avergonzó demasiado esas vocecillas que tienen, tanto que las hizo acobardarse para venir" dijo eso seguida de risas de los compañeros. Yo me desanimé y voltee a ver a mi hermanas Aria y Sonata quienes me miraron entristecidas.

La maestra suspiró y dijo "Bueno, seamos sinceros niños, unas hipocampos con una voz tan débil, jamás llegarán a tener una buena vida..." Yo me impacté con eso que dijo la maestra y de inmediato oí como Sonata empezó a gemir, me voltee junto con Aria y vimos como Sonata se alejaba llorando, Aria y yo la seguimos de inmediato. Sonata llegó al final del arrecife, mismo lugar en el que nos encontrábamos el día anterior lamentándonos, se dejó caer y comenzó a llorar muy fuerte. Aria y yo llegamos junto a su lado... yo al verla llorar con tanto dolor me dio mucha tristeza, tragué saliva y me arme de valor, entonces dije "Sonata... tranquila hermana, mamá tenía la fe en nosotras llegaremos a ser grandes hipocampos, y lo sabes..." Sonata totalmente destrozada levantó un poco la cabeza y sin dejar de llorar dijo "Que mamá haya dicho eso no significa que se cumplirá Adagio... ¿quién asegura que llegaremos a ser adultas?... ¡nunca triunfaremos en la vida!" justo después de decir eso volvió a bajar la cabeza y lloró más fuerte...

Justo iba a decirle a Sonata algo más cuando Aria comenzó a sollozar y tallarse la nariz así como sus ojos, la voltee a ver y extrañada dije "Aria... ¿estas llorando?" Ella me miró y con ojos algo rojos dijo "N-no... ¿cómo crees?..." La miré y entonces dijo explotando en lágrimas "¡Aaay!, ¿a quién engaño?.. ¡Las rudas también lloramos!" entonces se abalanzó a Sonata y se acostó junto a ella para abrazarla y llorar junto a su lado. Sin nada bueno que se me ocurriera decirles para animarlas me di por vencida y dije "Es todo... esto ya nos hizo mala reputación aquí... yo soy la de las ideas y ahora... no se me ocurre nada" Me senté con ellas y comencé a llorar.

Esa tarde las tres después de habernos quedado dormidas en el arrecife, decidimos volver dentro de la comunidad para comer algo, nos acicalamos entre las tres antes de movernos y entonces ya con mejor humor nadamos hacia la manada dentro de la comunidad. Al llegar a ella todos los hipocampos que nos veían pasar se nos quedaban viendo y se susurraban entre ellos mientras nos miraban, pasábamos entre hipocampos mayores y nos veían con indiferencia y otros con repugnancia, pasábamos entre hipocampos de nuestra edad y se comenzaban a reír de nosotras... las tres éramos las excluidas de la manada, al parecer ya se había propagado la noticia de que no sabíamos cantar... apenas teníamos dos días dentro de la manada y ya éramos el hazme reír de los hipocampos.

La historia de las Dazzlings (ORIGINAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora