Capítulo 3

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Podían escuchar el latido de su propio corazón mientras seguían a aquella luz que había acelerado su vuelo, como si supiera que le seguían. Empezaron a correr tras de ella perdiéndose entre los manzanos. Dos giros a la derecha, uno a la izquierda, ese era el patrón que seguía cada pocos árboles. Le siguieron por lo que les pareció horas aunque la posición de la luna indicaba que habían transcurrido unos escasos minutos, hasta que la luz frente a ellos desapareció pasando entre dos manzanos.

Por un momento dudaron, intercambiaron miradas y Christine fue la primera en avanzar con una mano al frente sujetando una flecha que saco del carcaj al costado de su cadera. Cuando la punta de su flecha pasó en medio de los manzanos desapareció a su vista, la mayor parte del cuerpo de la flecha seguía siendo sostenido por su mano pero la punta parecía haberse desintegrado, se movió hacía atrás y esta reapareció, ahora era claro, había una ilusión ante ellos.

Gael no se detuvo a pensarlo, tomo una de sus flechas y se agachó intentando usarla como una especie de bastón para sentir si había suelo del otro lado.

―Ponte de pie y sujeta mi brazo―dijo Christine.

―¿Disculpa?―dijo Gael mientras la veía desde abajo.

―Sujeta mi brazo, usando tu flecha como bastón nunca sabrás si hay suelo firme del otro lado, pasaré una pierna entre los árboles, si algo pasa tira de mí, si es seguro yo tiraré de ti.

Así lo hizo, sujetando el brazo de Christine, Gael esperó su señal mientras pensaba de la situación. "¿Cómo no había considerado lo que podría ocultarse tras la ilusión? Podría haber trampas para osos, serpientes, un..." Sin embargo, sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando sintió que la mano de Christine lo tiraba hacia adelante.

Gael estuvo a punto de reprenderla por su brusquedad, pero ella le hizo un gesto enérgico para que guardara silencio. Con su mano libre, señaló hacia adelante, donde una mota de luz lila parecía hipnotizar a un joven no mayor de 18 años.

Gael se levantó, tomo su arco, su flecha y apunto, ante él había un humano, una amenaza latente para cualquier ser mágico. Cuando por fin liberó su mano la flecha que debía impactar en el joven se mantuvo suspendida en el aire a apenas 2 metros de Gael. Christine quiso imitarle, pero, ¿Cuál fue su sorpresa al ver qué las flechas ni siquiera salían de su carcaj?

La luz lila se intensifico, a través de ella se vio la silueta de una mujer tras unos segundos la luz se extinguió mostrando a una joven de ojos violetas y rizos marcados, la cual les miraba con desaprobación, ellos deberían verla de ese modo, no al revés.

Gael dio un paso al frente tratando de armarse de valor, la joven parecía molesta y según lo visto era un hada, un ser que no querrías molestar.

―¿Qué haces fuera de los muros?― por fin Christine rompió el silencio.

La joven desconocida se limitó a cambiar su expresión por una ceja alzada y media sonrisa, seguido de esto cruzo los brazos. Estaba decidida a no dar explicaciones mientras mantenía al humano en estado de hipnosis.

―Lo mismo podría preguntarles a ustedes―respondió mientras cambiaba su postura, ahora sus manos estaban tras su espalda―dos jóvenes dando caza a un hada que detecto más allá del campo alucinógeno―les vio de pies a cabeza y culmino diciendo―un par de jóvenes despreciables.

Christine avanzó un paso y dijo:

―Un hada sale de la ciudad sin compañía, y dos jóvenes la ven. Deciden seguirla ya que siempre se les ha dicho que más allá de los campos de flores el mundo se prepara para cazarlos. Son jóvenes que han descubierto la traición de un hada a su nación al relacionarse con un humano. Ahora responde, ¿Cómo te llamas? Traidora.

La joven se cruzó de brazos y dio un paso al frente. Con solo el movimiento de su mano Christine y Gael cayeron desmayados.

―Pueden llamarme Lilly―Su voz era tranquila.

Lo que consideraba una amenaza ahora dormía frente a ella. 

Esclavos #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora