Miya Atsumu

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El equipo de los MSBY celebraba su victoria en la pista. Habían pasado a semifinales del campeonato euroasiático.

-Vayamos a celebrarlo con unas copas. Yo invito. - dijo el entrenador contento.

Los jugadores saltaron de alegría. Fueron todos al hotel en el que estaban alojados, se dieron una buena ducha y bajaron al bar. Era la primera vez que veían esa parte, pues como los partidos y entrenamientos ocupaban casi todo su tiempo, acababan tan cansados que solo querían comer y dormir.

El bar era lujoso. Muy lujoso. Al igual que el resto del hotel. Era una sala redonda gigante con techos altos. Las ventanas eran anchas y alargadas, dejando una vista alucinante de la ciudad en la que estaban alojados. El suelo estaba tapizado con una alfombra rojo vino. En el centro de la sala había una barra, también circular, en la cual se encontraban los trabajadores rodeados de miles de botellas de alcohol, y en el centro de ese mismo recinto había una gran columna, coronada por un gran león dorado rugiendo. Esta barra estaba rodeada de mesas circulares con sillones pequeños de color rojo vino y beige. Subiendo unas escaleras, había un escenario con un gran piano de cola y una banda tocando una pieza de jazz.

La sala estaba medio llena. Habían algunas cuantas personas, algunas sentadas charlando con sus bebidas, otras bailando... Los jugadores juntaron unas pocas de mesas y se sentaron. Se quedaron hablando un rato hasta que llegó un camarero.

-Buenas noches. - se escuchó una voz, con un claro acento francés. Era un hombre que rozaba los 47, con una barba canosa y algunas arrugas en la frente que le daban un aspecto amigable. - Me llamo Baptiste y voy a ser vuestro camarero está noche. ¿Qué desean tomar?

Todos ordenaron sus bebidas. La mayoría ordenaron bebidas alcohólicas, menos Sakusa, que se pidió una botella de agua. Le dieron las gracias al camarero y siguieron hablando. Todo iba normal hasta que un rubio teñido se fijó en un trabajador. Bueno, mejor dicho, una.

Era una barista, rodeada de gente que observaba con entusiasmo los trucos que hacía con las botellas. Por supuesto, Atsumu no se quedó atrás y también se quedó embobado.

-¿Me estás escuchando?. - dudó Shoyo.

-¿Has visto a la chica de la barra? ¿La de los trucos?. - señaló hacia ella.

-Ohh, sí. Qué guay, ¿verdad? En fin... ¿Atsumu, qué haces? . - preguntó el pelinaranja

Inconscientemente, el rubio se levantó de su asiento y se encaminó hacia ella. Se apoyó en la barra.

-Buenas noches. Bienvenido al bar "Rosso". ¿En qué le puedo ayudar?. - preguntó, mirándolo de reojo mientras fregaba un vaso.

-Verás, es que estaba mirando la carta de bebidas y no encuentro lo que me gustaría.

-¿Y qué desea? - dejó el vaso limpio a un lado y miró a su cliente.

-Tu número de teléfono. - le guiñó un ojo sonriente.

La chica se río.

Estaba llena de piercengs: en la oreja, en una alerta de la nariz, en la lengua... Tenía el pelo negro ondulado recogido en un moño (que hacía que se le escaparan algunos mechones), los ojos verdes y su piel estaba un poco bronceada. A Atsumu le pareció muy... Cómo decirlo... Seductora. Bueno, a lo mejor esa no es la palabra, pero le atraía.

-Vaya, lo siento, pero eso no lo va a encontrar. - respondió divertida.- ¿Quiere algo más... De beber?

-Oh, vaya... Pues, entonces voy a pedir... .- dijo mirando la carta. La cerró de golpe y la miró. - Lo que más le guste a la señorita. - pidió sonriente.

La barista le sonrió divertida. Se dió la vuelta y empezó a coger todo tipo de cacharros y botellas: Ron, refrescos, hielos de todo tipo de formas y colores, coladores... Había cosas que ni siquiera sabía que existían.

