Capitulo 1

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 ―Hoy se siente tan distante, pero vengan, tomen asiento y escuchen lo que hace pocos siglos fue nuestra realidad:

Un mundo en el cual los humanos bailaban y cantaban en armonía con seres mágicos como centauros, grifos, sirenas, hadas y más, todos conviviendo como si de viejos amigos se tratara.

Las hadas contaban historias a los niños, a la par que llenaban de ilusión sus mentes asegurándose así de preservar la inocencia en sus corazones. Los grifos eran de ayuda a los humanos en tiempos de sequía bastaba una llamada y atraerían la lluvia, además fungían como guardianes en las ciudades de antaño. Los centauros guiaban y protegían a los viajeros que perdían su rumbo, las sirenas con su canto guiaban a los marineros a buen puerto disipando su miedo con el sonido de su voz. Cada especie hacia un esfuerzo por volver de este mundo un lugar mejor para todos en el presente y el futuro.

Sin embargo un día ocurrió un trágico suceso. Un grifo, tal vez segado por la ira o quizás la locura le invadió, hasta la fecha nos limitamos a suponer cual fue el detonante, solo se sabe que sin dudar tomo la vida de un habitante cuya aldea debía custodiar e inundo a la misma con una lluvia incesante, de aquel desastre apenas sobrevivieron unos pocos pilares.

El pánico inundo el corazón de niños y adultos quienes comenzaron la cacería de los seres que antes veían como aliados, los acorralaban y forzaban a elegir una vida como "genios", un tipo de esclavo atado a una lámpara y condenado a obedecer las órdenes de su amo, aquel que porte la lámpara. En cambio sí alguno tenía la osadía de negarse a perder toda voluntad su garganta conocería el filo de la espada humana.

Heridos y traicionados los seres mágicos huyeron y formaron una ciudad en la cual se prometieron protegerse los unos a los otros de la amenaza humana. Pese al dolor de la traición de quien alguna vez consideraron amigo, la nobleza en sus corazones les prohibía atacarles. Sobre las lágrimas y el dolor de aquel tiempo se erigió Soleana, una ciudad rodeada por un campo de flores alucinógenas, cualquier persona que se atreva a acercarse caerá preso de su mayor sueño hasta que se aleje o fallezca.

Ahora les doy la bienvenida, mis hermanos y hermanas. Los dones que antes servían como el lazo de nuestra alianza deben volverse el más resistente de nuestros escudos y el arma más letal en nuestro arsenal.

Los tiempos en los cuales la dicha de la unión gobernaba han quedado atrás. De hoy en más, solo nos tenemos a nosotros. Cualquiera fuera de nuestros campos es un enemigo, y si tiene el coraje de poner un pie más cerca de lo debido, conocerá el fin de sus días.

Los sembradores del amor y el odio debemos dejar de lado nuestras diferencias y ver que solo mediante la alianza tendremos posibilidades de seguir adelante, nuestras riñas anteriores deben perder su peso y abrir paso al bien mayor. A partir de este momento quien está a tu lado es tu hermano o hermana

Gael cerró su discurso de este modo, como el mejor estudiante de su generación. Le fue concedido el honor de dar el discurso de bienvenida a la nueva generación de cupidos y anticupidos. Sus ojos brillaban con orgullo al ver a la proxima generación prepararse para protegerse los unos a los otros.

Agradeció con una leve reverencia los aplausos de la nueva generación. Sin embargo, al alzar la mirada, se encontró a la distancia con alguien de aspecto familiar. Sostenía una carta en su mano izquierda mientras el vacío se apoderaba de su mirada; Lyra estaba ahí.

Aparentando calma, Gael bajo del escenario y dio paso al Sabio Febrero. Con dificultad al respirar y andar, Gael camino hacia Lyra, quien le miraba mientras intentaba disimular con semblante neutro el caos que le invadía el pecho.

―Hola, ¿ocurre algo?―pregunto Gael tratando de sonar casual.

―El sabio Febrero respondió mi carta, tu nueva compañera ha sido seleccionada, al igual que mi nuevo compañero.

―Pudiste decírmelo en otro momento, él pudo decírmelo sin intermediarios.

―Insistió en que lo hiciera yo misma a la mayor brevedad posible. Me dijo que estarías aquí hoy.

―Y ¿Quién es?

Lyra se limitó a extenderle la carta y decir:

―Es mejor que lo veas por ti mismo―Tomo distancia y, mientras se daba la vuelta, le dijo:

―Cuídate, Gael.

Lyra se dio la vuelta y salio de aquel auditorio.

―Entonces, ¿cómo estás, Lyra? ¿Te sientes mejor?

―Desearía que fuera tan fácil como entregarle una carta Christine, pero me temo que no es así.

Esclavos #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora