Gorriones. Urss×Reich

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Estaba en una jaula como si de un animal se tratara, las paredes de concreto sólido como su cama y suelo, lúgubre y cruel mundo donde fué sometido pudriéndose en distintos animales de concreto este era el más difícil de domar, el más difícil sin dudas, no debió morder a aquel hombre pero en su brote sicótico la carne celeste se veía tan tierna y jugosa solo para él, su mandíbula se clavo de forma perfecta en el incompetente burocrático, era un payaso.

"Las paredes hablan, quiero compañía, más que solo incestos que mueren a los pocos días, no le haría daño a un perro, solo quiero salir de aquí pero ¿Acaso me culparían si saliera de aquí como un antisocial?"

La carta número 247 que escribía para las organizaciones, solo podía salir un máximo de dos horas al panteón en soledad absoluta y claramente siendo observado por el circuito de camara cerrada, el sol brillaba de forma hermosa especialmente ese día, escuchaba a pesar de que nadie hablaba, escuchaba, escuchaba los pasillos aullando por él, los muros rugiendole con disgusto por verlo nuevamente y los pasos de alguien a lo lejos, supuso que era en la segunda plata, intento seguir pero correr como una hormiga en círculos le resultaba difícil además de tener que ser constante, no arruinaría su cuerpo meramente por no poder ser un hombre "libre", alguien como el nunca podría ser libre, nadie le hablaba o miraba realmente, después de todo era él gran Third Reich.

—¿En el gimnasio Reich?— Mirada vacía y profesional era lo único que podía tener del erudito en la medicina, no era su tipo pero admitía que era atractivo principalmente por lo imponente que era estremeciéndo con aquella voz demandante y autoritaria, si tan solo fuera rubio.

—Ja, ja, tú madre me cansa por lo difícil que es de satisfacer, supongo que necesita todos los oyos tapados.

—No tengo, nosotros no tenemos.

—Yo si tengo.

(...) El silencio incómodo se hizo presente, Reich no era decente cuando sentia que lo vacilaban.

—Vine por una de tus solicitudes sobre-

—Compañía, quiero poder tener un estímulo que no sean las revistas porno abajo de mí cama— La mirada de OMS se fué a lo mencionado ya que el estante de concreto unido en un todo en la habitación haciendo de cama no mostraba eso cuando ojeo por allí, miró con suma atención y vió abajo una foto del hombre que estaba encerrado con un dibujo hecho con marcador, al parecer con dos ojos grandes debajo del cuello, oh, eso no eran ojos.

Charlatán y astuto, así lo describió en su reporte ya que era un gran conversador hablando de temas que no debería conocer considerado que estaba más recluido en ese pequeño espacio algo oscuro como en un sótano si no fuera por lo limpio que se veía como un trabajador chino o coreano de alguna marca famosa de electrónica.

—¿Cartas?

—Es un nuevo programa ¿Te interesa? Otro recluso de tú mismo carácter, podrán escribirse aún que será examinado obviamente el contenido.

Lo pensó unos instantes buscando las palabras correctas para decir "Si es como yo probablemente sea mala idea" pero el sonido del papel moviéndose le indico lo no muy paciente que estaba siendo la OMS.

—Esta bien.

No me importaba quien, solo alguien con el cual poder hablar además de su única visita autorizada que era su niño, Ale era tan dulce que temía a menudo por lo ingenuo que lo veía ante sus ojos aún sabiendo que no lo era en el fondo, después de todo la genética era un misterio verdaderamente irónico algunos detallitos que mostraba su hijo que le daban un repeluz enorme para finalmente caer en cuenta que solo eran actitudes que él mismo tendría, a pesar de esas visitas sorpresa se sentía terribleme solo y aún si ese era el objetivo sentía un gran abuso por todas sus restricciones, solo era una bromita, no quería que lo metieran allí nuevamente. Odiaba las noches, las luces apagándose en medio de su despertar artístico lo hacían querer salir a por sangre pero no quería causarle más problemas a su bastardito.

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⏰ Última actualización: Nov 20, 2023 ⏰

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