Capítulo 7

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Bogotá, Colombia 2023

Juan Pablo Villamil

Después de salir del hotel en donde pasé la noche con Margarita fui directamente a mi casa, necesitaba tomar una ducha, cambiarme y entrenar un rato para despejar mi mente.

La noche fue increíble, nunca pensé que esa chica que a ratos se cohibía iba a resultar un estuche de monerías, realmente me sorprendió, pero a pesar de eso, no volvería a repetir, esa es mi regla y no pienso romperla. He dejado ir muchos polvos buenos por esa simple cuestión, mi palabra es inquebrantable.

Mientras estaba entrenando, Martín e Isaza llegaron de sorpresa, seguramente querían contarme de sus ligues de anoche como si fuéramos unos críos aun, aburrido. Para amenizar un rato y evitar dormirme mientras escuchaba sus historias los puse a entrenar conmigo.

-No, yo paso- dijo Isaza- Tus entrenamientos militares son de lo peor.

-Concuerdo con Isaza, mejor te vemos de lejos- lo secundó Martín.

-Parecen críos, no se quejen.

-No es que nos quejemos, pero eso de entrenar contigo no nos va- volvió a replicar Martín- además, nosotros únicamente venimos a ver el partido contigo.

-Ya Villamil, deje eso para otro día y venga a disfrutar con nosotros.

Después de tanta insistencia terminamos los tres frente al televisor, comiendo chatarra y gritando barbaridades como si los jugadores fueran capaces de escucharnos.

-Y usted que, ¿se llevó a alguien ayer o no? - le preguntó Martín a Isaza.

-Nada especial, solo unos besos con una pelirroja- contestó restándole importancia. - ¿Tu que tal con la soldado?

-Que noche, que noche, con decirte que además del polvo, me preparó un café espectacular, Estefanía es maravillosa, una gran elección- presumió complacido.

-Villa, ¿algo que agregar?

-Pues la amiga de la mimada sin duda también me sorprendió, todo excelente también.

- ¿No has considerado rehacer tu vida? - preguntó curioso Isaza- Digo, no me lo tomes a mal, Juan Pablo, pero en algún momento necesitas sentar cabeza, estabilidad, todo, tanto tu como María necesitan algo más...

-Este tema ya lo hemos abordado y siempre terminamos mal, mejor callémonos- respondí tajante.

-Piensa las cosas, no te lo digo por molestar, pero ya deberías empezar a abrir tu mente- insistió.

-Mira, a mi no me interesa tener nada con nadie, ni rehacer mi vida ni todas esas tonterías, así estoy bien, polvos de una noche, soy coronel en la milicia, tengo dinero, lujos, todo.

Al termino de la pequeña discusión, cada uno se dirigió a su casa y yo terminé de empacar mis cosas. Hoy es día de volver a la central.

Uniformes, botas, camisetas negras y mis cosas esenciales de aseo personal y estamos listos, un ultimo vistazo a las luces, puertas y ventanas y ahora sí, directo a mi camioneta.

Una hora después de manejar carretera por fin he llegado a mi hogar, la base se ha convertido en todo para mí, mi escape. Al mismo tiempo que estaciono mi Range Rover puedo ver como la mimada de Lucía estaciona su Mini Cooper del cual baja ella y su amiga morocha, Estefanía.

-Buen día soldados- saludo.

-Buen día, coronel- Estefanía responde educadamente.

-Buenos días, secretario- devuelve el saludo Lucía.

Corazón indomable | Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora