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"fly and swing"







Peter llegó al complejo de los Stark con la emoción palpitando en su pecho. Nunca antes había pensado en sí mismo como un maestro, y la idea le resultaba tanto emocionante como intimidante. Aunque sabía que la lección que estaba a punto de impartir no era nada oficial, sentía que era importante para Phoebe. Después de todo, cualquier cosa que la acercara a su sueño de ser una heroína era un pequeño paso hacia algo más grande.

Convencer al señor Stark de que lo dejara llevar a Phoebe no había sido tarea fácil. Tony era protector con su hija, y aunque confiaba en Peter, siempre dudaba en dejarla salir sin supervisión. Finalmente, y después de una serie de argumentos y promesas de que solo iban a por helado, Peter logró obtener su permiso. No sabía exactamente cómo lo había conseguido, pero lo importante es que lo había hecho.

Phoebe salió corriendo de la casa con una sonrisa que iluminaba su rostro, su inocencia y entusiasmo eran contagiosos. Sus ojos brillaban con curiosidad mientras miraba a Peter, saltando a su lado con la energía inagotable de una niña.

—¿Y qué haremos hoy, Peter? —preguntó, con la curiosidad chispeando en su voz.

Peter esbozó una sonrisa traviesa. —No te lo diré —respondió, haciéndole un guiño.

Phoebe frunció el ceño, visiblemente confundida. —¿Por qué? —insistió, inflando las mejillas en un puchero adorable.

Peter soltó una risa ligera. —Porque es una sorpresa —dijo, manteniendo el misterio.

Sin pensarlo dos veces, Phoebe levantó los brazos hacia él. —¿Me cargas? —preguntó, con esa mirada de inocencia que sabía que era imposible de resistir.

Peter se agachó con una sonrisa, dejando que la niña subiera a sus hombros. —Claro, súbete, pequeña Stark —dijo, sintiendo el peso ligero de la niña y cómo sus pequeñas manos se aferraban a él con confianza.

Con Phoebe bien sujeta, Peter corrió a toda velocidad por la calle, buscando el primer edificio lo suficientemente alto como para hacer lo que tenía en mente. La risa de Phoebe, mezclada con el sonido del viento, le hacía recordar por qué amaba ser Spider-Man. No solo se trataba de salvar el día; a veces, era la pura alegría de compartir momentos como este.

Cuando alcanzaron el techo de un edificio, Peter se detuvo y dejó a Phoebe en el suelo. Ella miró a su alrededor, maravillada por la vista que se desplegaba frente a ellos. La ciudad se extendía en todas direcciones, los rascacielos brillaban bajo la luz del sol, y el sonido de la vida urbana llegaba como un eco lejano.

—Qué bonita vista —dijo Peter, observando el horizonte y disfrutando del momento de tranquilidad.

—Sí —respondió Phoebe, pero en lugar de mirar la ciudad, lo miraba a él con los ojos llenos de emoción—Mira eso, Phoebe —dijo Peter, señalando la ciudad que se extendía ante ellos como un lienzo en movimiento. La brisa agitaba suavemente el cabello de ambos, y un silencio respetuoso los envolvía mientras contemplaban la vista.

Phoebe miró a su alrededor, con una sonrisa brillante que reflejaba la emoción en su corazón. —¡Wow, Peter! Es... es increíble. Nunca había visto la ciudad desde aquí arriba —dijo, su voz llena de maravilla.

Peter sonrió y se acercó a la orilla del edificio. —Ven, acércate —la invitó, extendiendo una mano.

Peter respiró hondo, el aire fresco de la altura llenaba sus pulmones mientras el sol empezaba a caer, tiñendo la ciudad con un cálido resplandor dorado. La emoción vibraba en el ambiente, y Phoebe lo miraba con los ojos abiertos de par en par, llena de una mezcla de asombro y curiosidad. Desde el borde del edificio, todo parecía más pequeño y la perspectiva era sobrecogedora.

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⏰ Última actualización: Nov 05, 2024 ⏰

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