CAPÍTULO III

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Siento los rayos del sol en mi rostro abro los ojos de apoco y veo que no estoy en mi habitación siento algo sobre mi cintura y al palpar es el brazo de alguien siento una respiración en mi cuello ¡Claro! Caigo en cuenta de que el señor Ferrer me dejó aquí durmiendo con el se siente tan reconfortante estar entre sus brazos.

¡Con un demonio! ¿Pero qué estoy diciendo? Será mejor que lo despierte ¿Pero cómo? No ya sé lo mejor será levantarme muy sutilmente de la cama luego lo despierto y finjo que vengo a ver cómo sigue por la borrachera que se pegó anoche.

María: (levantándose y separándose de apoco) ¡Buenos días señor! (Abriendo las cortinas) ¿Cómo sigue después de la fiesta?

Dionisio: ¿Sabes si llegue acompañado anoche? (Sobándose la cien).

María: No, solo sé que le prepare un café le ayude a subir las escaleras y me fui a dormir ¡Claro! (Chasquenado los dedos). Y usted me dijo que lo viniera a despertar aparte que me dijo que me llevará a Juanito a cualquier parque de diversiones.

Dionisio: Y lleva a tus hermanas contigo no te preocupes por los gastos... No pero es que yo recuerdo que dormi con una mujer.

María: Bueno a lo mejor su esposa vino y se volvió a ir (parándose frente a la cama) ¿Le molesta si utilizo su teléfono para llamar a mi hermana?

Dionisio: Adelante (sentándose y haciendo un esfuerzo por recordar todo lo que sucedió anoche).

María: ¿Camila? Crees que me puedas traer ropa si de paso dile a Talita que se arregle el señor Ferrer me dijo que las lleve a ustedes y a Juanito al parque de diversiones, si yo te espero (colgando la llamada).

Dionisio: (mirando a María) ¡Tú!

María: ¿Yo qué? (Mirándolo).

Dionisio: Contigo fue con quien me dormí anoche.

María: Mire yo me quedé porque fue una orden suya y como es mi jefe es mi deber hacer lo que usted me pida eso es todo, bueno no voy a hacer cualquier cosa que usted me ordene pero en general si verdad.

Dionisio: Ya cálmate mujer, si estas vestida y yo también quiere decir que no paso nada entre nosotros anoche.

María: Nunca hagas lo que a ti no te gustaría que te hagan es mi lema señor Ferrer además yo jamás me metería con un hombre casado, si me quedé con usted fue porque usted me lo pidió y porque me preocupo por usted, a final de cuentas es mi jefe y si me disculpa voy a ver a Juanito con permiso.

Dionisio: Antes de que salga por esa puerta señorita déjeme decirle qué, que bien se duerme entre sus brazos.

María: Pues de eso solo será el recuerdo señor con permiso (saliendo de la habitación).

Dionisio: Mejor me meto a duchar, al parecer nada más sentí el aroma a divorcio y sentí el espíritu de soltería pero que rápido quiero volver a perder mi libertad para dejarme caer en los brazos de otra mujer. En estos casos de la perfección echa mujer (entrando al baño).

María: (toc, toc) ¿Juanito estás despierto? (Entrando sin recibir respuesta).

Juanito: (al verla entrar sale de su escondite y le dice) ¿Dormiste con mi papá?

María: ¡Ay! (Poniéndose una mano en el medio del pecho) ¿Me quieres matar de un infarto?

Juanito: Solamente te pregunté si dormiste con mi papá.

María: ¡Claro que no! (mirando al niño en pijama que la miraba con una sonrisa burlona).

Juanito: (subiendo a la cama y saltando en ella) ¡Mentirosa, mentirosa, mentirosa! Yo los vi, estaban muy abrazaditos.

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