1: Déjame Ayudarte

4.5K 285 19
                                    

König siempre a sido alguien con problemas de ansiedad, afectándolo en algunas circunstancias, especialmente con el contacto físico.
Considerando su severa ansiedad social, no es sorpresa que al momento de tratar heridas provenientes de sus misiones, prefiera currárselas el mismo.
Hasta que en una misión, una bala generó una grave herida en su brazo, la cual, obviamente, necesitó atención médica urgente.

A pesar de que el no quería creer esto, era una realidad que tenía que confrontar , algún día, era obvio que se adentraría en tu consultorio.
Trabajar en KorTac, una base militar en pie las 24 horas del día requiere sacrificios, físicos como mentales, y König tendrá que enfrentarse a ambos esta vez.
Asistir a tu consultorio no es la gran cosa, ya que muchos militares en la base han acudido ahí y te conocen por tratarlos de la mejor manera posible, agradeciendo tu servicio.

Pero König tenía una perspectiva totalmente diferente, para él, era como adentrarse en una pesadilla, la idea de estar en un lugar donde lo podían ver en su estado más vulnerable, simplemente, no le gustaba.
König no está totalmente acostumbrado a que lo ayuden de esta manera, la cual implicaba, que otra persona lo tocara. Lo mejor para König era dejar de sobre pensar la situación y afrentarlo, pero simplemente no podía..
Este pensamiento actuaba como una enfermedad en su cuerpo, que se esparcía lentamente conforme iba avanzando a tu consultorio, era como si no hubiera cura..

Los pensamientos lo consumieron por el resto del camino, estaba extremadamente metido en ellos que ni siquiera se percató que el destino, ya lo estaba esperando.
Sabía perfectamente que él, presionando la herida de la bala con su mano con una curita no iba a ayudar durante tanto tiempo, por lo que simplemente aceptó el hecho de que ya estaba ahí.
Una vez entró, olió muchos aromas diferentes, provenientes de los líquidos que fueron utilizados allí: toallas desinfectantes, gel, etc. Pero el olor que invadía sus fosas nasales, eras tú.

A pesar de que el consultorio Iliana diferentes sustancias médicas, el olor que más detonaba para König, era el tuyo.
Aparte de tu dulce aroma, König presentía algo diferente en ti, un aspecto que lo atraía, así como las flores atraen a las abejas, el se sentía atraído por tu forma de ser y ese olor que destacaba en el cuarto.
Mantenías un perfil profesional al momento de cumplir con tu papel, así como tu espacio bien organizado, y para añadirle el toque final al asunto, la forma delicada y atenta en la que tratabas tus pacientes, le daban ese toque especial a tu espacio.

König prestó atención a cada detalle en las cosas presentes en la habitación, y por lo que vio, podría deducir que eres alguien a quien le gusta mantener control en lo que posees y haces.
De hecho, fuiste el primer médico en llamar su atención, sin decir nada, y simplemente cumplir con tus deberes en una forma prometedora, como si ir al médico no fuera tan malo después de todo.
En realidad quería conocer a esta "doctora" que todos en la base elogiaban, así que König decidió darle un intento y ver si los cumplidos eran ciertos con sus propios ojos.

Al mismo tiempo, König no podía creer que un médico lograse establecer un lugar donde el cuidado, el amor y la esperanza abundara en una base militar como KorTac.
Era casi increíble, ¿cómo?, era como un lugar secreto y sagrado más allá de la superficie, y por primera vez en realidad estaba interesado en estar en un consultorio, hacías que todo pareciera tranquilo, en ese espacio tuyo dentro del drástico lugar que es KorTac.
Y para comenzar con esta experiencia, por supuesto, lo acogiste con la voluntad de ayudar con su herida mientras otro militar salía de la habitación.

Para su suerte, no había ningún otro paciente presente u otro doctor en el consultorio, lo cual, significa que podría darse el lujo de ser atendido por nada más y nada menos, que tú.
Y como las circunstancias se veían así, pudo percibir, que eras alguien que podía manejar con lo que ocurría alrededor de ti, versátil y dedicada, sin duda.
"Ok ven, sigue apretando tu herida mientras te sientas aquí, traeré lo necesario para ayudar con esta situación." Exclamaste con un tono de preocupación, mientras lo guiabas, poniendo una mano en su espalda, hacia una silla de madera.