La chica empezó a agitar cocteleras, a pasarse botellas por la espalda y lanzarlas por los aires. La camisa del uniforme se levantó un poco y vio que la chica tenía un piercing en el ombligo. Una de esas botellas que lanzó casi le da al jugador, pero la chica la cogió al vuelo, quedando ambos rostros muy cerca. Él se asustó y la chica le guiñó el ojo, justo como había hecho él antes. "Sí, quizás seductora sea la palabra correcta.".

Cinco minutos después, la chica le dió una bebida llena de colorines. Atsumu le dió un sorbo. Era una bebida dulce, pero no empalagosa. La mezcla de refresco de naranja y vodka daba una sensación chispeante y refrecante a la boca.

-Wow. - dijo mirando el vaso. -Está... Bastante bueno.

-¿Acaso te esperabas lo contrario?. - puso los brazos en jarra y una ceja arqueada.

Se quedaron los dos serios, pero dos segundos después, los dos sonrieron a la vez.

-Bueno... Si me disculpas...

-Atsumu. Atsumu Miya. -aclaró el jugador.

-Si me disculpas, Atsumu Miya, tengo que atender a otros clientes. - se despidió y se fue al otro lado de la barra.

Atsumu ensanchó su sonrisa y se fue con los chicos. Hinata y Bokuto le echaron una mirada pícara.

-Hey, hey, hey. Si tenemos un galán por aquí. - dijo Bokuto dándole codazos amistosos al rubio.

-¿Cómo te ha ido con la chica de los trucos?. - preguntó Hinata.

-Bien. - sonrió orgulloso.

-¿Cómo se llama?. - preguntaron los dos, curiosos. El rubio se quedó en blanco. No lo sabía. Se le había olvidado preguntárselo y tampoco se había fijado en la chapa que tenía en su pecho. Agachó la cabeza avergonzado. Sus compañeros se rieron de él.

La velada siguió entre charlas y risas. Baptiste llegó con la cuenta en la mano.

-Bien, esta es la cuenta. Y... . - dijo, rebuscando en su bolsillo. -Esta otra es para ¿Atsumu Miya? . - buscó con la mirada. Todos miraron al rubio, curiosos. - Creo que es para usted...

Miró el papelito y vió tres cosas: el mojito que se había pedido al principio, el cóctel de colores y... Un número de teléfono. Levantó la cabeza y su mirada conectó con la de la chica, que estaba apoyada en la barra, mirándolo con una sonrisa. Miya también sonrió.

Bueno... Sonrió hasta que vió el precio del cóctel de colorines.

-¡Te dije el que te gustase más, no el que fuese más caro!. - gritó petrificado. La chica se río a carcajadas. Los chicos no entendían nada, pero miraban la escena divertidos. Definitivamente, esa maldita bebida había sido un golpe bajo para su economía.

Volvió a mirar el papel y se fijó en algo que había escrito en la esquina inferior derecha. Era un nombre escrito con una caligrafía preciosa en cursiva.

-Débora... . - susurró el rubio.

Era un nombre bonito, de hecho, le pegaba mucho. Levantó la cabeza y miró como la chica hacía sus trucos mientras sonreía y charlaba con los clientes.

El equipo entero se fue a sus respectivas habitaciones. Atsumu llegó a la suya y se tiró en su cama. Cogió el móvil para agregar a la chica en sus contactos y mandarle un mensaje cuando se dió cuenta de que tenía un mensaje en Instagram. Abrió la aplicación y se encontró el siguiente mensaje:

Vaya, vaya. No sabía que el que intentaba coquetear conmigo era un jugador profesional de voleibol. Podrías haber empezado por ahí ;) .
Visto

El chico sonrió.

Vaya, vaya. No sabía que la barista con la que había coquetado me acosaba. Creo que ya te tenía conquistada desde un principio ;) .

El chico sonrió y apagó el móvil para acostarse. En el tiempo en el que estuviese allí, se encargaría de visitar el bar con frecuencia.

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Me ha salido muy largo.

One-shots HaikyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora