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"¿Has escuchado los últimos rumores que circulan?", susurró una joven con voz cautivadora mientras caminaba junto a su compañero.

"¿Rumores sobre qué?", preguntó él, mostrando curiosidad en sus ojos.

"Dicen que anoche, el Capitán Kaeya fue visto llevando a una misteriosa figura en brazos, bajo la luz de la luna", respondió ella, con un tono lleno de misterio y expectación.

"¿Una misteriosa figura?" , cuestionó el joven a su lado. "¿Y qué más se dice sobre eso?".

"Bueno, eso es lo interesante. Al principio, solo decían que era alguien desconocido a quien Kaeya llevaba en brazos. Pero luego, algunos aseguraban haber visto cabellos carmesí brillando bajo la capa de la persona misteriosa".

"¿Cabellos carmesí?", exclamó él, perplejo. "Eso solo puede significar una cosa... ¿el señor Diluc?".

La joven asintió, con una sonrisa cómplice. "Así es, Diluc Ragnvindr, el caballero con el pelo rojo y heredero del negocio de vinos. ¡Imagina qué revuelo ha causado esta noticia en la ciudad!".

El joven frunció el ceño, preocupado. "No puedo creer que estén especulando sobre esto. Kaeya y Diluc son como hermanos, no deberían...".

Antes de que pudiera terminar su frase, la joven lo interrumpió con un brillo travieso en sus ojos. "Pero eso no es todo, los rumores no se detienen ahí. Algunos dicen que Kaeya llevó a Diluc al Viñedo, ¿sabes? ¡Eso solo alimenta más el chisme!".

Con una mirada sombría, Kaeya escuchó la conversación detrás de él mientras las palabras de los rumores llenaban el aire. Las palabras eran como pequeñas chispas que encendían un fuego de preocupación en su interior. Sabía que tenía que hacer algo al respecto antes de que los chismes se volvieran incontrolables.

Se encaminó hacia Donna, una joven que solía frecuentar la taberna y que tenía un interés notable en Diluc. La encontró murmurando acerca del rumor con una expresión de asombro y preocupación en su rostro. Cuando Kaeya le tocó el hombro, Donna se sobresaltó y volteó hacia él con los ojos muy abiertos.

"¡Capitán Kaeya, no me asuste así!", exclamó ella, llevándose una mano al pecho.

Kaeya dejó escapar una risa suave y le hizo un gesto para que lo siguiera a un rincón más apartado. Una vez allí, la miró con seriedad. "Donna, necesito tu ayuda con algo importante".

Donna asintió rápidamente, sintiéndose intrigada y halagada por la atención de Kaeya. "Por supuesto. ¿En qué puedo ayudarle?".

"Necesito que me ayudes a aclarar las cosas", contestó tras un suspiro.

Donna parpadeó, desconcertada. "¿Aclarar las cosas? ¿Qué quieres decir?".

Kaeya le lanzó una mirada significativa y susurró, "El rumor que has estado escuchando es falso. No hay misteriosas figuras en brazos ni paseos nocturnos por el Viñedo".

La confusión de Donna comenzó a desvanecerse, reemplazada por el alivio y la curiosidad. "¿Entonces, qué está pasando realmente?".

Kaeya inclinó la cabeza y se acercó ligeramente, como si compartiera un secreto. "Necesito tu ayuda para difundir un nuevo rumor. Uno que desvíe la atención de los chismes actuales y cambie la narrativa".

Donna frunció el ceño, pero su interés estaba claramente despertado. "¿Qué quieres que haga?".

Kaeya sonrió, satisfecho de que estaba captando su atención. "Simplemente, di que uso un parche para cubrir un ojo perfectamente sano. Pero no solo eso, dile a unos cuantos más que ese parche esconde un gran poder".

Destino Entrelazado | KaeLucDonde viven las historias. Descúbrelo ahora