Malasaña II (Continuación)

Capítulo 112. Leire y el hospicio.

Vanesa llamó sin demora alguna a Pedro y éste se asustó cuando notó la voz muy alterada de su compañera.

-¿Qué pasa, Vane?

-Pedro…Por favor, manda alguna dotación a las viviendas vacías que tuviera el doctor Carlos. La hija de puta de Irene nos ha dicho que tiene ahí a Leire, la veterinaria que entrevisté un par de veces. 

-Joder…Vane. Ha llegado una denuncia de otra mujer a la comisaría por la desaparición de su pareja. Ésta se llama Leire. Me huelo que estamos hablando de la misma mujer…

Vanesa se llevó la mano al rostro. Le daban ganas de llorar. Se sintió culpable al momento de saber que le había pasado algo a la veterinaria. Irene la había estado vigilando y lo tenía todo bajo control. No se le había escapado nada. Y la inspectora tenía muy claro que Irene odiaba a las lesbianas, y para colmo Leire sí era una mujer infiel, lo que empeoraba las cosas con la asesina. 

-Ahora mando a los compañeros a comprobarlo. Igualmente tenemos que hablar sobre el hospicio. Te vuelvo a llamar nada más encontremos a Leire, ¿Vale?

Los policías colgaron la llamada mientras Vanesa se apoyaba en la pared, y sin poder evitarlo, se dejó caer bruscamente. Tampoco pudo evitar echarse a llorar. Hasta el último momento Irene había hecho todo el daño que pudo. Vanesa pensó que cómo en un cuerpo menudo podía caber tanta maldad. Esa mujer era igual que su marido. Estaba claro que estaban hechos el uno para el otro. 

García también salió muy alterado de la sala de interrogatorios. Enseguida vio a su compañera completamente traspuesta, sentada en el suelo y con las manos tapándose el rostro. Se dirigió a ella rápidamente. 

-Vane…Lo siento, esa mujer es peor de lo que nos imaginábamos. 

-Lo sé García, y no pienso volver a entrar a la sala. Si lo hago, me va a recordar que yo he ganado el juego pero ella me ha rematado. Es una hija de puta…No me esperaba para nada que fuera también a por Leire. 

-Vane…Sin cuerpo no podemos confirmar lo que ella ha dicho. 

-Ya he hablado con Pedro e iba a revisar las propiedades de Carlos y mandar una dotación. Bueno, las propiedades ya las tenemos revisadas en realidad. Así que en cualquier momento nos avisará si hay cuerpo o no. 

-Vale…Pero esperemos lo peor, Vane. 

Los inspectores estuvieron unos minutos hablando, hasta que el teléfono de Vanesa sonó repentinamente. Era Pedro, para confirmar lo que ellos ya sabían y esperaban que sucediera. 

-Dime, Pedro.

-Vane, si habéis terminado ya con el interrogatorio, venid a la calle Vélez número cuarenta y dos. Sí, tenemos un cadáver. Lo siento. 

Vanesa estuvo a punto de aventar el móvil contra la pared cuando colgó la llamada con Pedro, pero como estaba García, se contuvo de hacerlo.

-Compañero, tenemos trabajo. Han encontrado un cuerpo - le dijo la inspectora a García con el rostro completamente desencajado. 

Los dos policías se dirigieron a la dirección que le facilitó Pedro a Vanesa, pero lo hicieron en silencio. A ninguno de los dos les salían las palabras. Estaban abrumados y devastados. Habían conseguido detener a la asesina pero ésta había hecho de las suyas estando incluso ya detenida. No podían esperar menos de Irene.

Ambos policías se bajaron del coche en silencio. Ya estaba la zona acordonada y sus compañeros trabajando en la vivienda de la calle Vélez. 

García y Ramírez se identificaron y accedieron a la vivienda con el corazón hecho añicos. A Vanesa le costaba pensar en esa mujer muerta. Era una mujer hermosa, con un buen puesto de trabajo, a la que le gustaba vivir al límite siendo infiel a su pareja. Igualmente no se merecía ese horrible final, aunque esa forma de ser de ella, la había llevado completamente al precipicio y a la consiguiente caída. 

Pedro los estaba esperando en la vivienda que habían tenido que abrir a la fuerza. Los policías entraron en el inmueble buscando a su compañero hasta que lo encontraron en el comedor de la vivienda. 

El policía se fijó primero en Vanesa, y le llamó la atención el rostro desencajado de su compañera. 

Vanesa dirigió directamente su mirada al cuerpo que yacía en el suelo. Se encontraba con la ropa puesta. Debía haber muerto como las otras víctimas, con una dosis letal del mismo medicamento que usó Irene con las otras mujeres. 

La inspectora estuvo a punto de descomponerse, pero tuvo que coger fuerzas de donde no las tenía y hablar con Pedro. No le quedó otra. No pudo evitar derramar un par de lágrimas por su mejilla izquierda. 

-Vane…Lo siento…¿Es Leire la veterinaria?

-Sí, es ella, Pedro- dijo Vanesa con un tono de voz muy apagado - joder, Irene ha jugado su última baza y nos ha dejado completamente traspuestos…¿Cómo nos íbamos a esperar este último movimiento?- A Vanesa le costaba mirar a Leire. Prefería recordarla con vida, con sus preciosos ojos puestos en ella y coqueteando con su increíble mirada.

-De esa mujer se podía esperar cualquier cosa, en realidad, Vane. Nos ha demostrado lo inteligente que es. Ha jugado con todo el departamento de homicidios, no sólo contigo.

-¿El forense?¿Aún no ha llegado? 

-No, no creo que tarde ya mucho. Nosotros acabamos de llegar. El cuerpo de Leire no parece maltratado de ninguna manera. No la hemos tocado. Creemos que ha muerto de la misma manera que las otras. No sé, pero debió de morir hace dos días, porque el cuerpo todavía no ha emitido un olor fétido, aunque ayuda el frío que hace en esta casa a no pudrirse, imagino porque sabemos que un cuerpo comienza a descomponerse y a oler como mucho a los cuatro días aún con agentes retardantes. 

-Sí, Pedro, tienes razón. El cuerpo comienza a hincharse a los tres días, y por cómo está ahora, yo le doy también dos días. Joder, no me lo puedo creer. Esta mujer tenía toda la vida por delante…- Vanesa estuvo a punto de echarse a llorar, por lo que sus compañeros prefirieron sacarla de allí. 

Ya afuera de la vivienda, y mientras el resto de compañeros seguían trabajando, Pedro prefirió compartir con sus compañeros todo lo que habían descubierto sobre el hospicio. Así por lo menos desviaría la atención de Vanesa puesta en la veterinaria muerta.