María Elena Fernández Acuña una muchacha buena de buenos sentimientos termina sus dos carreras graduándose de administración de empresas y de psicología busca trabajo para ayudarle con los gastos a su hermana Camila Fernández y su hermanita Nathalia...
Vaya que rápido a pasado la noche sin duda alguna hoy será un gran día ese niño se ganó mi corazón en tan solo un día si es un tanto rebelde pero no importa yo estoy segura que con mucho cariño y mucha paciencia lograré que el niño mejore su comportamiento, ya mejor me meto a bañar.
Un vestido de estampado con flores unos tacones de planta baja unos aretes un par de anillo a juego y una cadena y listo.
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María: Toca hacer el desayuno (poniéndose manos a la obra) ¡Talita despiertate! ¡Ya es hora de desayunar!
Talita: Que rico huele señorita Fernández. Muchas gracias por el desayuno.
María: (mirando entrar a Camila) ¡Buenos días peliroja!
Camila: ¿Qué tienen de buenos ojiverde?
María: Con ese genio nada.
Talita: Mira Cami mejor vamos a comer María nos hizo el desayuno.
Camila: ¿Cómo te lo podré pagar María? Me vengo muriendo del hambre.
María: Más al rato negociamos, ahorita ya deben haber llegado por mí así que solo queda comerme un sandwich y este vaso de café.
Talita: ¿Te vas a ir así, sin comer?
María: No te preocupes aquí llevo unas galletas por si me da hambre.
Camila: Eso no es comida.
María: Es lo que hay, bye bye (saliendo de la casa y topandose con el chófer) Buenos días señor.
Chófer: Me puede decir Arnoldo.
María: Mucho gusto Don Arnoldo.
Arnoldo: ¿Le parece si nos vamos señorita Fernández? (Abriéndole la puerta del coche).
María: Muchas gracias (subiendo al auto).
Minutos más tarde en la mansión Ferrer.
Alba: ¿Tardará mucho en llegar la muchacha?
Dionisio: Espero que no, sabes si anoche llamo Isadora.
Alba: No, de tu esposa querida no se sabe nada desde que salió de aquí ayer por la mañana.
Arnoldo: ¡Buenos días señor! Buenos días señora disculpen el retraso.
María: Buenos días señor y señora Ferrer.
Dionisio: Buenos días señorita Fernández.
Juanito: (asomándose a la escalera) ¡María! ¡Si volviste!
María: (sonríe) Claro que si, ¿está usted listo para empezar la clase joven Ferrer?
Juanito: Si pero no quiero recibir la clase en mi habitación.
