No había duda del gran cariño y aprecio que el rey le tenía a su primogénito, siendo un claro ejemplo el nombramiento como su heredero cuando cumplió sus ocho días del nombre. Convocando a los señores de grandes casas y de casas menores que habitaban los siete reinos.
La ceremonia fue grande, un torneo y un gran banquete en honor al príncipe.
La sala del trono fue decorada con los colores de los estandartes de la casa del dragón y antorchas iluminaban el salón.
Todo en espera del joven príncipe, Rhaegar Targaryen.
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Aemma observaba a su pequeño hijo siendo vestido para la ceremonia. Las doncellas daban los toques finales al traje que ella misma había diseñado para su pequeño dragón.
Viendo la incomodidad de Rhaegar decidió intervenir. Con una discreta mirada despidió a las doncellas, viéndolas dar una reverencia antes de retirarse de la habitación.
Cuando solo fueron ellos dos se permitió sonreír, acercándose a su hijo. Quedando de cunclillas frente a él.
- ¿Qué te molesta, mi niño? – pregunto con suavidad, acariciando ambas mejillas con dulzura. Sintiendo la suavidad de la piel de su hijo
-No me gusta estar rodeado de muchas personas – su ceño se frunció - ¿Por qué no puede ser una reunión privada entre nosotros?
-Porque a tu padre le gusta la audiencia – sonrió divertida, besando el ceño fruncido de Rhaegar – No dejes que eso te afecte, recuerda que cuando crezcas tendrás que enfrentar este tipo de situaciones
-Tengo a Rhaenyra para eso
-No podrás utilizar a tu hermana para siempre – rio, observando con ternura el pequeño puchero que se había formado en sus labios – Estaremos para ti mi pequeño niño, no te preocupes
-A veces no deseo ser el heredero de padre – murmuro, rascando la comezón en su cuello por el cuello de la túnica – Es muy... difícil
-Lo es – asintió Aemma, acariciando su sedoso cabello platinado – Pero, recuerda que nadie podrá ser mejor que tú. Eres un niño inteligente y valeroso, nadie puede tomar tu lugar
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Sangre de dragón
Fanfiction"Podían decir lo que desearan del príncipe Daemon Targaryen, pero, nadie podía dudar de la extraña lealtad que le tenía a su sobrino, el príncipe Rhaegar. Aun siendo este el principal obstáculo al trono de hierro"