EN PROCESO
Félix no sabía dónde se había metido.
Solo esperaba ansioso salir de ese lugar, victorioso.
Deseaba haber leído esos papeles antes de firmarlos.
Pero ahora, ya era tarde para arrepentirse.
Los zapatos de Félix resonaban en toda la habitación.
Se notaba que estaba perdiendo la cabeza poco a poco, ya que no dejaba de darle vueltas a la habitación, creando ese, cada vez más, irritante sonido. Su compañero le miraba, curioso por la razón de su inquietud.
-Aún no me creo que antes fuéramos tantos...- hubo un breve silencio.- Y míranos. Ahora solo somos...9.- Félix hablaba angustiado.
-Es lo que tiene estar aquí, en esta especie de Cárcel-laberinto- Dijo sin ganas ya ni de vivir el otro australiano.- Cuanto antes asumas que puedes morir en cualquier momento o ser el próximo, mejor estarás. Ya que no eres el asesino ¿verdad?
-No puedo decir mi posición. Si lo digo, me matarán.- Le interrumpió el rubio.
-Además, si tanto te preocupa morir, ¿por qué saliste antes?- Preguntó el mayor, curioso.
El silencio se apoderó de la sala mientras Félix seguía recorriéndola en círculos. No le quitaba ojo a Bangchan, su compañero de misma nacionalidad, y el cual, amaba con todo su corazón. Al fin y al cabo, este podría matarlo en cualquier momento.
-¿Sabes, Chan? Creo que me estoy volviendo loco...- Dijo el pecoso, ignorando completamente la pregunta del pelinegro.
Alguien entró al cuarto. Se podían oír sus pasos y respiración, seguramente habría corrido, lo cuál no me extraña, porque en cualquier momento te pillan desprevenido y te matan. Estaba tan oscuro que no se podía ver apenas nada.
-Hola, chicos. ¿Tenéis algo de- Un grito desgarrador interrumpió al nuevo de la habitación, Changbin.
Procedía del pasillo, donde estaba el compañero que venía con Changbin, Woojin.
Los gritos pararon en seco segundos después.
Un golpe de olor a sangre inundó todo el pasillo y la habitación.
Nadie dijo nada. El silencio se apoderó de la habitación. Unos pasos rompieron el silencio, seguidos de un grifo abriéndose y del sonido del agua cayendo.
Una vez cesó el ruido del agua, se escuchó como alguien escurría una prenda de ropa.
El asesino estaba entre ellos.
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Minutos después sonó la campana.
Dingg dongg...
-Día 14. ¡Buenos días a todos!- La voz femenina sonaba por los altavoces, que quién sabe donde estarán.- Enhorabuena a los supervivientes. Ha habido 1 muerto esta noche: Woojin. Es una pena. Ten cuidado de no ser el siguiente, si eres inocente, y si eres el asesino, cuidado con que te pillen. ¡Adiós a todos y disfrutar al máximo está experiencia 100% real!
Las luces palpitaron y seguidamente se encendieron por completo. Ahora todo se veía más claro.
Habían manchas de sangre por todos lados.
Obviamente , fueron a inspeccionar el cadáver.
O descubrían quien era el asesino o estaban muertos.
Literalmente.
(...)
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-Joder, ¿por qué coño tenía un machete? ¿No qué solo tenía una pistola y un martillo?- Comentó el chico de mofletes hinchados, Han, el cuál recién llegaba, y vió el machete lleno de sangre en el suelo. Vió llegar al trío y les saludó. - Oh, hola chicos.
Todos veían cada detalle de aquel cadáver.
Félix, con algo de asco, se ánimo a levantar la camisa del muerto.
-Ostia, esto es nuevo. Ha puesto algo.
Se podía ver un "8" dibujado en su pecho.
-¿Qué cojones? ¿Por qué ha escrito eso?- Preguntó el de los mofletes.
-Lo dices como si alguien te lo fueran a decir...- Escupió Changbin.
-Ey, ey, chicos, no os peleéis vosotros ahora. Suficiente tenemos con que nos matan en cualquier momento como para que estéis con vuestras bobadas de niños.- Dijo el padre del grupo, bangchan.
-¿Quieres probar mis puños de niñito, don abrazos?
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