Esa mañana Max había sido despertado de una manera inusual.
Sergio había despertado ahogado en sudor y quejidos dolorosos, pidiendo por Max como si su vida se escapara de sus dedos.
Max podría admitir a puertas cerradas que había estado aterrorizado. Apenas había logrado acomodar al hada en la cama envuelto entre cobertores y algunas de sus capas, huyendo a toda velocidad hasta donde la base de su servicio se encontraba.
Nando le había recibido esa mañana con una mirada molesta gracias a su tardanza.
—Una semana fuera de servicio. ¿Hablas en serio?— Horner levantó una ceja hacia él, y Max asintió, apretó los puños y los dientes ante la posible negativa de su jefe.
—Eso es lo que suele durar un celo.— remarcó el rubio luchando consigo mismo para no sonreír de forma cínica o presionar su lengua contra su mejilla y denotar todo su mal humor ante las interrogativas que su jefe no paraba de disparar una tras otra.
De pie cerca de Nando, Horner respira hondo y resopla de forma exasperada.
—Apestas. No sabía que eras un omega.— el general se muestra inexpresivo y se necesita todo el autocontrol de Max para no tirarse encima de su dueño y arrancarle la garganta de una mordida, el sabía bien que eso no era así.
Cada minuto que pasaba Checo pasaba su agonía lejos de su alfa y el propio Max podía sentir a esa parte profunda en sus entrañas arañando por ir hacia donde su omega se encontraba.
—No lo soy. Pero tengo un omega y está en celo.— Las palabras hicieron que Nando girase la cara hacia Max de forma cautelosa; ese amargado ogro acababa de admitir que el hada era suya sin ningún tipo de restricción luego de haber estado la semana completa intentando echarlo de su cabaña; y que de la nada aparecía clamando que ese omega era suyo y necesitaba cuidarlo como era debido le parecía al castaño una completa grosería.
—Parte de nuestro trato era que no tomarías este tipo de compromisos mientras estuvieras en servicio. Si estás planeando escapar, creo que sería mejor si te encarceláramos ahora mismo.— Horner habla severo, acomodándose en su trono y luciendo más imponente y duro de lo que realmente ese viejo ogro era.
Sabía la reglas.
Cuando se alejó de su clan el había aceptado alejarse de la idea de comprometerse con alguien en el futuro, aceptando la libertad social a cambio de la esclavitud laboral.
Sonaba completamente bien hace cuatro años; ahora no hacía más que ponerle trabas en el arduo camino de regreso a su cabaña, en donde su omega se encontraba sufriendo solo.
El general Horner no es más que estricto. Max está listo para replicar algo acerca de preferir estar en prisión en lugar de trabajar para él, al menos la prisión es más divertida que el campamento de Horner, cuando Nando corre en su ayuda al saber que ninguno de los dos daría su brazo a torcer, Max afila los ojos esperando las palabras de su mejor amigo.
Padre e hijo tenían una extraña manera de intentar someter al otro a sus deseos; así que inevitablemente necesitaban de alguien que mediara la situación antes de que se maten ¡O aún peor! Que arreglen sus problemas.
—Mi señor, por favor, no es culpa de Max.— habla, apresuradamente pero evidentemente tratando de mantener la paz. —él fue elegido como compañero por un hada. Como mitad hada, puedo decirle que no pudo haber hecho nada al respecto, en todo caso, esto demuestra que al menos está respetando a su pareja. ¿No es eso prueba del crecimiento de su carácter y moral?— Max estaba completamente molesto por las palabras que Nando escupió a su padre, sabiendo que estas calentarían el espíritu de ese viejo ogro y le renovarían la esperanza de que algún día regresaría con su gente.
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Una típica historia de fantasía medieval - Chestappen -
FanfictionDonde un gruñón ogro llamado Max Verstappen conoce a un pequeño hada que no quiere irse de su casa.