Capítulo 04

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El gemido que escapó de los labios de Felix cuando Minho le chupó la lengua fue mejor que todas las películas pornos que habían visto.

Felix estaba deshaciéndose en sus brazos mientras Minho maltrataba su boca con besos bruscos y salvajes, hundiendo la lengua lo más que podía en su garganta mientras él mismo Felix succionaba hacia atrás el músculo.

La polla de Minho chocó con el hueso de la cadera de su amigo y una oleada de desquicio se apoderó de él cuando bajó sus manos hasta las nalgas de Felix y las estrujó con los dedos abiertos, presionando con los índice en el medio.

— Oh, Dios... sí — murmuró Felix cuando Minho sacó su lengua, bajando por el cuello de Felix para dar más lamidas superficiales.

Las manos de Felix estaban en todos lados. Sus hombros, su cuello, hasta llegó a sentirlas en su trasero, pero Minho no se distrajo con eso y empezó a quitarle la camisa a Felix. El pecho descubierto del chico era blanquecino a excepción de esos rosados pezones más que erectos.

No había tetas, era plano totalmente y aún así no dudó en chupar uno de los pezones como si fuera un hombre sediento. Felix gimió —él jodidamente gimió cuando Minho empezó a chupar y chupar, rodeando el pezón con la lengua en movimientos circulares hasta que quedó hinchado y dolorido.

La lengua bajó hasta su estómago y se detuvo en su ombligo.

— Minho, no ahí, es... — trató de decir, pero su amigo no le escuchó antes de besar con la boca abierta esa zona, arrancándole otro sonido vergonzoso.

Tener a su mejor amigo de rodillas, lamiendo y besando su estómago era tan raro, incluso más que besarse. Pero Felix no pudo siquiera pensar en detenerse, no cuando se fijó en la erección oculta debajo de los pantalones deportivos de Minho. Se lamió los labios, con hambre. Quería probarla, quería tener esa polla en su boca hasta que el mayor olvidara a cualquier chica con la que folló en su vida.

— Quiero chupártela — Consiguió decir.

Minho detuvo sus labios y se alejó de su ombligo, y antes de darse cuenta ahora era Felix el que estaba arrodillado, bajando sus pantalones hasta que el pene salió y golpeó su labio inferior.

— Joder, te ves tan... — dijo Minho, mirando con las mejillas sonrojadas a Felix cuando empezó a lamer lentamente la roja e hinchada cabeza.

Dios. Fue como si el alma le volviera al cuerpo.

Puso una mano en el cabello de Felix, pero no le impulsó, sólo la dejó ahí. Felix había bajado las lamidas por toda la extensión de su polla hasta que llegó a sus preciadas bolas, tomando ambas en su boca y succionándolas, dejándolas salir con un morboso sonido antes de atraparlas de nuevo.

— Oh, Felix... — Minho gimió fuera de sí. La boca de su mejor amigo era un pecado. Húmeda, estrecha. Se sentía de maravilla.

Cuando Felix volvió a subir y tomó cada pulgada de su polla en la boca, Minho dejó de intentar ser cuidadoso y lo atrajo usando el agarre en su cabello. Felix gruñó haciendo que la garganta le vibrase, la vena en el pene de Minho presionada por la lengua de su mejor amigo.

Dios. Dios.

Sus caderas se mecieron sin cuidado, sólo profundizando, manteniendo la cabeza de Felix en su sitio mientras sólo le follaba la boca sin sacar ni un milímetro de su piel. Felix correspondió gimiendo alrededor de su polla y movía la lengua para humedecerla. La saliva le escurría y creaba un chasquido de lo más sensual.

Sacó su pene de la cálida boca, dejando amablemente de que Felix respirara al creer que lo estaba ahogando. Más equivocado no pudo estar. Pronto Felix volvió a inclinarse y a chupar con rapidez, lamiendo cada pedazo de la polla de Minho, dejándola toda mojada y rojiza.

Estrechez [MINLIX]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora