Parte 3

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Al estar listo salió de detrás del árbol con las manos arriba en señal de rendición.

—¿Tú eres Jacob Black? —Pregunto uno de ellos, asegurándose de que no mintiera utilizo su don en él, el cual consistía en que al mentir sentiría un dolor inimaginable, viéndose obligado a siempre decir la verdad.

—Sí, soy yo.

—Donde están los otros dos perros.

—Ellos no están aquí, desaparecieron desde hace un par de semanas, estábamos buscándolos cuando ustedes llegaron —Jacob sentía que se desacía del dolor, pero su determinación era más fuerte así que su rostro se mantenía serio.

—Esta bien, no miente.

—Debemos de irnos ahora.

Al decir eso todo se volvió oscuro, su consciencia lo había abandonado.

Cuando volví a despertar no sabía dónde estaba ni que día era, lo que si sabía y estaba seguro de ello, es que era de noche. Mis muñecas y mis tobillos estaban firmemente sostenidos por cadenas, así que mi movimiento era casi nulo, lo que podía mover era mi cabeza pero con la oscuridad del lugar no podía ver nada.

—Así que el perro de los Olimpic al fin se ha dignado a despertar —Una voz bastante madura se hizo escuchar.

Su acento era extraño, que de no ser por el momento tan poco agraciado en el que se encontraba, se habría reído a carcajadas. Intento con todas sus fuerzas ver de dónde venía aquella voz, pero sus ojos solo podían ver sombras.

Iba a decir algo pero analizando su situación, decidio guardar silencio, no quería meterse en más problemas de los que ya tenía.

—¿Así que te comió la lengua el ratón eh? —Nuevamente guardo silencio, sabía que su mente no podía servirles de mucho por su bloqueo mental, así que internamente, todos los insultos creados y por crear estaban siendo escupidos con bastante enojo.

Sin esperarse nada, miles de antorchas a su alrededor fueron encendidas dramáticamente.

«—Claro que son Vampiros, no podían hacer algo más dramático que esto, verdad —Penso Jacob, dando un resoplido al mismo tiempo en que ponía sus ojos en blanco.»

—Vayan por todo lo necesario para hacer ya saben que —La misma voz de hace un momento dio una orden y sus lacayos la siguieron sin decir ni un pero.

El vampiro se acercó al campo de vision de Jacob, que al verlo solo pudo distinguir dos cosas: la piel casi traslúcida del vampiro y el traje estúpidamente ridículo que llevaba encima. Los ojos rojos del vampiro fue lo único que llamo su atención de manera sería. Desde el momento en el que decidio venir "por propia voluntad" sabía que se estaba entregando en bandeja de plata para que le hicieran cualquier tipo de atrocidad, pero ahora que ya comenzaba a vivirlo, ya comenzaba a arrepentirse.

—¿Jacob no es así? Bueno no importa, aquí tú eres el perro de los Olimpic, pero bueno, pasemos a lo importante —El vampiro de cabellos negros comenzó a caminar alrededor del lobo —. La razón por la que estás aquí es porque el clan Olímpico cometió un delito, los hijos de la luna son nuestros principales enemigos y el hecho de que los Cullen se hayan familiarizado de más con los tuyos es una traición a los nuestros.

—Ay no jodan, ustedes no son más que una bola de imbéciles que se creen superiores solo por tener sedados a los más poderosos, ustedes no reclutan gente, ustedes los obligan a estar bajo su mando con la vil excusa de la soledad, acostumbrados a siempre tener lo que quieren bajo esa excusa —Jacob se dio cuenta de que toda su cordura y su vida se habían ido a la mierda en el momento en el que empezó a hablar, así que con todo perdido y tomando aire despotrico en todo lo que había pensado desde que llegó —, pero cuando esos Cullen de los que tanto te quejas te dicen que no quieren estar a tu lado por qué ellos si tienen una familia, a los jodidos tres princesos se les ocurre hacer berrinche, así que ¿Aro no? Bueno, no importa ¡Tú puedes irte a la mierda y tu jodida gente de cuarta puedes metertela por el culo!

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