Prologo

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Las sombras de los árboles la arropaban fundiéndose con el frío suelo con charcos de agua y barro.
Su mano aferraba la tela de satén contra su pecho, protegiendo su corazón, intentando que el aire no congelara sus pulmones.

Con la otra mano sujetaba su Pańuelo anaranjado alrededor de su cuello que, con la premura y la torpeza de sus pasos, insistía en deslizarse delatando una melena rubia y brillante, casi blanca, bajo la intensa luz de la luna llena

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Con la otra mano sujetaba su Pańuelo anaranjado alrededor de su cuello que, con la premura y la torpeza de sus pasos, insistía en deslizarse delatando una melena rubia y brillante, casi blanca, bajo la intensa luz de la luna llena.
Debía permanecer oculta. Si sobrevivía permaneciendo oculta tal vez la rescatarían.
Nunca la luz del sol había significado la vida tan profundamente como en esa noche maldita.
Nunca un ritual había sido tan poderoso.

Poco a poco el bosque se transformaba, despojándose de los árboles y revelando un terreno más erosionado, desprotegido y hostil. Cada vez había menos sombras para resguardarse y miró hacia atrás, tal vez buscando otro camino, otra salida. Sin embargo, las luces de las antorchas parpadeaban ya entre los troncos más lejanos, en los que se había apoyado hacía sólo unos minutos. Pronto le darían alcance.

Respiró hondo. El frío camufló el olor áspero a hojas muertas y a carne. Se giró y siguió hacia delante; la única dirección posible.
Avanzó un poco más y se detuvo al ver un gran grupo de cuervos arriba de un portón de Hierro con miedo a que la atacasen.

Avanzó un poco más y se detuvo al ver un gran grupo de cuervos arriba de un portón de Hierro con miedo a que la atacasen

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Estaba temblando y ignorando por un momento el destino que venía a buscarla con Hachas, antorchas y risas diabólicas. Los gritos de los pueblerinos ya se escuchaban nítidamente.
De repente, su sombra se multiplicó por la luz de las antorchas formando un abanico de siluetas.
El calor del fuego en su espalda contrastaba con la brisa gélida y salada que acariciaba sus mejillas y secaba sus lágrimas.
Estaban tan cerca que podía oler su apestoso aroma a base de Carne podrida y sangre.
Los cantos cesaron. Una mano firme se posó en su hombro acompañada de una respiración calmada y Autoritaria, la chica giró en redondo al ver la gran silueta que estaba parada detrás de ella.

 Una mano firme se posó en su hombro acompañada de una respiración calmada y Autoritaria, la chica giró en redondo al ver la gran silueta que estaba parada detrás de ella

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La chica tenia tanto miedo, nunca lo había visto Antes y seria imposible huir de él.

—Ven, nińa.

La mano de esa escalofriante sombra tiró de ella mientras gritaba y se la llevaba hacia la luz de las Antorchas.

Resident Evil 4 VillageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora