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Un año después.
Jin miró su obra y dejó escapar un suspiro de frustración. Sus manos, camisa y jeans estaban cubiertos de pintura blanca, pero la pared frente a él todavía parecía un desastre.
— Amigo, ¿por qué no dejas eso a los hermanos? — Vino la voz de Yoongi. Al escuchar un delicioso ladrido, se volvió y vio a su sobrino, Yeonjun, en forma de lobo metido en los brazos de su primo.
Jin echó un vistazo al nuevo bar. Todavía estaba a medio hacer, pero progresaban constantemente.
— Quiero aportar algo — insistió, dejando su pincel.
Yeonjun comenzó a aullar emocionado mientras se acercaba. Tenía menos de un año, y el cachorro era revoltoso.
Rascó pensativamente las orejas puntiagudas de Yeonjun y le comentó a Yoongi: — Pensé que le estabas enseñando a ponerse la ropa y permanecer en forma de niño —.
Yoongi dejó escapar un suspiro dramático.
— Deberías tener tu propio cachorro. Entonces comprenderás lo revoltosos que son —.
Jin se detuvo ante esas palabras y miró furtivamente a Namjoon. Su compañero estaba pintando la pared al otro lado del bar, riéndose de cualquier broma lasciva que Seunghyun había hecho.
— De ninguna manera — dijo Yoongi en voz demasiado alta.
Jin miró con recelo a su primo, que no podía guardar un secreto aun si lo intentaba. Puso una mano sobre la boca de Yoongi para que su primo no soltara su secreto. Eso solo hizo que Yoongi aflojara su control sobre Yeonjun.
El cachorro errante saltó de sus brazos y derribó la lata de pintura, derramando un líquido espeso y blanco por todas partes. Jin hizo una mueca, volvió a poner la lata en su sitio y se apresuró a buscar un trapo para limpiar el desorden. Yoongi soltó una maldición y corrió hacia su cachorro.
Jin corrió al armario y tomó una fregona. Planeaba limpiar la pintura antes de que se secara, pero se quedó paralizado en sus pasos. Yeonjun había dejado pequeñas marcas blancas de patas en los suelos de madera. Tanto Seunghyun como su compañero intentaron agarrar a Yeonjun, junto con Yoongi.
Una risa salió lentamente de su vientre. No pudo evitarlo, los chicos se veían tan cómicos. Taehyung finalmente salió de su nueva oficina, exigiendo saber lo que pasó. Al ver a su cachorro, Taehyung se abalanzó sobre él y lo agarró por la cola con facilidad.
— Yeonjun — advirtió Taehyung, excepto que el cachorro sabía cómo manipular a la familia con su ternura. Yeonjun lamió la cara de su padre y toda la ira se disipó del hermano Kim mayor.
Jin sabía que Yeonjun estaba usando su arma definitiva, al mirar a su padre con sus ojos marrones de cachorro. Sintió a Namjoon a su lado, tomando suavemente la fregona de sus manos. Jin parpadeó, sorprendido cuando Namjoon juntó sus labios. Se olvidó del desorden y todo lo demás. Namjoon tenía ese tipo de poder sobre él.