König, sorprendentemente, no dudó en seguirte cuando escucho tu voz, preocupada, pero aún calmada de alguna manera, ni siquiera le importó que pusieras tu mano en su espalda, él estaba de alguna manera, hipnotizado..
Mientras se sentaba en la silla todavía presionando su herida, no pudo evitar ver tu ropa pegada a tu piel suave, siguiendo detrás con cada paso y cada balanceo de tus caderas, haciendo que ese uniforme pareciera, que una modelo en la pasarela lo estaba usando.
Una vez que te empezaste a dirigir hacia König, sintió tu mirada, atravesada en sus ojos azules. Intentó apartar la mirada como si pudieras leer lo que estaba pensando, realmente quería tu atención, la anhelaba.
Estabas demasiado concentrada en la bala que no notaste su mirada, ya que es la razón por la cual König está aquí en primer lugar...¿verdad?
"No se preocupe Coronel, yo se cómo tratar este tipo de lesiones, así que continuaré con el proceso, ¿de acuerdo?"
Mientras dijiste eso, König solo asintió la cabeza mientras te miraba, destapando la herida lentamente.. la bala estaba, en efecto, incrustada en su brazo, pero por alguna razón, a él ya no le dolía como en un inicio.
La ansiedad de König no interfería de ninguna manera de momento, hasta que escuchó una pequeña petición tuya que le envió escalofríos por la columna..
Esa MALDITA petición.. hizo que algo despertara en él..
"Coronel, ¿le importaría quitarse su camiseta negra de comprensión por favor? Estoy segura de que hará el proceso más arduo."
König sabía que no tenías otro tipo de intenciones, ya que todavía lo llamabas Coronel, tu tono de voz era firme, y seguías siendo profesional.
Pero Dios, si supieras que con esta pequeña solicitud... si SUPIERAS en lo que te metiste con eso, apuesto que hubieras preferido que se quedara con la camiseta puesta..
No te diste cuenta de esto, pero él sonrió, ampliamente, detrás de esa máscara suya hecha por el mismo, ignoro dicha acción, y accedió a tu solicitud..
"Eh, seguro." (Maldita sea, porque estoy accediendo tan fácilmente..). König se dijo así mismo mientras se empezaba a quitar la camisa cuidadosamente para evitar que la herida de la bala le doliera mientras lo hacía.

A él realmente no le importaba que vieran su físico, es más, estaba orgulloso de él, pero, lo que prenderá su ansiedad, está más adelante, junto con otros factores que le harán juego...
Cuando König finalmente se quitó la camisa, pudo observar, que el sangrado proveniente de la bala incrustada en su brazo izquierdo había disminuido, era como sí esa sangre se hubiera dirigido a otra parte de su cuerpo.. así que sin más preámbulo, sacaste lo que necesario para iniciar con el proceso para remover la bala de su brazo.
"Bien, ya que tenemos todo lo necesario, ya podemos empezar. Obviamente va a ser algo doloroso, pero le prometo que será rápido."
Y tan rápido como dijiste eso, König percató las pinzas de metal sujetadas firmemente en tu mano para desincrustar la bala de su brazo.

La ansiedad de König comenzó a aumentar mientras rosabas tus manos en su brazo, apretando su bíceps suavemente para empezar a sacar la bala con las pinzas.
La sensación de tus dedos recorriendo su piel fue suficiente para corromper su mente, de una manera que no podía controlar lo que sentía.
"Respira hondo... haré esto rápido." Y tan pronto como dijiste eso, las pinzas comenzaron a penetrar la piel de König, ajustando presión en la bala mientras la sacabas de su brazo.

König empezó a sentir un cóctel de éxtasis, un choque de emociones que jamás había experimentado en conjunto.
Fue demasiado para él: tu toque, el dolor que las pinzas provocaban al sacar la bala, su ansiedad apareciendo, era como una sobredosis... y eso, le gusto.
Detrás de esa máscara suya, una expresión de placer se escondía. Su respiración se volvió irregular, su presión arterial aumentó, también lo hizo su temperatura, sus latidos del corazón y su excitación.

Tan pronto como la bala salió del brazo, limpiaste la sangre proveniente de la herida con un algodón sumergido en alcohol mientras la desinfectabas al mismo tiempo.
König no pudo evitar dejar salir pequeños gemidos de su boca, guardaba todo lo que sentía dentro de él mientras cerraba los ojos con una firmeza notable, estaba tan ocupado canalizando todo que ni siquiera podía decir nada.
Después de eso, pusiste algunos ungüentos sobre la herida para que sanara más rápido, después, empezaste a cubrir la herida con ur parche médico, ajustándolo para que no se cayera.
"Listo Coronel, no se va a curar de la noche a la mañana, pero esto ayudará con el proceso de recuperación." Dijiste con un tono dulce mientras le extendías tu mano para que se parara de la silla.
Si tan solo supieras.. de que lo único que König no se iba a recuperar, era lo que se sentía allí, y lo que esto provocará en el futuro... una nueva adición.

Heridas Incurables Donde viven las historias. Descúbrelo ahora