Una noche lluviosa de 1926, una mujer demacrada y con el sudor recorriendo su rostro. Gritaba de dolor, mientras las mujeres a su alrededor, corrian a de un lado al otro.
Entre las piernas de aquella mujer se allaba una matrona, que gritaba órdenes. Mientras que la mujer demacrada no hacía más que gritar y pujar con fervor.
Solo que este dolor que recorría su cuerpo, no era ni la mitad de lo que sintió cuando su esposo la dejó a la deriva. Tenía la esperanza de que la amara. Que esa estúpida posición era lo único que hacía que se quedara.
Ahora se encontraba allí, pariendo al hijo que el negó.
"¡Vamos, puja más, ya veo la cabeza!" La matrona le ordenó.
Pero ella se estaba sintiendo cada vez más débil, todo a su alrededor se veía nublado. No tenía una idea exacta del porqué estaba resistiendo, suponía que por el niño saliendo de entre sus piernas, aunque deseara que no llegue con vida. No podía ofrecerle una familia, no tenia ni siquiera un lugar donde dormir.
"¡Ya salio!" Las mujeres al rededor, tomaron al niño, enrollando su pequeño cuerpo en una sabana. Los gritos del llanto del bebé era fuerte.
"Mire, es un niño" hablo con una sonrisa una de ellas, entregándole a su hijo.
La mujer sonrió feliz, apenas podía sostenerlo, estaba temblando. Cuando logró que aquella pequeña cabeza se recuesta en su pecho, dejó de llorar. Sabía que podía escuchar su corazón.
"Hola Tom" le sonrió.
"¿Tom?" Pregunto la mujer a su lado.
"Si, su nombre es Tom Marvolo Riddle" le sonrió.
Unos minutos después, el bebé fue llevado a limpiar mientras la mamá daba su último suspiro.
Autora:
Y bienvenidos a esta nueva aventura.
Con amor.
Rose 🌹