Confuso.

118 12 17
                                    

-No, no, no, no-decía Aziraphale mientras aferraba la sábana a su cuerpo con fuerza-dime que no pasó, ¡Crowley!-gritó el nombre del contrario para sacarlo del trance.

El pelirrojo le sonrió nerviosamente.

-Yo...-pasó una de sus manos rápidamente por debajo de la sábana buscando resolver su duda-no estoy usando nada, ¿Tú?

-¡No! No tengo nada puesto, tú, Crowley-aun sosteniendo la sábana con fuerza desocupó una mano para apuntarlo-¡Me violaste!

-¿Qué? ¡No! ¿Por qué supones que yo abusé de ti? Podrías ser tú el que se aprovechó de mí o ¿No?

-Yo sería incapaz de hacer algo así, pero tú, debí haberme ido cuando pude.

-¿Me culpas a mí? Yo te lo advertí, te dije que volvieras a casa ángel.

-Oh claro que es mi culpa, quizá la próxima vez podrías ser más explícito, ya sabes como "Oye Aziraphale, mejor vete a casa ahora o tendré que violarte"-el rubio lanzó una almohada contra la cara del pelirrojo, el cual rápidamente la esquivó y lo miró curioso.

-Espera, ¿La próxima vez?

-¡Ni lo pienses Anthony J. Crowley! Aléjate de mí. ¿Sabes lo qué pasará si todos en la oficina se enteran? ¡Dios! No me lo quiero ni imaginar.

-¡Aziraphale basta! Estas pensando de más sobre cosas que no van ahora, solo calmémonos y hablemos como los adultos que somos.

-Primero necesito cambiarme y después hablamos todo lo que quieras Crowley, total, al parecer ya nos saltamos esa parte ¿No?

-¡Cómo quieras Aziraphale! Me estás volviendo loco.

-Entonces sal, vamos, déjame buscar mi ropa en paz.

Crowley tomó una almohada para cubrir lo necesario y salió de la cama haciendo notar ahora su malhumor mientras recogía sus cosas del suelo, sin embargo, después de dar unos cuantos pasos en dirección a la puerta, paró en seco y volteo a ver al menor preocupado.

-Aziraphale, me vas a gritar tanto.

Aziraphale lo miró confundido, sin decir nada más miró a Crowley salir del cuarto apresurado. Aventó las sábanas lejos de él y procedió a buscar con la mirada rápidamente sus pertenencias, una vez localizadas todas sus cosas esparcidas por toda la habitación decidió no esperar ni un segundo más en colocárselas, lástima que solo pudo dar unos cuantos pasos antes de sentir una sensación incomoda en su espalda baja.

-¡Crowley eres hombre muerto!

Unos cuantos gritos después...

-¿Ya estás mejor? Lo siento mucho Azira-Crowley frotaba la espalda del menor intentando mostrar su apoyo.

-Creo que sí, el té está ayudando mucho ¿Qué le echaste y por qué me siento tan bien?-Azira miraba su taza con una sonrisa.

-Bueno, no parabas de gritarme, así que mientras la policía terminaba de hacerte las preguntas, quizá puse un tranquilizante en tu bebida.

-Eso explica porque me siento tan enojado contigo, pero no puedo gritarte, me siento tan confundido... Quiero pegarte.

-Si no paras de gritarme, mis vecinos llamaran de nuevo a la policía Ángel.

-¿Ángel?-sonrió bobamente -¿Me parezco a uno?

-No, es que anoche me llamaste demonio y yo bueno, supongo que fue para seguirte el juego y-miró al rubio hacer un puchero triste ante la respuesta-no, espera... En realidad, sí, tú en general pareces uno ¿De acuerdo? Tu cabello es lindo y ¿Te molesta?

SENTIREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora