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En aquel tiempo me sentía muy feliz de poder estar a su lado, mas nunca pude entender porqué sentía que este sentimiento carecía de fuerza.


Cuando era año nuevo, visitábamos juntos el templo para rezarle a nuestros ancestros.

- ¿Por qué aplaudes? ¿qué deseo pediste?- le pregunté volteando a él.

- Por supuesto que estoy pidiendo a los ancestros que me protejan y que me hagan más alto.

- Bueno, entonces te ayudaré con tu deseo y pediré por ti- comenté juntando las manos y cerrando mi ojos- por favor, ayuden a que Hoseok logre volverse más alto.

Más que nada, ese era mi mayor deseo. Sin embargo, Hoseok apenas imaginaba qué producía su sonrisa en mí... yo era inmensamente feliz.




(...)

- Realmente lo siento, no me siento bien. No podré ir a trabajar hoy- dije pausando para escuchar a mi jefe desde el otro lado de la línea- sí, lo siento mucho- continué antes de cortar.

Me acomodé en el sofá para hacer una nueva llamada, necesitaba los apuntes de la clase de literatura, pero antes de poder intentarlo, un mal movimiento me hizo retorcer del dolor, haciéndome soltar el móvil inconscientemente.

- Duele- comenté al aire abrazando un cojín mientras miraba el techo de mi departamento.

Pero no me refería al dolor físico, eso era soportable...

Volví a acomodarme buscando una posición que no me molestara tanto, sin embargo, cuando la encontré el timbre de mi departamento sonó haciéndome soltar un suspiro pesado. No me sentía bien, me dolía el culo y quería dormir.

Me levanté con pereza y sin ánimos hasta la puerta.

- ¿Quién es?- pregunté sonando fastidiado mirando en dirección al intruso que molestaba mi necesitado descanso.

Pero toda molestia se desvaneció instantáneamente al ver a Hoseok parado frente a mí.

- Esto es solo por cortesía- dijo enseñándome una bolsa de papel con decoración de una pastelería, mas no respondí de inmediato, me encontraba atónito y mudo.

- ¿Qué?- fue lo único que logró salir de mi boca.

- Frente a la universidad C venden unos pasteles muy populares, hacen unos doscientos diarios. Son bastante buenos.

- Yo no te pedí pasteles- le dije poniendo cara de hastío cuando tuve control de mí- ¿por qué los traes?

- Son deliciosos y tienen mermelada...- comentó pausando un segundo- Escuché a los demás decir que no fuiste a la universidad hoy... también les oí decir dónde vivías- dijo desviando su mirada de mí- ayer no estabas bien, deberías cuidarte más. Además, también cuidaste de mí así que vine a agradecértelo.

Mi cara de sorpresa debió de ser evidente, pero la oculté prontamente.

- No digas tonterías ¿Quién más querría cuidar de un ebrio mañoso? Aun así, aceptaré el regalo- le dije quitándole la bolsa de sus manos- ¿eso es lo que viniste a decirme?... te sientes superior ¿no?- le pregunté con sorna, pero Hoseok obvió mis palabras desviando nuevamente su mirada a un lado.

- Escuché decir que dejaste de jugar después de entrar a la universidad...

- ¿Ah? ¿Quién te contó eso?

- Lo escuché ayer... tú definitivamente jugabas muy bien... ¿Fue por mí?- preguntó desanimado y pareciendo incluso triste.

- No has cambiado nada- le respondí tocando la parte trasera de mi cabeza- simplemente encuentro más divertido tener sexo que jugar básquetbol- comenté dando media vuelta, soltando la puerta para caminar dentro del departamento.

El ser ideal (Hopev)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora